Cornejo, el proyecto nacional y el riesgo del 52% - Por Marcelo Zentil

El gobernador aspira a un protagonismo político nacional que dependerá del liderazgo que obtenga.

Cornejo, el proyecto nacional y el riesgo del 52% - Por Marcelo Zentil
Cornejo, el proyecto nacional y el riesgo del 52% - Por Marcelo Zentil

"El 40% de los votos no están personalizados en Macri y Pichetto. Son votos de la coalición, que representa determinados valores e ideas". El que marca la cancha es Alfredo Cornejo y lo hizo en una entrevista publicada por Los Andes el martes último, tras su triunfo como candidato a diputado nacional. Palabras más o menos, el mismo concepto lo repitió en otras apariciones.

El Gobernador está decidido a no regalarle al Presidente el capital político, aun en la derrota, de ese 40% impensado hasta hace una semana y menos va a dejarlo actuar como el jefe único de la oposición al próximo gobierno peronista en la Nación.

Cornejo hace énfasis en el origen de ese 40%: Macri puede arrogarse sólo una parte, su núcleo duro, pero el resto es el aporte de los votantes que, aunque disconformes con la gestión, optaron por el oficialismo porque está más cerca de sus valores y, sobre todo, porque sienten que el Frente de Todos está muy lejos de su idea de país.

Usando el mismo argumento, podría decirse que el 52% que obtuvo el Gobernador como candidato a diputado nacional tampoco es exclusivamente suyo, así como el 50% que apoyó a Rodolfo Suárez no es enteramente de él, ni de Cornejo ni del frente Cambia Mendoza.

Dentro de esa mayoría mendocina, están los que consideran que ha habido una buena gestión que debe continuarse y también, en menor medida, los que priorizan que no retorne el kirchnerismo y votan al que puede ganarle.

Hubo dos hechos clave en este tiempo. En las PASO provinciales se consagró como candidata del peronismo Anabel Fernández Sagasti, que no sólo había hecho campaña con el "Cristina vuelve", sino que todos la saben una discípula leal de la ex presidenta. En las PASO nacionales, los Fernández obtuvieron un respaldo contundente que parecía el inicio de una nueva hegemonía K.

Ambos resultados determinaron luego, en las generales provinciales y nacionales, una mejora sustancial de la alianza gobernante.

Martha Reale, habitual encuestadora del oficialismo, dice que en la medición que hizo en julio Suárez ya llegaba al 50% de intención de voto. Un mes antes, en las primarias, el hoy gobernador electo había sumado casi 30% y todo el frente 42%, contra 35% del peronismo. Fernández Sagasti ganó la interna pero no pudo crecer por fuera de ese voto peronista.

Reale reconoce que hubo un componente anti K en ese algo más de 50% de Cambia Mendoza, pero hace una salvedad: "El Gobernador designó a su sucesor, pero también a la adversaria. Hubo estrategia allí. Anabel Fernández Sagasti es una construcción de Cornejo". 

En las primarias nacionales, el temor que lo había llevado a desdoblar las elecciones se cristalizó: el gobierno nacional era un ancla que hizo caer el apoyo a menos de 40%.

Tres meses después, consumado el giro del electorado mendocino y con más de la mitad de los votos para el oficialismo, podría decirse que el desdoblamiento fue innecesario. Pero en Casa de Gobierno ven la última victoria como una consecuencia de aquella decisión.

"Fue una buena estrategia, riesgosa, pero que determinó el resultado el domingo", defendió el Gobernador ante los suyos, antes de partir hacia Francia y China, un largo viaje impensado en tiempos de gestión y batallas por delante.

El triunfo sobre el PJ en San Martín primero y la paliza provincial luego fueron señales que repercutieron en todo el país y ayudaron a agrupar al antikirchnerismo detrás de Macri. Las marchas del "Sí se puede" fueron más una expresión de ese "miedo" que de apoyo al Presidente.

De hecho, entre las PASO y las generales nacionales, contra todos los antecedentes que señalan que el ganador crece más que el derrotado, el Frente de Todos perdió acá más de 5 mil votos. "Alberto Fernández empezó a transformarse en una opción riesgosa para los mendocinos", analizó Elbio Rodríguez, encuestador de cabecera de Cornejo desde hace una década. Rodríguez considera que en estas instancias "la gente no elige, prefiere".

Cornejo se puso un objetivo antes de asumir en 2015 y lo logró: dejará su gestión en cinco semanas con un alto apoyo social. Ese "prestigio" logrado, a su vez, le da sustento a su proyecto nacional, que puede llevarlo a la candidatura presidencial en cuatro años.

Con el aval del triunfo y la marca Mendoza instalada en el país, buscará retener la jefatura nacional de la UCR. Es ese puesto, cree, la clave para compartir en principio el liderazgo opositor con Macri, quien una vez fuera de la Casa Rosada pasará a comandar el Pro.

En el plan que se ha trazado el mendocino, la presidencia del interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados es un segundo paso, que deberá negociar, pero de menor relevancia que el liderazgo de su partido.

Hay otras credenciales que va a hacer valer internamente: es el radical con mayor apoyo a su gestión en las urnas. Nunca antes el partido había obtenido más de la mitad de los votos (fue 51,67% considerando sólo los positivos) en una elección ejecutiva. A título personal, además, pasó de 46% en 2015 como candidato a gobernador a 52% hace una semana.

Es cierto, el peronismo supera esa marca. En 1991, los votos positivos para Gabrielli llegaron a 56% tras la valorada gestión de Bordón, pero era otro el contexto nacional. La reciente convertibilidad menemista había detenido la inflación y puesto al país en la senda del crecimiento. Ahora, la crisis económica, potenciada por el aliado Macri, jugaba en contra.

Pero todo esto que parece positivo, puede volverse en contra.

La caída de Cristina Kirchner comenzó el mismo día que sacó 54% en 2011 y nunca logró recuperarse; de hecho tuvo que correrse de la candidatura presidencial para ganar. El final de Macri se comenzó a cocinar la misma noche de las legislativas de 2017, cuando consideró que la victoria era un cheque en blanco. La soberbia del triunfo parece ser una mala consejera.

Cornejo no debería caer en esa tentación, más si escucha a Elbio Rodríguez: "No darte cuenta de por qué ganaste es un error mayor que no darte cuenta de por qué perdiste".

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