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En las últimas horas, La Tora se convirtió en la participante menos querida de Gran Hermano. Su enfrentamiento con Agustín durante la semana y su explosión tras conocer que era el segundo salvado de la gala de eliminación, la convirtieron en el blanco de las redes sociales y muchos aseguran que es la próxima en irse, apenas quede en placa.
Con un perfil muy alto y un carácter bastante fuerte, La Tora demostró ser una de las jugadoras más fuertes de la casa. Fuertes en términos de voltaje, ya quedó demostrado que la está pifiando feo y que la gente la quiere más afuera que adentro.
Su alianza con Cata (María Laura), Mora y Nacho, no la dejan bien parada frente al público que está decidido a sacar a “los malos”.
Algo es cierto y es que con su altura y su estilo, es una de las participantes más llamativas de la casa,en una edición del reality que se ha caracterizado, y fue muy criticada, por la elección de participantes “hegemónicas” con cuerpos perfectos, muy lejos de la realidad de los cuerpos argentinos (y de la vida).
Pero La Tora esconde un secreto, que hasta ahora no había contado en el reality, o por lo menos no trascendió. A diferencia de Daniela, que se puso lolas para mejorar su vida, la blonda se hizo una reducción de bustos.
No sabemos si tenía prótesis o mucho pecho natural, lo cierto es que hace un año, la participante de Gran Hermano decidió cambiar su vida.
En algunos de los videos que publicó en las redes, Lucila cuenta que se trató de una mejora en su calidad de vida. La cantidad de pechos que tenía, le provocaban un gran dolor de espalda y era muy incómodo para ella.
Además de los pechos, La Tora también aprovechó para hacerse un retoque en los labios, con la misma cirujana que le operó las mamas.
Las fotos del antes y las del después de La Tora son impactantes y ella no esconde nada en sus redes sociales.
En el mundo virtual siempre ha sido de mostrarse sin filtros y en la televisión sigue por el mismo camino.