La restricción de las exportaciones de carne sigue golpeando

Si queremos expandir las fronteras productivas, no pueden perjudicarnos las normas arbitrarias.

El cierre de la venta de las vacas refugo o descarte, es decir, las hembras adultas que no se pueden destinar a reproducción, afectó directamente la producción local. / Foto: Orlando Pelichotti
El cierre de la venta de las vacas refugo o descarte, es decir, las hembras adultas que no se pueden destinar a reproducción, afectó directamente la producción local. / Foto: Orlando Pelichotti

Durante los últimos días de mayo de este año, cuando el gobierno nacional oficializó el cierre de la exportación de carne de res para intentar “contener” el valor de los cortes en el mercado interno, eran pocos los que conocían los verdaderos efectos que iba a tener en la ganadería de Mendoza.

Es que la provincia, tanto en el Sur como el Este, se especializa en la cría. Por lo tanto, el cierre de la venta de las vacas refugo o descarte, es decir, las hembras adultas que no se pueden destinar a reproducción, afectó directamente la producción local.

A saber, todos los años, el productor tiene que renovar el plantel de madres, entre 15% a 20%. Por lo tanto, la comercialización de este animal, que ya no sirve a los propósitos de la cría, es vital para la ecuación económica del productor mendocino.

La restricción del gobierno hizo caer el valor de ese producto, que eventualmente se mandaba faenado a China. Por lo tanto, los productores mendocinos, que ya tienen esquemas apretados, tuvieron otro golpe.

Ya han pasado varios meses y todavía no hay señales de que este mercado se pueda volver a abrir.

De hecho, en la semana, en declaraciones en la Bolsa de Comercio de Rosario, el ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra, sostuvo que las medidas se van a “flexibilizar”... aunque no puso fechas. Lo que sí reconoció es que hubo una baja importante del precio del vaca de descarte.

Es conocido lo difícil que es generar, en Mendoza, otras actividades que puedan ayudar a diversificar la matriz productiva. La ganadería es una de las pocas, que está logrando despegarse y mostrar señales de que en la provincia, no sólo se pueden hacer buenos vinos.

Pero las actividades son para ponerse en marcha y crecer. En el caso de la ganadería, para superar las 500 mil cabezas, tan famosas, necesita de reglas claras. Normas que permitan previsibilidad, porque la inversión para arrancar de cero, es muy importante. Si queremos expandir las fronteras productivas, no pueden perjudicarnos las normas arbitrarias.

Claro está que el problema no eran las exportaciones de carne ya que, a pesar del cierre, el precio en mostrador siguió aumentando. Hay que buscar culpables en otro lugar. En el campo, no.

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