Uno de cada cuatro adolescentes trabaja, lo que impacta en su trayectoria escolar

Además 10% busca trabajo, según una encuesta que Unicef hizo a nivel nacional. Se debe a los recursos insuficientes de sus familias: 1 de cada 3 hogares dejó de comprar algún alimento por falta de dinero.

Uno de cada cuatro adolescentes trabaja, lo que impacta en su trayectoria escolar. Además 10% busca trabajo, según una encuesta de Unicef.
Uno de cada cuatro adolescentes trabaja, lo que impacta en su trayectoria escolar. Además 10% busca trabajo, según una encuesta de Unicef.

Las condiciones socioeconómicas que atraviesa el país, están llevando a muchos jóvenes a una inserción temprana en el mercado laboral, incluso desde la adolescencia.

A la percepción que ya tienen quienes están en las escuelas y universidades, se suman diversos abordajes que lo expresan. Un relevamiento realizado por Unicef concluyó que 1 de cada 4 adolescentes trabaja asociado al ingreso insuficiente de sus hogares. Ese mismo sondeo puso en evidencia que 1 de cada 3 hogares dejó de comprar algún alimento por falta de dinero y que las familias están cada vez más endeudadas.

La Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 fue realizada en junio en hogares con niños y adolescentes. Es considerada representativa del resto de los hogares por su magnitud: 6,3 millones de hogares que incluyeron a 27 millones de personas.

Además, el trabajo mostró que otro 10% de los adolescentes está en busca de empleo mientras que la proporción de quienes ya están insertos asciende de 24% a 35% en hogares con ciertos criterios de vulnerabilidad.

Se aprecia que las condiciones son peores en hogares con ciertas particularidades como aquellos que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Tarjeta Alimentar, hogares numerosos, con jefatura femenina o endeudados.

 1 de cada 3 hogares dejó de comprar algún alimento por falta de dinero y eso empuja a más adolescentes al trabajo
1 de cada 3 hogares dejó de comprar algún alimento por falta de dinero y eso empuja a más adolescentes al trabajo

El informe señala que la participación de las y los adolescentes en el mercado de trabajo se mantiene en una línea de estabilidad desde mayo de 2021. Entre quienes realizan tareas laborales en el mercado, un 81% indicó que comenzó a realizarlas en el último año, lo que pone de manifiesto el deterioro.

“La insuficiencia de ingresos favorece que las y los adolescentes realicen actividades económicas, que tienen impactos negativos sobre sus trayectorias escolares, entre otras vulneraciones de derechos. Los datos muestran que esta situación se sostiene desde el inicio de la pandemia”, afirma el documento.

Cabe señalar lo advertido por diversos sectores, entre ellos la Universidad Católica Argentina (UCA), sobre el fenómeno de los “trabajadores pobres”, es decir la percepción de salarios que han perdido poder adquisitivo frente a la inflación y la necesidad de tener más empleos para sostener a las familias.

Impacto en la escuela

La percepción de un ingreso temprano en el mercado laboral se aprecia en las aulas de las escuelas y las facultades.

“En los últimos años se ha detectado mucho que los alumnos empiezan a trabajar, sobre todo en los quintos años, la mayoría que ya tienen 18 años empiezan a tener su primer trabajo”, observó Claudio Peña, director de la escuela secundaria Vicente Zapata de Ciudad.

“Eso impacta en la trayectoria escolar en el quinto año y en el caso nuestro para el egreso efectivo: alumnos que podrían graduarse en diciembre, al estar trabajando eso se ve alterado y se reciben en febrero o marzo o en el próximo año; eso en los últimos dos o tres años se ha acrecentado”, agregó.

Olga Isaza, Representante Adjunta de Unicef remarcó que la inserción de los adolescentes en el mercado laboral impacta en la deserción escolar.

Hizo referencia a las estrategias que han usado las familias para sobrellevar las carencias, como el endeudamiento, que profundizan el impacto negativo de la situación. “Nos preocupan los efectos sobre el aprendizaje, están diciendo que están aprendiendo menos”, apuntó respecto de lo que señalaron los adolescentes encuestados.

En la escuela El Plumerillo de Las Heras hay chicos que asisten a clase luego de haber terminado su jornada laboral mientras que un docente del colegio Técnicos Mendocinos de Guaymallén opinó en la misma línea y dijo que esto ha empujado a algunos alumnos al abandono del cursado. Esto puede estar asociado a la alta demanda horaria de este tipo de formación.

La Dirección General de Escuelas (DGE) no tiene un registro de estudiantes que trabajen, tal cual refirieron desde la dirección de Educación Secundaria y de Educación Técnica. Sin embargo en esta última área creen que no deben ser muchos los asistentes a este tipo de instituciones que lo hagan ya que las escuelas técnicas tienen una alta carga horaria con doble turno y se les hace difícil.

Imagen ilustrativa
Imagen ilustrativa

Unicef sostiene con datos la percepción en las aulas y refleja cómo la participación en el mercado laboral tiene efectos negativos sobre la asistencia a la escuela: mientras que más de un 97% de las y los adolescentes que no trabajan, asisten, cae al 91% entre las y los que trabajan.

Además, en el 3% de los hogares informaron que alguno de los niños, niñas y/o adolescentes abandonaron la escuela. Esta proporción asciende al 5% en hogares numerosos, que perciben AUH o que están endeudados.

Además, hay una mirada crítica sobre los aprendizajes tras la pandemia. De acuerdo a las respuestas obtenidas por la entidad, 23% de los hogares considera que no se está pudiendo avanzar con los contenidos pendientes, pese a que hay iniciativas de apoyo escolar. Además, 50% de los hogares considera que los niños y niñas terminarán sus estudios con menos aprendizajes de los que deberían haber logrado y los niños y adolescentes coinciden.

Esto genera miedo en cómo será el desempeño a futuro y su transición hacia la vida adulta, remarcaron los especialistas.

En la universidad

En el nivel superior también aprecian el ingreso temprano, aunque en este caso, si bien se reconoce un impacto que ralentiza la trayectoria académica, también hay quienes hacen una lectura de valoración. Según un relevamiento realizado por la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), más de la mitad de los alumnos que asiste a alguna de sus facultades trabaja además de estudiar. Esta proporción es 16,83% mayor a la que obtuvo la misma casa de estudios en 2020 en un abordaje de similares características. Los resultados del Primer Relevamiento Académico de Estudiantes Universitarios presentado hace una semana arrojó que el 52,13% de los consultados está incorporado al mercado laboral. En la “Encuesta y talleres estudiantiles 2020″, realizada ese año por la misma universidad, esa proporción era de 35,3%.

Además, más alumnos son el principal sostén económico del hogar: ahora son 19,6% de los consultados versus el 13,8% del 2020.

Para Ezequiel Potaschner, coordinador del relevamiento desde el Laboratorio Académico, son factores que caracterizan las trayectorias. “Por supuesto que no es lo mismo un estudiante que tiene toda la disponibilidad que el que no la tiene”, pero remarcó que esto no necesariamente es negativo. Es que según el censo 45,8% realiza un trabajo relacionado con su carrera y 42% considera que su empleo incide positivamente en ella.

En la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo observaron que hay más chicos trabajando y que lo hacen de manera más temprana: aseguraron que antes se incorporaban alumnos de 4°o 5° año y ahora hay desde 3°.

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