Los intendentes y sus “cotizados” votos

La mayor atracción en el PJ no K es, sin ninguna duda, el intendente de Maipú, Matías Stevanato, que en medio del festejo por su cómoda reelección expresó su deseo de proyectar a la provincia su modelo de gestión maipucino

Los intendentes y sus “cotizados” votos
Matías Stevanato, el triunfador de Maipú, acompañado por dos ex intendentes peronistas del mismo municipio: Francico "Chiqui" García y Adolfo Bermejo. Prestos a luchar para imponer en el mediano plazo, en toda Mendozam el "modo Maipú". Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Más que alivio, hubo consuelo en el justicialismo luego de la esperada jornada triunfal de sus intendentes, el domingo pasado. Todos, tanto los K como los no K, se impusieron muy bien en las urnas, recibiendo una buena nota de sus respectivos vecinos. Bastante si se tiene en cuenta la pesada carga que significa la gestión nacional del kirchnerismo/massismo y la palidez que muestra el PJ a nivel provincial. También hubo premio para el difonsismo sancarlino; el reñido desenlace era previsible.

Y del alivio de la noche electoral se pasó a la expectativa. En el kirchnerismo, como ya se ha dicho, esperaban que los triunfos departamentales se trasladasen en parte a la intención de voto para las generales del domingo 24. Las encuestas conocidas en la semana le ponen bastante freno a dicho anhelo a favor de la fórmula Parisi-Ilardo. ¿Probabilidad de menos votos que en las PASO de junio? Si así ocurriese, ¡qué récord poco feliz! Del lado de los intendentes que responden a la conducción partidaria provincial, Santa Rosa o La Paz, el aporte de votos desde su departamento es muy poco.

En cambio, sí hubo más optimismo entre los intendentes que no comulgan con el camporismo y ven la posibilidad, al día de hoy todavía bastante lejana, de encarar de una buena vez una renovación de dirigentes que intente terminar con diez años de derrotas electorales y tres períodos consecutivos afuera del poder.

En ese contexto, está demostrado que los alternantes hermanos Félix seguirán manteniendo una comandancia zonal que les reditúa políticamente en San Rafael y zonas de influencia. Hasta pueden añadir a un reciclado Celso Jaque, si éste triunfa en su departamento, Malargüe, como muchos esperan que ocurra.

Pero, la mayor atracción en el PJ no K es, sin ninguna duda, el intendente de Maipú, Matías Stevanato, que en medio del festejo por su cómoda reelección expresó su deseo de proyectar a la provincia su modelo de gestión maipucino. Y ante la curiosidad y lógica insistencia periodística, tomó con humor su pálpito con respecto al desenlace de las elecciones del domingo 24; a modo de guionista de un concurso de acertijos, auguró el triunfo de un Omar que fue anteriormente demócrata y que también fue intendente de Luján. Hay dos políticos con esas características y antecedentes: Omar Parisi, el candidato a gobernador de su espacio, y Omar de Marchi, el que no cesa con su juego de seducción para sumarlo a sus filas. No cuesta mucho imaginar con qué Omar está.

En la juntada que en la semana organizaron los peronistas que forman parte de La Unión Mendocina, Stevanato, como se suponía, no estuvo presente y sólo envió observadores de su confianza. No se debe olvidar que el maipucino públicamente expresó su convencimiento de que la política mendocina necesita una especie de frente “anti Cornejo”. Es ese, en gran medida, un objetivo pregonado desde el espacio liderado por De Marchi: poner freno a la expansión política del candidato a gobernador de Cambia Mendoza.

Sin embargo, pese a su fervor por la brillante reelección y a la tentación demarchista, el intendente de Maipú para nada habría contemplado abandonar su espacio partidario y menos aún, como decíamos hace una semana, dejar a su departamento sin el sello partidario que lo conduce políticamente desde diciembre de 1983. La Unión Mendocina es un espacio muy nuevo, con posibilidades de un debut triunfal en un par de semanas, pero con un trayecto a determinar si el electorado lo coloca en segundo lugar. El peronismo, en cambio, sabe de tropiezos, más allá de que la actual crisis lo conduzca a guarismos históricamente bajos e inimaginables para peronistas de larga data.

Lo que sí puede ocurrir es que una vez conocido el resultado electoral del domingo 24, entre los referentes de La Unión Mendocina y el peronismo no kirchnerista puedan arribar a una suerte de marco de entendimiento básico tanto en el caso de que De Marchi sea gobernador como si cae derrotado. Esto se traduciría en una cercanía política que puede tener anclaje en el ámbito legislativo, donde no se descarta, siempre ganando o perdiendo La Unión Mendocina, una conformación tripartita. De todos modos, es prudente no imaginar o especular con tantos escenarios si se toman como referencia aquellas encuestas que indican que hay mucha paridad entre los dos principales candidatos y un porcentaje interesante de votantes indecisos.

Por otra parte, sorprendió el repentino salto del sancarlino Marcelo Romano del Partido Verde al espacio de De Marchi luego de su muy buena elección en San Carlos, donde compitió por la intendencia. En el seno de los verdes hablan de “traición” del sancarlino y desmintieron toda posibilidad de alianza electoral con La Unión Mendocina. Sea cual fuere el motivo, golpe fuerte para un espacio con pocas expectativas electorales en esta próxima elección.

Mientras tanto, en el campamento de Cambia Mendoza esperan, luego de los plazos vigentes para anuncios e inauguraciones desde el Ejecutivo, un mayor protagonismo de Alfredo Cornejo, quien, según dicen, no deja de mirar los números de los sondeos que le llegan, algo siempre fundamental para sus estrategias.

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