La andinista “Popi” Spagnuoli va por su tercer desafío: hacer cumbre en el Kilimanjaro, Africa

Si bien nació en la ciudad de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, Graciela Spagnuoli, conocida como “Popi” se siente una mendocina más: llegó a esta provincia hace 26 años atraída por la montaña y la adoptó como propia. Aquí se casó, tuvo su hijo y ha venido desarrollando la actividad que tanto la apasiona.

Guía de montaña y fundadora, junto con dos colegas, de “Mujeres a la Cumbre”, un proyecto de expediciones únicas y vivenciales para mujeres de todo el mundo, Popi tiene en su haber nada menos que 26 cumbres en el techo de América, el Cerro Aconcagua, de 6.959 metros. Allí, en 2017, junto a su esposo y padre de su hijo, fue la primera mujer en hacer cumbre en invierno.

Los superniños: cuatro chicos mendocinos destacados hablan de lo mejor que tiene la infancia

“Mujeres a la cumbre” posee varias iniciativas, entre ellas “Mujeres al Kili”, en alusión al Kilimantjaro, y “Mujeres a La Paz”, que involucra Bolivia (donde suelen subir el Pico Austria y el Pico Mirador y el Huayna, en Potosí). Entre los proyectos para 2024 figura un treeking en Nepal, concretamente en el campo base Manaslú.

Comenzó de muy joven a realizar estas experiencias y hoy es guía de distintos grupos.

Sin embargo, una de las recientes hazañas de esta andinista es haber llegado, por segunda vez en su vida, a la cima del Monte Kilimanjaro, un volcán ubicado en Tanzania, cerca de la frontera con Kenia en el noreste de África. Con sus 5885 metros de altura es la cumbre más alta del continente y uno de los volcanes más grandes del mundo. Y ahora va por la tercera junto al proyecto que comparte con otras compañeras, “Mujeres a la cumbre”.

“Será en septiembre para un grupo mixto, haciendo foco en nuestra ruta tradicional”, indicó, para contar que Kilimanjaro o “montaña que brilla” en lengua swahili es un estratovolcán de 80 km de diámetro compuesto por 3 cráteres: Shira en el oeste (4.006m), Mawenzi en el este (5.149m) y Kibo cuyo punto más alto es Uhuru Peak o “Pico de la Libertad” (5.895m), llamado por la independencia de Tanzania en 1961. El cráter de la cumbre, conocido como Kibo, mide 2,5 km.

“Nuestra ruta de ascenso elegida es la Machame, una de las más bonitas con espectaculares vistas. Esta ruta circunvala el monte Kilimanjaro desde el suroeste del volcán a través de toda la pared sur de Kibo. Esta vía es una de las más bellas y salvajes y es la única que ofrece la opción de dormir en carpa. Además, nuestro programa de 7 días en la montaña favorece el proceso de aclimatación a la altura”, indicó.

La última expedición partió hace casi un año, el 19 de septiembre de 2022, para regresar el 2 de octubre.

“Fue maravilloso, lo hicimos con dos mujeres chilenas y una de Buenos Aires y resultó increíble no solo llegar a la cima sino adentrarnos a la cultura del lugar”, dijo, para agregar que en septiembre organizarán una experiencia similar mixta.

De visita

La participación de Ekeney, una guía local, fue clave para conocer los verdaderos hitos de esa región, además de comer especialidades típicas y lugares tradicionales. Es algo que solemos hacer en todas las expediciones, aclimatarnos, conocer, pasear y luego iniciar el ascenso. Ekeney nos brindó la posibilidad de que visitemos a su mamá y compartiéramos un almuerzo con ella. También tostamos café, bailamos y cantamos, además de realizar un safari espectacular”, relató.

Apenas pisó Mendoza tras su viaje a Africa, en octubre, Popi cargó su mochila y partió rumbo al Aconcagua. Al mes siguiente repitió la experiencia nuevamente.

“Llevo 26 en total. Siempre en pos de nuevos proyectos, el próximo ascenso lo organizaremos con entrenamiento previo incluido”, anticipó.

Desde que tiene uso de razón amó el deporte, la aventura y la vida al aire libre. Como activa integrante de Exploradores de Don Bosco, en Bahía Blanca, vivía de campamento y soñaba con una carrera que le permitiera el contacto con la tierra.

Por eso, al iniciar la universidad se anotó en Geología, pero no funcionó. Así, una tarde llegó a sus manos una revista que hablaba del Aconcagua, el “techo” de América, de casi 7 mil metros, en la provincia de Mendoza. Y supo que sería su destino.

“Armé las valijas y partí. Tenía 20 años y soñaba ser lo que soy, una andinista apasionada”, reflexionó.

Es que, por entonces, ya era una experimentada escaladora. Lo primero que había hecho al llegar fue anotarse en la carrera de Técnica en Guía de Trekking y de Montaña, que le abrió puertas “enormes”.

Hoy, además de ser docente en la institución que la formó, trabaja como guía para empresas habilitadas por el Ministerio de Turismo.

También es una de las socias de “Mujeres a la Cumbre”, que incentiva a mujeres de todas las edades a vivir experiencias inolvidables en la montaña.

En pareja con Horacio Cunietti –también andinista y a quien conoció en la escuela de guías de montaña–, es mamá de Tomás, de 12 años. La familia vive en la zona rural de Lunlunta, Maipú, rodeada de naturaleza y animales.

“Todas las experiencias tienen algo especial. La primera vez, allá por 2001, fue solo por placer. A partir de allí, como guía y, si bien sigue siendo un esfuerzo, la cima representa una libertad difícil de poner en palabras. Me siento poderosa”, indicó.

“En la cumbre pienso en mi libertad, con todo lo bueno y lo no tanto que conlleva. Que tomo mis decisiones y me hago cargo. Que lucho por lo que amo e intento replicarlo en todos los órdenes de la vida”, concluyó.

Para conocerla

Instagram y Facebook: Popi Spagnuoli y Mujeres a la Cumbre.