Una familia con feed lot, cultivos y transporte de cargas

Los Cazorla buscan ampliar la superficie sembrada con alfalfa y adquirir un nuevo silo, para poder comenzar a comprar el maíz a granel.

Los Cazorla son parte de los pocos productores ganaderos que hacen recría y engorde dentro de la provincia.
Los Cazorla son parte de los pocos productores ganaderos que hacen recría y engorde dentro de la provincia.

Hace más de 50 años que los Cazorla se dedican al transporte de cargas. También tienen fincas de frutales en el sur mendocino, pero para diversificar las actividades decidieron incursionar en la ganadería. Comenzaron plantando alfalfa y luego construyeron un feed lot en Real del Padre, que está cumpliendo su primer año. Juan, uno de los integrantes de la familia que desarrolla los emprendimientos, aseguró que la clave es que ellos mismos se encargan de realizar casi todas las tareas.

Juan detalló que en una de las propiedades tenían unas cinco hectáreas incultas, porque se encuentran en un alto, al que el agua no llega con el riego tradicional. Ése fue el sitio que eligieron para construir los corrales de un pequeño feed lot, con el que iniciaron la actividad ganadera. Hoy tienen unas 500 cabezas y piensan en llegar a las mil.

Previo a esto, y como ya tenían el proyecto de dedicarse a la cría de animales, habían destinado unas 20 hectáreas –tienen propiedades con frutales y viñedos- al cultivo de alfalfa para alimentar a los terneros. De hecho, hasta ahora no han comprado pasturas, porque iniciaron la producción antes y se hicieron de un stock importante de rollos, con el objetivo de poder autoabastecerse.

Sobre los motivos que los llevaron a probar con la ganadería, Cazorla contó que en los emprendimientos familiares participan su papá, sus dos hermanos y sus dos hijos, que se recibieron como licenciados en Gestión de Empresas. Por eso apuntaron a tener un complemento para sumar a las actividades agrícola y de transporte. Esto para que, si una decae, como ha sucedido en estos últimos meses con el traslado de cargas, otra les permita sostenerse.

Como son varios, la mayoría de las actividades las realizan ellos mismos. Uno de los hermanos se encarga de alimentar diariamente a los animales. Otro viaja a buscar alimento, con uno de los camiones que decidieron destinar a la actividad ganadera. Juan es quien realiza las compras y vende los animales a un amigo, que los faena.

Aunque comenzaron comprando terneros de 190 a 210 kilos y le sumaban los otros 200 kilos para llevarlos a los 400, luego optaron por comprarlos más pequeños, de entre 120 y 140 kilos para hacer la recría y el engorde. Juan explicó que, con el cierre de las exportaciones, el precio del gordo cayó, porque había más oferta en el mercado interno. Tuvieron que virar hacia terneros más chicos, de invernada.

Estrategia de trabajo

Como se calcula que los animales engordan un promedio de un kilo diario, para pasar de los 200 kilos a los 400 se necesitan más de seis meses. Si el animal es más pequeño, el tiempo se extiende. Pese a eso, Cazorla aseguró que les cierran los números y que trabajan con un veterinario con mucha experiencia en el tema, que es quien calcula los costos y los ayuda a tomar decisiones.

La familia ha ido armando una red de productores de Mendoza, La Pampa, San Luis y Buenos Aires, a quienes les compran los terneros. Generalmente, las compras las realizan de modo directo, con lo que se evitan las comisiones de las ferias y los mercados, y acceden a un precio más conveniente.

Se debe recordar que los productores mendocinos se han especializado en la cría de ganado, generalmente en zonas de secano. En promedio, se producen unos 120 mil terneros al año y, cuando alcanzan entre 90 y 120 kilos, se llevan a otras provincias para hacer la recría (hasta los 200 kilos) y el engorde (hasta los 400). Sólo unos pocos completan el ciclo en la provincia, apenas un tercio, al punto que la producción local apenas abastece el 10% de lo que el mendocino consume.

Desde hace un tiempo, se intenta incentivar que las propiedades que ya no se utilizan para la agricultura -lo más habitual es que se abandonen por pérdida de rentabilidad- se dediquen al cultivo de forrajes y, en esas fincas con acceso a riego, se realicen la recría y el engorde de los animales que se criaron en el secano.

Juan Cazorla cuenta que, para construir el feed lot, se desprendieron de un par de camiones e invirtieron en corrales, un tanque de agua y el silo en el que almacenan el maíz. También han pedido un crédito al Fondo para la Transformación y el Crecimiento, que aún no les otorgan, para comprar un tractor y otra maquinaria. Para poder alcanzar las mil cabezas que se fijaron de meta, tienen planeado presentarse el mes próximo a Mendoza Activa 2.

Es que deberían ampliar la superficie sembrada con alfalfa, que hasta ahora les alcanza, pero no les resultará suficiente si duplican la cantidad de animales. También les sería útil contar con otro silo, para poder comprar el maíz a granel y no en bolsa como hacen ahora.

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