Cómo serán las paritarias del sector privado en 2024, con alta inflación y caída en las ventas

Las subas de diciembre hicieron que los sueldos quedaran muy atrasados con respecto a la evolución de los precios, pero la baja en el consumo complica la recomposición salarial.

Cómo serán las paritarias del sector privado en 2024, con alta inflación y caída en las ventas
Los salarios cayeron considerablemente frente a la inflación en 2023 y dudan que vayan a recuperar el terreno perdido en 2024. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Si bien el presidente Javier Milei expresó, desde un primer momento, que el enfoque que su gestión iba a adoptar para bajar la inflación era que cayera el consumo, lo que iba a conducir a una desaceleración de la suba de precios, diciembre demostró con fuerza la erosión en el poder adquisitivo de los ingresos. Pero lejos de recuperar el territorio perdido, todo parece indicar que esta pérdida de los salarios frente al ajuste se sostendrá, al menos en los primeros meses de 2024.

Paula Pia Ariet, directora de Gestión Consultores, señaló que desarrollan una encuesta de remuneraciones y los salarios tuvieron un incremento del 160% en 2023, frente a una inflación que alcanzó el 211,4%. Y si bien indicó que hubo gremios que pudieron equiparar la suba de los sueldos a la evolución de los precios -o incluso superar-, en promedio, se observó una pérdida de más de 50 puntos. Y eso, sin considerar los ingresos informales (en negro).

La misma consulta arrojó que, en enero, las empresas estiman que darán incrementos, en promedio, de entre 20% y 22%, bastante en línea con el IPC que espera el Gobierno nacional; en el primer trimestre, de 39%; en el primer semestre, de 65%; y en el año, de 191%. Esto, cuando algunos analistas están pronosticando que la inflación podría alcanzar el 280% en 2024.

Perspectivas

Jorge Day, economista del Ieral (Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, de la Fundación Mediterránea), analizó que, en 2023, hubo meses en que los precios aumentaron más que los salarios privados y otros en los que ocurrió lo contrario. Viendo datos interanuales, a agosto, el poder de compra del salario promedio había aumentado un 5%.

Luego de las PASO, sin embargo, la inflación comenzó a subir por encima de la evolución salarial (salvo en octubre) y consideró que esa tendencia se notará más con los datos de diciembre, mes en el que la caída del poder de compra fue muy fuerte.

Para este comienzo de 2024, planteó, se espera que la inflación seguirá siendo alta, pero con tendencia a la baja. “La clave es cuánto aumentarán los salarios. Es posible que lo hagan a un ritmo menor de lo que habían aumentado los precios, dada la notoria caída de ventas. Es difícil incrementarlos más, si no se vende mucho”, evaluó.

En cuanto a las perspectivas de mediano y largo plazo, consideró que, para que ese poder de compra mejore (y mucho), es necesario que el país incremente notoriamente su producción. “Eso se logra con más capital y tecnología, lo cual implica más inversión. Por eso, es relevante ver cómo sigue la política económica: si es creíble y si se consigue bajar la inflación y la incertidumbre”, concluyó.

Nicolás Aroma, director del Centro de Economía y Finanzas de Mendoza, expresó que, más allá de los puntos de caída del poder de compra de los salarios, si hay un precio que va a quedar rezagado en el marco del modelo económico actual son los salarios. Reconoció que ya eran uno de los más atrasados, en particular en la última etapa de la gestión anterior, pero que no estaban tan lejos de la inflación como han quedado ahora.

Sumó que el “corazón” del plan económico actual es provocar una recesión y que, para lograrlo, los salarios y el poder adquisitivo tienen que caer. Es decir, que no se trata de una consecuencia de las medidas que se están implementando, sino que forma parte de la propuesta que los ingresos se vayan retrasando con respecto a una fuerte suba de otros precios.

Lo que se busca, añadió, es que la inflación dure poco tiempo y sea alta en los primeros meses del nuevo Gobierno, por lo que las actualizaciones salariales van a quedar desfasadas y, si se llegaran a acoplar con la inflación -tal como se propone para las jubilaciones, a partir de abril-, la inflación de diciembre, enero y febrero ya va a haber restado una parte sustancial del poder adquisitivo.

Precisó que esto es lo va a sucederles también a los jubilados que, aun con los cambios que propone la Ley Ómnibus con la nueva fórmula previsional, van a perder unos 20 puntos de poder de compra en tres meses -diciembre, enero y febrero- que no se van a recuperar, aunque en abril empiecen a regirse por el IPC.

Aroma manifestó que los períodos de alta inflación producen dispersión de precios en todos los rubros de bienes y servicios, y que el mercado de trabajo no es la excepción, por lo que los gremios con mayor poder de negociación y mejores niveles de productividad pueden ir recuperando terreno en forma más rápida y aumentar a un ritmo más cercano a la inflación; mientras otros están mucho más desfasados.

Esto se replicará, planteó, en el sector público -docentes, personal de salud, policías- porque se está haciendo un fuerte ajuste sobre el Estado, que suele producirse por reducción de prestaciones o de salarios, o las dos, y efectivamente se avizora ese panorama hacia adelante.

Y añadió que “los que peor la sacan en este juego son los salarios informales”, ya que los trabajadores no pueden negociar en forma colectiva por lo que, en situaciones como la actual, pueden llegar a perder más de 10 puntos, hasta 15, más que el promedio de los salarios. Quienes trabajan por cuenta propia, además, no pueden ajustar los precios siguiendo la inflación, porque las ventas caen.

Por su parte, Paula Pia Ariet explicó que las empresas están viendo hoy una caída en el nivel de ventas a la par de un incremento en los costos, por lo que seguir a la inflación con la evolución de los salarios será muy difícil, lo que implica que seguirá habiendo una pérdida del poder adquisitivo. Por otra parte, muchas están a la espera de cómo pueda impactar en los ingresos de sus colaboradores el descenso del piso a partir del cual se empieza a pagar Ganancias.

Enfocándose en la provincia, la economista y titular de Gestión Consultores planteó que la exportación va a generar más actividad, pero como en Mendoza muchos productos no son commodities como la soja, el incremento del dólar va a implicar una mejora, pero que llegará en tiempos más extensos. “Abrir un mercado lleva un año”, resaltó y sumó que se espera un segundo semestre interesante para la vitivinicultura.

Consultada sobre si ha habido despidos, Ariet comentó que sí se produjeron desvinculaciones, por parte de empresas que se anticiparon a lo complejos que van a ser estos primeros meses de 2024, en cuanto a caída de consumo y capacidad ociosa. Pero resaltó que las organizaciones han comprendido que salir a buscar personal especializado es difícil, por lo que intentan preservar sus equipos de trabajo; en particular, porque no hay demasiada claridad sobre lo que puede llegar a pasar.

Las búsquedas laborales han caído un 10% en la provincia. Este dato surge de un análisis que realizan de las convocatorias que se publican desde las distintas selectoras, en LinkedIn e incluso grupos de Whatsapp. Y las que se lanzan tienen que ver con posiciones operativas. Además, la incertidumbre lleva a que haya disminuido la tasa de rotación. Esto implica que, pese a esta reducción del poder de compra, más gente busca un trabajo complementario antes que uno nuevo, porque percibe que el cambio puede generar inestabilidad.

Mirada empresaria

Las cámaras y entidades empresarias anticipan que la situación estará particularmente complicada en 2024. Matías Díaz Telli, presidente de la UIM (Unión Industrial de Mendoza), estimó que tendrán negociaciones abiertas de forma permanente con los sindicatos. Esto, con independencia de la realidad que acompañe a cada sector y cada empresa. Y esperó que exista un acompañamiento de ambas partes, “porque la situación de los próximos meses va a ser muy delicada”.

Daniel Ariosto, titular de la UCIM (Unión Comercial e Industrial de Mendoza), comentó que los salarios fueron el eje del análisis en la última reunión de mesa ejecutiva y consejo directivo. Explicó que el mercado se está moviendo con mucha precaución, ya que, con la excepción de algunos sectores de commodities, el resto está sintiendo el impacto de la caída en las ventas.

De ahí que tanto el sector comercial como el de servicios y el industrial miren con una cierta preocupación el tema salarial, ya que algunas empresas ya están teniendo dificultades para pagar los actuales y, pese a que se están haciendo ajustes fuertes, los presupuestos están arrojando, en muchos casos, que hay más gastos que ingresos.

Ariosto señaló que en la UCIM participan empresarios de una gran diversidad de sectores, como el turístico, el industrial, el vitivinícola y el del transporte de pasajeros y de carga, y comparten una conformidad con las medidas de Milei porque consideran que no es más de lo mismo, sino algo innovador, pero por ahora no tienen los recursos ni las ventas necesarias. De ahí que esperan que se recupere el consumo, para poder tener una cierta rentabilidad y sostener la planta de empleados.

Ajuste en los beneficios

Las empresas suelen compensar la caída de los salarios con beneficios, pero los relevamientos que realizó Gestión Consultores sobre dos de ellos muestran que también se ha reducido la entrega de este tipo de compensaciones. En cuanto a la prepaga, el 14% de las compañías está analizando cambiar de prestadora (por una más accesible) o bajar de plan. Se debe tener en cuenta que el 80% de las organizaciones ofrece cobertura desde el nivel analistas y jefes hacia arriba (no a operarios).

Con respecto a los kits escolares, Ariet detalló que en 2024 se ha retornado a un porcentaje de entrega casi idéntico al de 2021 (54% y 53%, respectivamente), cuando, después de que en 2020 el 70% de las empresas entregara este beneficio, la pandemia hizo que los útiles quedaran casi sin uso. Para tener una referencia, en 2022 lo otorgó el 65% de las compañías y en 2023, el 67%.

Además, el monto que ofrecen en promedio las empresas ha crecido menos que la inflación, ya que en 2023 el importe que entregaban para que sus colaboradores pudieran comprar elementos para la escuela ascendió a $9.255 y este año a $26.711; una suba del 188% frente a la inflación del 211%.

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