Refugios de animales: difícil y noble tarea

La acción la encaran personas altruistas, solidarias, que dedican tiempo, dinero y aportan instalaciones para atender y cuidar a los animales que rescatan de la calle.

Refugios de animales. Foto: Archivo Los Andes
Refugios de animales. Foto: Archivo Los Andes

La misión de atender los refugios de animales abandonados, casi siempre perros tomados en la vía pública, es una tarea de dedicación a tiempo completo, enorme esfuerzo y poca ayuda oficial.

No disponemos de estadísticas al respecto, pero probablemente las entidades proteccionistas sean menos de quince en el Gran Mendoza, para una población canina muy grande que no puede ni podría ser atendida por los servicios municipales ni por el Gobierno provincial.

La acción la encaran personas altruistas, solidarias, que dedican tiempo, dinero y aportan instalaciones para atender y cuidar a los animales que rescatan de la calle, en ocasiones en muy mal estado, como ocurrió recientemente con la entidad “La casita de Lula”, de Colonia Segovia.

Con el accionar de las cuatro encargadas del lugar y la colaboración de otras personas, se logró salvar de la muerte a muchos canes. El último caso fue el de un ejemplar bautizado por los salvadores como “Camilo”, hallado abandonado y a punto de morir en un baldío de Guaymallén.

El relato de este hecho se podría extender a muchas más situaciones que afrontan las pocas entidades proteccionistas que se reparten en la geografía de los departamentos de la zona Norte del territorio.

Hay entidades que tienen a su cuidado entre 200 y 250 animales y otras son formadas por personas que se ocupan de pocos ejemplares, a los que trasladan a sus casas y los atienden allí, a costa de mucho sacrificio, hasta que los pueden donar.

En ambas situaciones, sean organizaciones grandes o las que se desenvuelven en los domicilios, estamos frente a personas que ejecutan la altruista labor enfrentando los gastos de alimentación, atención veterinaria y la compra de insumos y medicamentos.

Es verdad que hay ayuda del público a través de donaciones, pero en determinados momentos la curva de erogaciones que se deben enfrentar supera ampliamente a los auxilios recibidos.

La realidad es que los refugios privados de la provincia están colapsados ante la innumerable cantidad de animales abandonados que deben atender, no obstante las amplias campañas de vacunación, esterilización y castración que llevan adelante los servicios de Zoonosis de los municipios.

También conspira con la realidad que estamos planteando una disminución en las adopciones. Esto se debe, entre otros motivos, a que muchos inquilinos no pueden adoptar animales porque los propietarios de sus viviendas no lo permiten.

Por lo tanto, se debe apelar a la solidaridad de los mendocinos con los distintos refugios existentes aportando alimentos, insumos o medicamentos.

Es bueno destacar que estas organizaciones pueden aportar animales en adopción a muchas personas interesadas en tener una mascota.

Además, es necesario que en la Legislatura se debatan y eventualmente aprueben proyectos pendientes sobre el posible apoyo estatal a las entidades protectores de animales.

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