Juicio por cobro de “cánones” a travestis que se prostituían

La acusada es Paloma León, una travesti a la que sus colegas acusan de cobrarles 2.000 pesos por mes para usar esquinas estratégicas en zonas rojas. Ella desmintió a las denunciantes. El caso data de 2012.

Comenzó a ser juzgada por robo y tentativa de explotación sexual una travesti conocida en el mundo trans como "Paloma León". Una de las denunciantes es otra travesti que pasó un mes en terapia intensiva luego de ser quemada y acuchillada, en la zona roja de la Tercera Sección. Por esta tentativa de homicidio Paloma León - que hasta 2006 estuvo presa por un grave delito- fue sobreseída.

Ayer a las 10 Paloma fue llevada hasta la sala de debates de la Primera Cámara del Crimen, donde se le leyó la acusación por robo agravado por uso de arma y en poblado y en banda y por tentativa de explotación sexual.

Según la instrucción, una noche de diciembre de 2012,  dos travestis, Pamela y Anahí Morales estaban en la esquina de Ituzaingó y Buenos Aires, ejerciendo la prostitución, cuando aparecieron una travesti no identificada y un hombre -pareja de Paloma- llamado Sebastián Baños.

Las denunciantes indicaron que esta travesti golpeó o empujó a Anahí y luego Baños le habría dado un golpe de puño, diciéndoles que pagaran.

Luego llegó Paloma con un grupo de travestis y entonces la imputada le habría robado a Pamela un celular. Además, le robaron la peluca. Antes de irse, Paloma habría dicho: "Si no pagás te mato, acá no se trabaja sin pagar".

Según declararon Pamela y Anahí, Paloma les intentó cobrar 2.000 pesos al mes por trabajar en alguna esquina de la zona roja que ella habría regenteado. Este habría sido uno de los negocios de Paloma -cobrarles a las travestis una suerte de "canon" mensual-. Además indicaron que también "las hijas" (las protegidas) se habrían dedicado a vender droga a los clientes y cuando no pagaban se iniciaban "cacerías"  que incluían amenazas y golpizas.

"Me robaron la cartera, el celular y la plata. El Tony me sacó la cartera y el celular. La bronca era porque nos negábamos a pagar", dijo Anahí. 
Según esta víctima, Paloma le enseñó una vez el registro de unas 60 travestis que tenía en una computadora y que le pagaban mensualmente. Un grupo de estas personas habría perseguido la noche de la golpiza a las denunciantes hasta la comisaría Tercera ("deben estar registradas en la cámara de seguridad", dijo una), donde tres veces no les habrían tomado la denuncia.

Las versiones de Anahí y Pamela fueron coincidentes con la de la instrucción -con los olvidos lógicos del paso del tiempo- y develaron algunos aspectos del mundo de la prostitución trans: las "viejas" que adoptan a las "nuevas" y les dan el rango de "hijas" -incluso Paloma les daba su apellido-; los cobros por trabajar en las esquinas, el implante de siliconas "para hacerlas trabajar", las drogas, "las cacerías".

Paloma se defendió
"A estas personas jamás les he pegado ni les he robado. Esto es parte de una venganza que tenían para mí. Meterme en la cárcel y sacarme del lugar", dijo ayer Paloma León, quien declaró ni bien arrancó el debate.

Paloma dijo no dedicarse a la prostitución ni al negocio de la prostitución, sino realizar tareas de "siembra, poda y cosecha" en una finca que tiene en Chapanay, San Martín.

Luego sostuvo que, en cambio, "les abrí los ojos a las travestis a las que defendía y por eso me convertí en un problema", afirmando que en realidad las denunciantes eran las que cobraban.

"Muchas chicas vivían conmigo. Compartíamos el departamento. Todo esto es una mentira", declaró.

El debate continúa la semana que viene.

Sobreseída de tentativa de homicidio

La causa por la cual se juzga a Paloma León -en esta nota se usa su nombre social, es decir con el que las personas transgénero se identifican y desean ser reconocidas- es robo de objetos personales y porque habría intentado cobrarles a las denunciantes un "canon" mensual por ejercer la prostitución en ciertas esquinas de la zona roja capitalina.

Sin embargo por la causa más importante, un delito gravísimo -tentativa de homicidio agravado- ha quedado en la nada: Paloma fue sobreseída.

"Me prendieron fuego, me cortaron, me dejaron tirada. Estuve 27 días en terapia intensiva. Decían que no iba a vivir 48 horas más", contó ayer Pamela, la víctima.

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