Más respeto que soy tu madre

Si bien el sentimiento de camaradería puede ser sumatorio al vínculo entre ambas, vivirlo de manera extrema, de igual a igual, marca una diferencia en el límite que toda relación sana necesita.

Más respeto que soy tu madre
Más respeto que soy tu madre

La amistad entre dos adolescentes es algo muy diferente al hecho de que la propia madre de una “teen”  pretenda tener un rol de “amiga” de su hija, sin ningún tipo de restricción en cuanto a confesiones, charlas, realidades adultas y hasta en detalles tan importantes como significativos para un adolescente; como es el caso de la ropa (su sello de búsqueda e identidad en esa etapa de la vida).

La camaradería, el entendimiento, la buena relación, el diálogo, y los códigos comunes son nutrientes esenciales dignos de imitar entre madres e hijas adolescentes.

¿Pero qué sucede cuando la figura materna se desdibuja y esa referencia necesaria de amor (pero también de límites claros) parece esfumarse en un adulto que pretende manejarse, sentir y pensar de igual a igual que su hija?

Desde Buenos Aires la licenciada en psicología Beatriz Goldberg, especialista en familia, pareja y adolescencia (y autora de numerosos libros al respecto) responde acerca de estas inquietudes. Una oportunidad para aprender más sobre las relaciones, vínculos y roles, en donde los hijos sean los que salgan enriquecidos.

Madre hay una sola

Si tomáramos la bizarra, dramática y hasta mediatizada relación de Moria Casán con su hija Sofía Gala (en donde se mantienen relaciones y actitudes de tirantez y amor como el de dos amigas adolescentes) parecería un ejemplo extremo, pero sí lo suficientemente concreto para ver desfigurados los roles.

Según explicó Goldberg: “esto sucede a veces porque lo que les pasa a muchas mamás es que sienten una renovación y aires nuevos de juventud que las invade (por lo general a partir de los 40). Entonces si están con la hija a la par suelen sentirse como más vitales, jóvenes y ‘amigas’ de su retoños púberes, en donde están habilitadas para tener los mismos temas en común entre muchos otros aspectos. Muchas veces son mujeres que se están separando o se encuentran en un momento de búsqueda de pareja, con replanteos, y hasta se han animado a estudiar una carrera universitaria (algo muy positivo y valioso), es decir con muchos proyectos. Entonces sienten que estando a la altura de la hija, son iguales.

-¿Qué le pasa a una adolescente ante este rol difuso de su madre?

- Necesita un referente, porque ya tiene amigas de su edad con las que comparte todo lo que tiene que ver con esta etapa. Requiere de alguien que le pueda dar consejos o escuchar desde un lugar distinto, no de igual a igual, porque hay cosas y vivencias que le cuesta compartir con esa mujer adulta que es su madre, no su amiga. Si lo termina por hacer hay un costo emocional grande para la joven.

- ¿A qué puede llevar esta situación?

- Puede terminar en que la hija se sobreexija en un papel que no tiene, incluso puede escuchar o enterarse de asuntos que su propia madre adulta le cuenta, y que no tiene por qué saber ni escuchar. Entonces por un lado, la adolescente puede experimentar curiosidad sobre esos temas, pero a la hora de que alguien la sostenga emocionalmente, sólo experimenta un vacío de un espacio de referencia inexistente.

- ¿Puede darse a veces la competencia con la hija?

- Sí, son varios los casos que se ven en este sentido, ya sea por una cuestión de inseguridad, temas no resueltos y también por un mandato cultural de posicionarse en una eterna juventud. Una cosa es una mujer que tiene gusto y se viste con aire juvenil, y otro aspecto muy diferente es aquella que se mide con su hija, y le saca toda la ropa (no una prenda) a la chica, además de pretender ser su confidente, o “taparle” errores como un par. Estudiar una nueva carrera universitaria, ser coqueta, asistir a lugares a tomar algo, donde el espectro de edad también incluye adolescentes, además de adultos, está bien para una mujer moderna; pero no implica llevar al extremo esa postura. Si la tiene, la madre como adulta tendrá que ahondar en sí misma para saber qué le está pasando y, a partir del reconocimiento de su problema, pueda disfrutar de su hija, en el rol que la define.

Entre padres e hijos, una relación cercana no implica que sean pares

Por Mónica Coronado (psicopedagoga, docente)

La amistad es una relación entre pares. Entre padres e hijos hay una cuestión de asimetría y de necesaria brecha intergeneracional, por lo tanto no es posible una ‘amistad’ sino una relación de afecto profunda en la que hay intimidad, por supuesto, pero no existe una cuestión de paridad que requiere lo que se entiende por ‘amistad’. Los chicos y chicas vivencian muchas veces los intentos de confraternidad amistosa de los padres como una intromisión en su privacidad.

Los adultos tienen amigos adultos, como así también los adolescentes. Cualquier relación que intente ser de amistad pone al padre en un lugar adolescente, que no es el mejor para cumplir sus funciones de cuidado, orientación y puesta de límites. Esto no implica que deba haber una distancia afectiva sino todo lo contrario.

Muchos papás compiten con sus hijos porque les cuesta asumirse como adultos, y entender que los mismos necesitan un espacio para hacer hermandad con chicos de su edad.

Una familia sana tiene una distancia generacional que es funcional, es decir, que ayuda a la emancipación y la autonomía de los hijos; sin invadir espacios que están reservados para sus pares.

Aconsejar, acompañar afectivamente, cuidar y supervisar son tareas que los padres no pueden dejar de lado para ser 'amigos' de sus hijos.
Afortunadamente en la actualidad las relaciones padres-hijos son más cercanas en términos de intimidad, de compartir conversaciones y secretos, pero eso ni implica una 'amistad', sino ser padres para el siglo XXI. Disponibilidad, afecto y consistencia en la puesta de límites hacen a los padres que cumplen con sus responsabilidades, amorosamente.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA