Windows 10: ¿vale la pena actualizar?

La descarga gratuita de Windows 10 para usuarios de las versiones 7 u 8 cierra el 29 de julio. Pros y contra del cambio de entorno.

La actualización gratuita a Windows 10 desde las versiones 7 y 8 dejará de estar disponible el 29 de julio, y en algunos casos las alertas e insistencias para que se produzca la migración toman tintes incluso cómicos.

Fue el caso de una presentora del tiempo en Estados Unidos, a la que en mitad de las previsiones meteorológicas le apareció en pantalla un gran cartel instando a la actualización que tapaba el mapa.

Y además, no todos los usuarios están contentos con el sistema operativo introducido por Microsoft en 2015. Según las estimaciones de páginas especializadas, aún hay muchos hogares en los que siguen funcionando las versiones anteriores de Windows. ¿Qué argumentos hablan a favor de la migración a Windows 10 y cuáles en contra?

A favor

Software más moderno: "Windows 10 es lo más nuevo", señala Christian Gollner, de una asociación de consumidores alemana. El sistema operativo trae muchas funciones novedosas, desde la asistente digital Cortana al navegador de Internet Edge.

"Se ha mejorado la interfaz y en el futuro Windows 10 contará con cada vez más funciones", señala Jan Schüssler, de la revista especializada "c't". También elogia mucho la enorme facilidad con la que se conecta el nuevo hardware.

Más seguridad: El sistema no solamente es más seguro desde su construcción, sino que "se mantiene siempre actualizado con lo último", explica Markus Nitzschke, de Microsoft. Mientras que las versiones más antiguas se quedarán sin "updates" de funciones y seguridad dentro de unos años, la nueva edición sí será actualizada de forma constante.

Para mediados de año hay anunciado ya el próximo gran cambio.

Más rendimiento para los jugadores: "Con Windows 10 viene la versión más nueva de DirectX", dice Jan Schüssler. Este paquete de drivers se utiliza sobre todo para los gráficos complejos de los juegos, pero también es importante para el sonido y dispositivos de juego como los joysticks y gamepads.

Más rendimiento para computadoras antiguas: Al menos eso promete Microsoft, que tras la instalación las máquinas con algunos años serán más rápidas al encenderse y en el funcionamiento diario. Las mediciones realizadas por "c't" no lo confirman, indica Jan Schüssler.

Pero el sistema tampoco va más lento y con la instalación básica consume menos memoria que su versión anterior, la 8.

Es gratis: Con la actualización de Windows 7 y 8 se pasa a algo nuevo sin necesidad de pagar. Después del 29 de julio habrá que hacerlo, a un coste de 135 euros en Europa o 119 dólares (versión Home). El cambio es sencillo, no hay mucho que uno pueda hacer mal.

Microsoft se compromete a que no se instale en caso de que surjan problemas conocidos o haya un harware incompatible. Un asistente va guiando el proceso. De todos modos hay que grabar todos los datos importantes antes de la actualización y es bueno hacer por si acaso un backup de todo el sistema. Si a uno no le gusta Windows 10, hay 30 días para cambiar de idea y desinstalar el programa.

En contra

Protección de datos: "Windows 10 recopila muchos más datos sobre el usuario que Windows 7", afirma el experto en protección al consumidor Gollner. Muchos de ellos se usan para funciones como Cortana o mejoras de producto. Sin embargo, también se crean perfiles web.

El problema es que en la configuración estándar en principio todo se recopila. "Quien no lo quiera así tiene que negarse a ello". Y ser activo en la protección de datos, donde se pueden desactivar muchas funciones que reúnen información. Sin embargo, según lo que uno desactive también ocurre que algunas funciones de Windows ya no funcionan.

Compatibilidad: Algunos escáneres, impresoras, tarjetas de sonido o programas especiales más antiguos ya no funcionan con Windows 10, advierte Jan Schüssler. Esto habría que saberlo antes, porque "de lo contrario puede ocurrir que uno tenga que salir a comprar nuevo hardware", explica Christian Gollner. La regla de oro es que todo lo que fue vendido con Windows 7 sigue funcionando en la versión 10.

Política agresiva de actualización: a algunos usuarios no les gusta el modo en que Windows 10 insta a actualizarse. Hay constantes ventanas que aparecen o descargas en segundo plano bastante molestas. Tampoco les gusta a todos que el nuevo Windows obligue a hacer las actualizaciones y no les dé a elegir como antes. "Hay gente a la que le gusta mantener el control", señala Schüssler.

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