Sampaoli busca la sintonía para llegar al éxito

En el tramo final de la preparación para el Mundial de Rusia, el director técnico Jorge Sampaoli tiene claro que lo más importante para el éxito de la Selección argentina es saber “acompañar” a Lionel Messi, de ahí que su desafío crucial es ganarse su máxima confianza.

Cada vez que el técnico albiceleste acude al Camp Nou y contempla las hazañas de La Pulga -autor de dos goles de la victoria del Barcelona frente al Chelsea en la Liga de Campeones- es consciente de una obviedad: que el contexto del Barcelona, en el que todo brilla, es diferente al del seleccionado.

Pero hay algunos matices que le traen tranquilidad, como el hecho de que, en los últimos años, Messi demostró que ya no necesita de otros genios como Xavi Hernández, o de un director técnico excepcional como Pep Guardiola, para liderar a su equipo hacia la gloria.

Sampaoli cree que el capitán de la Selección se convirtió en “un líder que domina todos los aspectos del juego, y desde ese lugar potencia al equipo y hace mejor a sus compañeros”, dicen desde su entorno. “En el nivel que está, que es su mejor versión, tendremos más chances de ser candidatos al título en el Mundial”, se ilusionan puertas adentros de la Selección.

El crack rosarino se adaptó a las diferentes variantes introducidas en el sistemas de juego del Barcelona por Luis Enrique y Ernesto Valverde, éste último tachado por muchos de conservador. Pero a la vista de los resultados, la clave está en que Messi se siente más cómodo con el actual entrenador culé, porque tácticamente también sabe interpretar y leer lo que él necesita.

Así se construyó la confianza entre ambos; y si hay sintonía entre Messi y el técnico, el astro trabaja y se emplea al máximo, al punto de recuperar la pelota en el medio campo, como un peón más, para luego dejar el protagonismo del gol a sus compañeros.

Cuando Leo tiene dudas, entonces no funciona. Con la selección nunca funcionó del todo. De ahí que Sampaoli esté empleado en una misión que no es nada sencilla, porque requiere entender a Messi en toda su dimensión de astro y ser humano.

Hace poco que llegó, y es consciente de que tiene armar un puzzle a su alrededor, y esa sí que es su responsabilidad absoluta. El director técnico albiceleste no se reunió con el capitán de la Selección estos días en Barcelona porque prefirió dejarle el espacio que necesitaba para concentrase en sus responsabilidades más inmediatas, la eliminatoria de la Liga de Campeones, y el nacimiento de su tercer hijo, Ciro.

Pero estaba ahí, a su lado, esperando que llegue el momento, ya que la próxima semana lo tendrá a su disposición para el amistoso frente a Italia, el 23 de marzo en Manchester, y luego, el 27 de marzo, ante España en Madrid.

Ya no queda mucho margen, el tiempo de prueba se agota y el entrenador tiene que dar los pasos justos y acertados. Lo importante es que Messi confíe en él, lo demás es aguantar la crítica y la presión.

Tras el fracaso de la final contra Alemania (1-0) en el Mundial de Brasil 2014, quedó claro que la Selección necesita más que a Messi para consagrarse. Para socio de Messi, Sampaoli sigue confiando en Sergio Agüero, al punto de que lo convocó para los próximos amistosos a pesar de que se encuentra lesionado, aunque confía en que llegará al partido frente a España.  Sorprendió al no llamar en su lugar a Paulo Dybala o Mauro Icardi, y dándole una oportunidad a Gonzalo Higuaín, fuera de los planes del técnico en las últimas convocatorias.

Sampaoli tiene el 80 por ciento del equipo decidido y el resto “están muchos al mismo nivel, por lo que el factor decisivo será su rendimiento en la actualidad”. Eso explica que haya abierto las puertas al delantero de la Juventus.

Sin embargo, no se admitirán fallos. “Necesitamos un goleador como Higuaín, pero él sabe que tiene que estar fuerte de la cabeza”, advierten en el entorno. Este tipo de decisiones son las que le quitan el sueño a Sampaoli, un técnico que está más pendiente de cada detalle de los entrenamientos y de sus jugadores, que de lo que pasa fuera del campo de juego.

Cabe recordar que el seleccionado argentino se entrenará en Barcelona, en la “casa” de Messi, durante una semana antes de ir al Mundial. El técnico visitó las instalaciones y considera que el lugar es perfecto.

Allí, La Pulga y el resto del equipo tendrán todas las facilidades con las que cuenta el conjunto culé. Asimismo, el crack estará cerca de sus personas de máxima confianza, desde médicos, fisioterapeutas, y preparadores, que podrán colaborar con el cuerpo técnico argentino, en caso de necesidad.

Alcanzar la cima requiere de un esfuerzo conjunto, de que todo vaya en la misma dirección: los jugadores, el técnico, la dirigencia y la hinchada.

En ese sentido, Sampaoli debe lidiar con factores extra futbolísticos como son las críticas del astro Diego Armando Maradona, quien fracasó estrepitosamente en el Mundial de Sudáfrica. "Acepta" la opinión de Maradona, faltaría más. Aunque no es lo que más le preocupa.

Sampaoli no le tiene miedo al fracaso, tenía como objetivo llegar a la selección, y aceptó el cargo de director técnico con mucha ilusión.

En el fútbol, como en otros aspectos de la vida, la sociedad argentina es extremadamente exitista y sólo admite ganar. No hay dudas de que ese es el objetivo.

“La Selección argentina tiene que jugar bien, importan las formas. Pero la gente sólo medirá nuestro éxito si ganamos”, admiten en el cuerpo técnico. Una de sus mayores dificultades será manejar la ansiedad de los jugadores, incluido Messi, a quien sólo se le resiste la Copa Mundial.

Y no es ningún secreto que sufre esperando que su as de espada llegue feliz y sin lesionarse al final de la temporada. No obstante, la filosofía de Sampaoli es tener un plan B para cada ocasión. Está convencido de que las chances de ganar o perder, en cada partido, están muy abiertas, depende de los detalles. Y en eso está él.

Cuando el protagonista cuenta su verdad, todas las opiniones quedan de lado. Fue el propio Messi quien contó cómo cambió su juego con el paso de los años. “Antes agarraba la pelota y hacía mi jugada. O intentaba hacer mi jugada”.

Así era Lio, la estrella del Barcelona, en sus primeros años por el Camp Nou, ejerciendo de extremo derecho con Frank Rijkaard, el DT que le abrió la puerta del primer equipo.

Era cuando regateaba sin parar como demostró en aquel maradoniano gol al Getafe (abril 2007). Ahora, sin embargo, Messi ha evolucionado.

“Hoy, por ahí, intento hacer jugar más al equipo y que la pelota pase más por mí y no ser tan definidor o tan egoísta, entre comillas", confesó el delantero azulgrana en una entrevista que saldrá en los próximos días para el programa La Cornisa de América TV.

El Barcelona, liderado por Lionel Messi, se medirá con Roma en los cuartos de final de la Liga de Campeones, según lo determinó el sorteo efectuado ayer. Los partidos de ida se jugarán entre el 3 y 4 de abril próximo y los desquites entre el 10 y 11 del mismo mes.

Barcelona jugará el primer partido en el Camp Nou, y el desquite tendrá lugar en el Olímpico romano, donde serán locales Fede Fazio, Jonathan Silva y Diego Perotti.

El vigente campeón, Real Madrid de Cristiano Ronaldo, tendrá un duro adversario como Juventus, en un cruce entre dos colosos que jugaron la final pasada, con triunfo Merengue (4-1) en Cardiff.

El equipo italiano, puntero del Calcio, cuenta con Gonzalo Higuaín y Paulo Dybala, y será local en la ida, para definir la llave en el Bernabeu, que tiene en sus vitrinas nada menos que 12 Ligas de Campeones e irá en busca de un nuevo récord: ganar tres ‘orejonas’ en forma consecutiva.

En estos cuartos de final no podía faltar un cruce entre ingleses: Manchester City de Sergio  Agüero y Nico Otamendi, y el Liverpool, con cotejo de ida en Anfield Road y desquite en la cancha del equipo dirigido por Josep Guardiola.

Finalmente, Sevilla de España, que vuelve a esta instancia tras 60 años de ausencia, jugará ante el poderoso y siempre candidato Bayern Munich. El equipo sevillano cuanta con: Nicolás Pareja, Gabriel Mercado, Ever Banega, Joaquín Correa, Gudio Pizarro y Franco Vázquez.

La final será el 26 de mayo en el Olímpico de Kiev, en Ucrania, con aforo para 70.050 personas, y que fuera sede de la final de la Euro 2012 que España le ganó a Italia por 4 a 0.