La Iglesia le pidió al Gobierno que reparta los alimentos guardados por el Ministerio de Capital Humano

El Monseñor Ojea dijo que están muy preocupados de que se vaya perdiendo la sensibilidad. Además, advirtió sobre el juego online.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), y obispo de San Isidro, Oscar Ojea - Captura de video
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), y obispo de San Isidro, Oscar Ojea - Captura de video

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), y obispo de San Isidro, Oscar Ojea, le pidió al Gobierno de Javier Milei que reparta los alimentos que tiene guardado el Ministerio de Capital Humano.

El religioso hizo un llamado a la solidaridad en la reflexión para la solemnidad de la Santísima Trinidad y alertó sobre la falta de sensibilidad.

“La primera reflexión refiere a que nos hemos enterado sobre la existencia de dos depósitos de alimentos que tienen cinco millones de kilos de alimentos guardados. No entro en las razones por las que están guardados, pero pienso que en un tiempo de emergencia alimentaria esto debe llamarnos a la reflexión”, afirmó el obispo de San Isidro.

“Rápidamente tienen que ser entregados, esta sensibilidad frente al pan que yo tengo y puede faltar en otras mesas va contra todo lo que significa, por ejemplo, cuando tiramos comida”, subrayó.

Ojea dijo que dentro de la Iglesia están muy preocupados de que se vaya perdiendo la sensibilidad frente a “un derecho primario como el del alimento”. En el mismo mensaje, el Monseñor Ojea habló del juego online.

Desde que se ha legalizado ha crecido tremendamente a través de compañías que se enriquecen muchísimo a través de esto que significa ‘tener un casino en casa’; es impresionante ver en los partidos de fútbol cuando ya no se ve el partido de fútbol, sino que se ven jóvenes apostando continuamente”, dijo.

“Tenemos que estar atentos a este fenómeno que entra dentro de todo el fenómeno evasivo de nuestra realidad que hace que nuestros chicos vayan eligiendo caminos ilusorios, pero también es propio de la pobreza, la multiplicación del juego. Cuando la pobreza empieza a ser grande se recurre a esto para poder ganar dinero de cualquier manera y se rompen muchísimas ilusiones, pero lo que preocupa sobre todo es en los adolescentes”, indicó.

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