Acuerdo social e inflación

El autor ve positivo el convocar al diálogo entre obreros, empresarios y gobierno para discutir precios y salarios, pero sugiere las precondiciones para que el acuerdo resulte.

Acuerdo social e inflación
Acuerdo social e inflación

El Gobierno nacional convocó, días pasados, a una primera reunión a miembros de la CGT y del empresariado. ¿Motivo? Comenzar a poner sobre la mesa un escenario futuro de precios y salarios. Estos últimos previendo ser aumentados en función de mayores incrementos en la productividad.

¿La razón de esta convocatoria? El primer reconocimiento por parte del Gobierno nacional, de un problema grave que afecta hoy a nuestra economía: el alza generalizada y persistente de los precios de bienes y servicios, es decir, la inflación.

Dada la experiencia negativa y frustrante que arrastra nuestro país en este tipo de acuerdos, cabe preguntarse qué podemos hacer ahora de distinto para evitar repetir errores del pasado y volver a frustrarnos una vez más.

En primer lugar, tener claro cuál es la causa de este nuevo proceso inflacionario en nuestro país. ¿Puja en la distribución del ingreso? ¿Déficit fiscal? ¿Emisión monetaria creciente? ¿Inversión insuficiente que no permite hacer frente a una demanda creciente?

Si uno recorre con objetividad opiniones de diversos sectores, encontrará que cada uno de esos interrogantes está presente en los causales de la inflación. Y en consecuencia, al ser un fenómeno multicausal, su respuesta debe ser dada en todos y en cada uno de los aspectos que la originan y/o que la retroalimentan.

Existe en primer lugar un tema institucional que asumir. Entendiendo como tal, al Gobierno Nacional, al empresariado y a los trabajadores. En donde hay deberes que necesariamente deben ser hechos como un aporte previo. Como un requisito a priori.

En el sector de los trabajadores no existe una representación unificada. Y sus divisiones están amparadas por posiciones políticas a favor o no del gobierno actual. Primer problema.

¿La UIA representa con claridad el pensamiento industrial nacional? ¿Cobija debajo de su seno a todo el espectro industrial surgido como respuesta a las nuevas realidades? Si no lo es, debería hacer un esfuerzo en ese sentido.

El tercer prerrequisito -inherente al Gobierno Nacional- es definir con qué medimos lo que decimos que queremos disminuir. Si la respuesta obvia es el Indec, entonces estamos en frente de otro aspecto a abordar.

Primera conclusión. Si los representantes no "representan" integralmente a las fuerzas de la producción y el trabajo y, si lo que mide la inflación no mide con objetividad lo que mide, entonces...

Si suponemos que se supera esa primera fase, le cabe ahora a los distintos actores, pero principalmente al Gobierno, diseñar un horizonte de mediano plazo que genere expectativas positivas, por la credibilidad y la confianza en las medidas a tomar.

Es importante que la sociedad crea y esté convencida de que se inicia un ciclo virtuoso, en el que se van a tomar las medidas que son necesarias para evitar nuevas frustraciones.

Una reforma impositiva que promueva las inversiones y proteja el salario real de los trabajadores, el cierre definitivo del default de nuestra deuda que incluye no sólo la cancelación de lo reclamado por los acreedores que no aceptaron el canje, sino también la conclusión con el Club de París y los juicios en el Ciadi que posibiliten luego el acceso a los mercados internacionales en condiciones competitivas, son -a mi criterio- de las primeras medidas que hay que abordar.

Pari passu es necesario trabajar con la reducción de los subsidios que provocan el actual déficit fiscal y sentar las reglas de juego que impulsen la nueva matriz energética.

La emisión de nueva deuda deberá estar destinada únicamente a fondear proyectos de infraestructura que mejoren la competitividad de nuestra economía. Puertos, carreteras estratégicas, obras hidráulicas, ferrocarriles de carga, deberían ser prioritario en este nuevo esquema. Un concepto similar al que virtió la Presidenta en su última visita a la Bolsa de Comercio.

Obviamente que al trabajar en forma consensuada entre Gobierno, Empresa y Trabajadores, saldrán otras que enriquecerán y mejorarán el funcionamiento de la economía.Y esto es lo bueno. Porque de esto se trata el Acuerdo Social.

Tiene a su favor el nuevo acuerdo a generar algo que no tuvieron sus predecesores. Esto es, el marco favorable que enfrenta nuestro país en el comercio internacional. Por primera vez en toda su historia. No hay que desaprovecharlo.

Este es el desafío. Veremos.

Las opiniones vertidas en este espacio, no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.

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