Opinión
Olvidos argentinos: educación, ciencia e inversión
La educación terciaria en el mundo de la revolución tecnológica digital es tan necesaria como lo fue cuando surge la revolución industrial la necesidad de la educación primaria.
La educación terciaria en el mundo de la revolución tecnológica digital es tan necesaria como lo fue cuando surge la revolución industrial la necesidad de la educación primaria.
La Argentina hoy parece querer virar drásticamente su orientación económica (aunque tengamos dudas de que políticamente también) para hacer lo que hicieron los países que supieron entender la lógica capitalista que la globalización impone en todo el mundo. No marchar en contra de la historia como hizo el kirchnerismo, ya sería un paso adelante muy importante. Todo lo demás está por hacerse.
Tal vez la vida de Javier Milei pueda dividirse en dos grandes etapas: lo que fue hasta que llegó a la presidencia, y lo que comenzó a ser desde que conduce el país. Así de grande es el acontecimiento que le ocurrió. En esta nueva vida, el hombre que ganó porque supo mostrar una sola cara (a diferencia del resto de los políticos, que mostraban dos o mil), ahora va sumando nuevas caras o dividiendo su anterior única cara en varias, diferentes y en general contradictorias entre sí. Una transformación que aún no se nota del todo, pero que sin duda viene siendo espectacular. No tanto en el decir, pero sí muchísimo en el hacer.
Si el presidente no logra equilibrarse emocionalmente y no hace un rápido aprendizaje político, la sociedad volverá a vivir duros períodos de turbulencia económica y social, y probable violencia, cayendo en una nueva frustración.
La discusión entre los contenidos de las políticas mileistas y las formalidades institucionales con que las expresa, vale decir, el enfrentamiento entre fondo y forma, es una polémica secundaria. Acá lo primero a saber es otra cuestión: se refiere al significado de la palabra liberal. El liberalismo es una larga tradición histórica no sola económica, sino también política y cultural. Vale decir, algo integral. Y la pregunta a formular es si Milei es un liberal en todos los aspectos, o solo lo es en lo económico. Ese debate sí vale la pena porque es más profundo que el de forma y fondo. A partir de dicho análisis, se podrá inferir cuánto de republicanismo y cuánto de populismo tiene el presidente en su sangre.
En 1979 la Argentina era el primer exportador mundial de carne, ahora estamos séptimos en ese ranking. Hace 20 años Brasil producía el mismo tonelaje de soja que nuestro país, ahora tres veces y media más y lo mismo sucede con el maíz. Claro ejemplo de nuestra decadencia.
El programa de estabilización económica iniciado por el gobierno, debería acompañar en forma virtuosa, todo este proceso hasta la fecha del Acuerdo.
La muestra cabal del fracaso de los gobernantes que dejaron el poder el 10 de diciembre pasado se verifica al observar que en veinte años de predominio político, con amplios poderes delegados por el Congreso, recibiendo un país en 2003 con capacidad instalada, autoabastecido de energía, y mercados que se abrían, solo pudieron asegurar comedores para paliar la pobreza.
Un modelo liberal, basado en la libre competencia, la economía de mercado, la igualdad de oportunidades y la intervención gubernamental para corregir ciertas desigualdades sociales y económicas, es lo que promueven y efectúan los países con mayor calidad de vida del mundo.
A medida que el cambio avanza el proceso desembocará en inestabilidades profundas entre todos los actores del pasado, al haberse roto definitivamente el espejo en el que se miraban.El desafío para Javier Milei y para la sociedad toda, es que van a ir aprendiendo todo esto, por ensayo y error, con sus costos inevitables.
La violencia verbal es un rasgo autoritario y procura intimidar para silenciar críticas y denuncias. Además, la violencia política siempre comienza siendo violencia verbal. Y Javier Milei es el ejemplo argentino de ese recurso autoritario.
Reina una inmensa confusión frente a este outsider populista y liberal a la vez llamado Javier Milei, acerca del cual algunos creen que no durará mucho en su puesto por sus estrafalarias conductas y otros creen que aún desprolijamente está iniciando un cambio epocal en la Argentina. Lo cierto es que ahora el liberalismo es objeto de una valoración popular explícita y aparecen todas sus opciones desplegadas como nunca antes.
Esas cuestiones, estructura social corporativa, aparatos estatales cooptados y precarias capacidades de gestión, son las que han impedido el desempeño de los roles que como expresión del interés general debe tener el Estado en toda sociedad capitalista, como promotor y articulador de este tipo de relación social.
De ninguna manera la escuela austríaca brega por la supresión del Estado. Básicamente sostiene que la economía depende de los comportamientos humanos y por eso la economía no es una ciencia exacta.
El juicio por jurados hace a la esencia del sistema acusatorio, sin embargo, habiendo sido consagrado en la Constitución de 1853, nunca fue instrumentado por prejuicios insostenibles en un gobierno democrático: el ciudadano no estaba capacitado para tal tarea. Pero es exactamente lo contrario: claramente, es la máxima expresión de una justicia con rostro humano, donde el ciudadano común que le importa la cosa pública, puede ser parte de la administración de justicia. Debe el presidente Milei insistir en este tema, el sistema de Mendoza tiene mucho para aportar al proyecto definitivo.
El discurso de apertura que el presidente debe realizar, es una obligación para este, pero cuyo incumplimiento no impide que el Congreso pueda empezar a sesionar,
Milei, desarmó JxC., radicales airados, “lilitos” y “palomas” votaron a Massa; los liberales y algunos radicales, votaron incondicionalmente a Milei. ¿Cómo quedó la opción ganadora? ¡Renga!
La foto del presidente Milei abrazando al Papa Francisco dice más que un millón de palabras. Es la expresión siglo XXI más acabada de la parábola del hijo pródigo. Más espectacular y profunda aún que cuando Francisco, apenas asumido, recibió a su hija pródiga. Es que con ella compartía catecismo, mientras que con el libertario, aunque tengan el mismo Dios, no tienen la misma ideología.
Mientras no se sancione la ley convenio que establece la reforma constitucional de 1994 sobre la coparticipación federal las provincias deben retomar su potestad tributaria que le otorga el propio art. 75 inc. 2 de la Carta Magna federal en materia de contribuciones directas (impuesto a las ganancias, IVA, capitales, al cheque, etc.) y las contribuciones indirectas (impuestos al tabaco, yerba mate, etc.) que deben ser recaudadas directamente por las provincias.
Solo la ignorancia por la falta de lecturas básicas para ejercer la función legislativo llevó al gobierno al papelón de retirar una ley aprobada, por encapricharse en un inciso, sin darse cuenta que así caía la aprobación.
Según un estudio global, Argentina es el país con el peor indicador sobre estado de ánimo de la región, el que cayó abruptamente en cinco años. La mitad de la gente vive estresada.
Para superar a la mala política, hoy la Argentina necesita no menos política sino más, pero de la buena: aquella que ante la imprescindible necesidad de un gran cambio revea la decadencia con que navegamos hace décadas, sepa ver el futuro y contener e implicar a todos los actores que apoyan las transformaciones (inclusive a los remisos, que suelen ser mayoría). El problema es si están los políticos para ejecutar esta política. A juzgar por lo que ocurrió esta semana, parece que no están.