El Este mendocino, la nueva ciudad que soñó San Martín

Un investigador juninense rescata la primera biografía sobre el General y afirma que fue realizada por el colombiano Juan García del Río. Fue publicada en Londres en 1823, hace 200 años.

En el Solar Histórico Molino Orfila, propiedad de la familia Orfila, se encontraba el molino hidráulico que era movido con el agua del canal San Martín. | Foto: Los Andes
En el Solar Histórico Molino Orfila, propiedad de la familia Orfila, se encontraba el molino hidráulico que era movido con el agua del canal San Martín. | Foto: Los Andes

“Me llamó la atención lo que San Martín tenía pensado hacer aquí: la Ciudad Nueva, una especie de descentralización de la Ciudad de Mendoza, en este fundo apartado y lo dice su primer biógrafo”, sintetiza Eduardo Guidolin, investigador, historiador y gestor cultural de Junín que realizó un trabajo vinculado a la primera biografía narrativa, descriptiva del general José de San Martín.

Asegura que esta narración sobre el Libertador cumple este año el bicentenario. Fue realizada por el colombiano Juan García del Río y publicada en Londres. Justamente, Guidolin centra su trabajo en la parte que remite a la estancia y las acciones del General en el Este mendocino. Aclara que el escrito indica sólo el año, está firmado bajo el seudónimo Ricardo Gual y Jaén y cuenta con la documentación que informa el nombre real del autor.

Acciones del Libertador

“García del Río estuvo en Cuyo en 1822, concretamente en Mendoza. Es una persona que está muy presente en la vida de San Martín y publicó su biografía durante los últimos meses que estuvo el General en la provincia”, expresa el investigador y funcionario municipal de Junín.

Y continúa: “Este escrito ya destaca las acciones del Libertador en la estancia de Los Barriales, que tienen un alto valor simbólico para nosotros, como el canal que mandó a construir, tomando el agua del río Tunuyán y a partir de 1818 ese cauce pasó a llamarse canal San Martín. Lo hizo para irrigar la zona y mover las piedras del molino hidráulico para la molienda del trigo”.

Un año más tarde, en 1824, San Martín partiría rumbo a Europa, agobiado por las luchas intestinas de la incipiente nación y dejando así su ansiada vida en el campo cuyano, en su Tebaida del Este mendocino en la que el estratega militar y Libertador había pensado pasar la última etapa de su vida, ya como agricultor.

El canal del río Tunuyán

Más adelante, Guidolin cita el escrito original: “La Ciudad de Mendoza, capital de la independencia de Cuyo, no olvidará jamás los trabajos de San Martín, ni el esmero con que se dedicó a hacerla florecer. A impulsos de su actividad i de su zelo, se jeneralizó la instrucción i disciplina militar en todos los cuerpos de milicia; se puso la provincia en brillante estado de defensa; se agregaron todos los ramos de la administración pública; se embelleció la ciudad, i prospero la comarca. A él se debe la construcción de un canal del río Tunuyán, que ha hecho cultivable una llanura de muchas leguas cuadradas, en donde fundó una población conocida con el nombre de Ciudad Nueva, distante catorce leguas de Mendoza. Lamentable era la situación de toda América en la época en que San Martín estaba de la intendencia de Cuyo”.

El canal San Martín, el cauce que hizo construir el Libertador para irrigar los campos de la zona Este, con agua del río Tunuyán.
El canal San Martín, el cauce que hizo construir el Libertador para irrigar los campos de la zona Este, con agua del río Tunuyán.

Guidolin interpreta que la descentralización de esta Ciudad Nueva de la Capital propiamente dicha, trasladándose a un fundo rural para construir una nueva población “nos deja ver su capacidad de transformación y de crecimiento social, cultural y económico, que hoy representa la zona Este de la provincia, conformando uno de los oasis productivos más importantes de Mendoza”.

“Este legado se lo debemos al general San Martín y queda la narrativa descriptiva de García del Río como antecedente histórico de medidas tomadas hace dos siglos por el genio sanmartiniano”, completa el funcionario juninense.

Doctor en Letras y amigo de San Martín

El trabajo del investigador mendocino también resalta la figura del biógrafo y expresa que el colombiano Juan García del Río (Cartagena, 1794 - México, 1856) provenía de una familia que tenía una importante casa comercial en España.

Se formó en Cádiz y en Madrid, por cuya universidad se doctoró en letras en 1810. En su regreso a su tierra natal se declaró partidario de la causa independentista. Considerado un fecundo escritor, político de excelencia publicista, ensayista, periodista y un precursor de la alta diplomacia, fue ministro del libertador Simón Bolívar y asesor del general Antonio López de Santa Anna, amigo de José de San Martín y de Bernardo O´Higgins.

En sus funciones dentro del espacio y tiempo de la generación de la independencia americana se destacó en el marco de las relaciones exteriores de Chile. Fue ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores del Protectorado del Perú, ministro de Hacienda en Ecuador y asesor del gobierno de México al final de su vida.

La razón del seudónimo

Por su contexto y el momento en que se publica, la obra tiene un valor intrínseco innegable. La hace más apasionante aún el detalle de que García del Río eludió hacerse cargo de la autoría, señala el gestor cultural de Junín.

Y agrega que prefirió hacerlo bajo el seudónimo de Ricardo Gual y Jaén. “El uso de un seudónimo puede haber estado supeditado a que él estaba en misión diplomática y quedaría muy expuesto si su nombre original aparecía en la publicación”, explica Guidolin. Y acota: “En ese momento, el destino del general San Martín era muy incierto, había dejado el Perú, se encontraba en Mendoza pero aún no se definían muchas situaciones de las que sabemos en la actualidad para tener un análisis certero de lo que sucedió”.

“Lo de García del Río fue más una exposición de admiración hacia la vida de San Martín y una forma de defenderlo públicamente ya que tenía varios enemigos con la ‘pluma’ que estaban persiguiéndolo para desprestigiarlo, guerra que el General tuvo que aprender a librar después de dejar su sable”, añade.

El trabajo del mendocino también rescata que durante el siglo XIX diversos autores de diferentes rincones del mundo brindaron información sobre los sucesos de la vida de San Martín: Hall (1824), Miller (1829), Lafond (1843), Alberdi (1843), Sarmiento (1847), Gerard (1850), Irigoyen (1851), Vicuña Mackena (1863), Gutiérrez (1862) y Mitre (1887).

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