Sin límites: un mendocino quiere ser el primer ciego argentino en subir el Aconcagua

Walter Álvarez es un reconocido atleta de 49 años que el mes pasado ganó su categoría en la maratón de Buenos Aires. Ahora este alvearense entrena para hacer cumbre en el cerro más alto del hemisferio occidental.

Con el Aconcagua como meta, Walter corre 12 kilómetros diarios y escala cerros. | Foto: gentileza
Con el Aconcagua como meta, Walter corre 12 kilómetros diarios y escala cerros. | Foto: gentileza

““Las personas con discapacidad tenemos grandes capacidades. La sociedad debe abrir la cabeza y entender que el hecho de ser ciego, sordo o rengo no significa que tengamos límites”. Con esas palabras, Walter Álvarez (49), ciego, residente en General Alvear y conocido por sus triunfos en el atletismo, intenta desmitificar la discapacidad para algunos desafíos como los que él intenta alcanzar. En diálogo con Los Andes anticipó que su objetivo es convertirse en el primer argentino no vidente en subir el Aconcagua en el mes de enero próximo.

Para lograrlo, la preparación física y mental de Walter no tiene prisa ni pausa: el mes pasado participó con éxito de la Maratón de Buenos Aires 2023, donde resultó primero en la categoría No videntes.

Walter, que es pura actitud y ya ha corrido triatlones, maratones y pentatlones, se impuso en esta última maratón con un tiempo de tres horas, 33 minutos y 23 segundos. El representante del team Tranco Largo corrió con dos guías de Buenos Aires: Alfredo Pereyra (69), quien lo acompañó los primeros 21 kilómetros, y Josua Ábalos (24), con quien hizo la segunda mitad de la competencia.

Sin embargo, el esfuerzo y la disciplina que Walter vuelca durante todo el año para poder alcanzar el objetivo es lo más destacable de este alvearense casado con una mujer no vidente y padre de tres hijas.

“Estoy listo y para eso estoy trabajando muy duro, escalando en piedra y en la montaña. Todos los días corro 12 kilómetros y los fines de semana alrededor de 20, además de subir cerros con alguna dificultad. La idea en enero es poder ascender con mi guía, Juan Pithod, con quien estamos en plenas averiguaciones”, adelantó entusiasmado.

Sin límites

Walter es consciente de que muchas veces el frío vence a los que se animan al Aconcagua y que se presentan otros obstáculos. “Pero siento que lo podré lograr. Muchos me dicen cómo lo proyecté siendo ciego y creo que será clave seguir a la perfección las indicaciones”, apuntó.

Hasta el momento, ningún ciego de Argentina subió el Aconcagua, de 6.961 metros de altura. Hubo, en cambio, personas no videntes de otros países.

“Quiero romper barreras y llegar a la meta. No es fácil para nadie y tampoco lo será para mí, que sufro de una discapacidad. Pero, insisto, es posible hacerlo y en ese camino estoy”, advirtió.

Álvarez se impuso en la maratón de Buenos Aires en la categoría no videntes en tres horas, 33 minutos y 23 segundos. | Foto: gentileza
Álvarez se impuso en la maratón de Buenos Aires en la categoría no videntes en tres horas, 33 minutos y 23 segundos. | Foto: gentileza

Una singular historia de vida

Walter trabaja en el Poder Judicial. Un accidente lo dejó completamente ciego hace 30 años pero ese episodio, lejos de amedrentarlo, lo impulsó.

Desde aquel día de 1994, cuando en forma accidental perdió su único ojo sano, ya que de niño había sufrido una mala praxis en el otro órgano, supo sobrellevarlo con entereza.

Así, pocos meses después de convertirse en una persona no vidente y adaptarse como pudo, fue a buscarlo un grupo de deportistas de Alvear en su misma condición. Walter no dudó en seguirlos y, de allí en adelante, nunca más dejó de mover el cuerpo: es atleta amateur al igual que su esposa, Silvina Castro.

“Ella estudiaba el sistema Braille y así nació el amor. Fue así que empezamos a viajar a Mendoza para la rehabilitación y también compartíamos tiempo, deporte y carreras. También aprendimos juntos a usar el bastón”, rememoró este completo atleta.

El caso de su esposa es diferente: padeció desde muy pequeña una enfermedad genética, que con los años fue deteriorando su visión. También sufrió un glaucoma que no fue atendido en su debido tiempo. Hoy, también ella es completamente ciega.

“Muchas veces, cuando alguien tiene una discapacidad suele aislarse solo. Por prejuicios, por el qué dirán. Veo que en muchos casos se pierde un tiempo hermoso dándole vueltas a un problema que no tiene solución. Es quedarse en casa encerrado o salir al mundo”, reflexionó Walter durante una anterior entrevista para Los Andes, justamente cuando se decidió a trabajar con el Aconcagua como desafío, en enero pasado.

Walter y Silvina tuvieron tres hijas y la dinámica familiar fluyó de manera natural desde el primer día. Sus hijas Carolina (22), Martina (20) y Delfina (15) no sienten que tener padres ciegos sea una carga. “Suele pasarme de salir con alguna de ellas a comprarme algo, como una prenda de vestir, y les hablan a ellas, por eso aclaro que el cliente soy yo. Tampoco me gusta victimizarme ni que me llamen ‘cieguito’, o cualquier otro disminutivo por el hecho de tener una discapacidad. La lástima no sirve”, reflexionó en esa oportunidad.

El alvearense aseguró que para las chicas fue tan natural crecer con padres ciegos que, apenas comenzaron a caminar, eran ellas las primeras que buscaban los bastones de sus padres para convencerlos de salir a pasear.

En busca de respaldo

El deporte es para Walter una cuestión vinculada con la salud y también una manera de evitar el estrés y la ansiedad. Si bien ha estado federado, hoy entrena por motus propio y se inscribe en cuanta oportunidad aparece.

“Mi proyecto es subir el Aconcagua a fin de año, para lo cual necesitamos apoyo y sponsors”, remarcó, tras contar que se desempeña en una oficina donde tiene una computadora especial y agradece su incursión en la tecnología, herramienta que le abrió puertas y lo ayudó a superar barreras en su trabajo.

Entre sus agradecimientos, Walter se refirió a Pierobom, por el asesoramiento en indumentaria y equipamiento. “También al municipio de General Alvear, que me dio una mano para comprar parte de la indumentaria y a ‘Hay Equipo’ y ‘Nuevo Sol’ que me apoyan cuando viajo a correr”, mencionó, aunque aclaró que sigue buscando sponsors para cubrir los mayores costos.

“Agradezco a mis amigos y guías de Tranco Largo con quienes entreno siempre. A Juan Pithod, con quien estamos preparándonos para ir al Aconcagua bajo el asesoramiento de Maximiliano Garay, guía de alta montaña con más de10 años trabajando allí y a mi familia que está siempre”, enumeró.

Dónde seguirlo

Instagram: walter.al.aconcagua / Teléfono: 2625 43-7863.

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