El aterrador mito detrás de un exitoso boliche de Mendoza: pacto con el diablo y símbolos en la pista de baile

Entre tantas leyendas y mitos urbanos que se han repetido hasta el hartazgo en Mendoza, uno de ellos tiene que ver con el abrumador éxito de un boliche que marcó una época.

Ex em,pleados del lugar que marcó una época en Mendoza aportaron sus "paranormales" experiencias. Imagen ilustrativa.
Ex em,pleados del lugar que marcó una época en Mendoza aportaron sus "paranormales" experiencias. Imagen ilustrativa.

Los fenómenos paranormales, así como también los relatos, las leyendas y los mitos urbanos relacionados a este tópico en Mendoza son variados. Van desde infaltables clásicos como la historia del Futre –aquel trabajador ferroviario que fue decapitado mientras se construía el tren trasandino en la Cordillera de los Andes y cuyo espectro se presenta acéfalo ante los lugareños y transeúntes- hasta otros más cercanos en el tiempo, como son muñecos y casas embrujadas o fantasmas que deambulan por las calles de Chacras de Coria.

En Mendoza, existe un grupo de amigos aficionados a compilar estas historias, así como también a ser testigos presenciales de exorcismos, a visitar casas supuestamente embrujadas y cementerios y hasta a coleccionar muñecos y objetos que –se dice- tuvieron a huéspedes sobrenaturales en algún momento.

Se trata de los 6 integrantes del grupo “Alerta roja: Zona paranormal”, quienes semanalmente hacen dos programas de radio –por las redes sociales- donde repasan algunas de estas historias. Y una de las que más ha dado que hablar es la que incluye a un tradicional boliche mendocino.

El detalle es que el caso de ese recordado boliche trasciende a este grupo de cazadores paranormales mendocinos y muchos se atreven a vincular el arrollador éxito que tuvo a un “pacto con entidades oscuras”.

Altares y simbología extraña en el interior del boliche –que hace algunos años está abandonado-, una oficina hermética en la parte baja del lugar de quien supuestamente negoció con el diablo son algunas de las versiones que se escuchan cuando los amantes de lo paranormal eligen hablar de este caso.

Claro que también están aquellos que descreen de estas versiones, que consideran que el momento de mayor apogeo de este boliche coincidió con el de otros locales –así como también su ocaso- y que deciden dejarse llevar por lo lógico y racional. Pero eso no quita quienes se inclinen por la filosofía de “creer o reventar”.

El supuesto pacto con el diablo

A fines de los 90 y comienzos de los 2000, el boliche era uno de los puntos de encuentro para jóvenes (y no tan jóvenes) mendocinos. No solamente para quienes vivían en la Zona, sino para personas que llegaban en sus autos y en traffics desde distintos puntos de Mendoza. Era “el boliche” para muchos mendocinos.

En uno de sus programas nocturnos, los integrantes de “Alerta Roja: zona paranormal” hicieron públicos los audios enviados, según ellos, por un custodio privado y por una ex empleada de seguridad.

Sobre los símbolos que se encontraban dibujados en la pared del lugar, no es la primera persona que se refirió a ello, ni tampoco la única. “Era como una simbología pagana, algo inexplicable”, destacó quien aportó su testimonio de forma anónima. “La gente que ha ido a sabe y siempre insiste en que tenía algo fuera de lo común”, concluyó, sobre el sensacional éxito del lugar.

Según el propio dueño les habría explicado a sus allegados sobre estos símbolos, eran dibujos que él veía en boliches que estaban en países europeos y que le llamaron la atención, por lo que decidió también replicarlos en su local.

“Los datos sobre los cuales se argumenta la teoría de un pacto con el diablo son: la presencia de símbolos paganos, el crecimiento descomunal y la popularidad que alcanzó en poco tiempo, algunos hábitos que tenía el dueño del lugar, y los relatos en primera persona de quienes aseguran haber vivido un evento paranormal en el lugar.

En cuanto a los hábitos del dueño, destacan que en varios lugares del boliche se podía ver azúcar desparramada, se habla de ofrendas florales”, describe Gastón Zúñiga, quien comanda el proyecto de “Alerta roja: Zona paranormal”.

“Los símbolos paganos en los boliches eran muy comunes durante finales de la década de los 90 y principios de los 2000, sobre todo en Europa, donde aseguran que el dueño de viajaba seguido y de donde traía ideas para su espacio”, reafirmó Zúñiga.

La oficina a la que nadie entraba en el subsuelo

Otro de los testimonios que se refieren a este caso y sobre el que se tejió la versión de un supuesto pacto con el diablo fue aportado por un ex custodio de quien fuera su dueño. Por temor, el hombre pidió que se distorsione su voz al momento de hacer público su testimonio.

“Primero era un boliche muy chiquito, entraban 50 personas. Pero en poco tiempo se hizo como para 10.000 personas. En el lugar siempre había ofrendas, figuras, velas. El tipo se iba de viaje y hacía refacciones al boliche cuando regresaba, aparecía con algo raro. Él contaba que traía esas ideas de Italia, Canadá y Estados Unidos, de cosas que se hacían allá”, contó el hombre.

“La verdad es que daba miedo. Yo nunca vi nada raro, pero siempre fue muy raro que el lugar pasara de cero a mil”, concluyó el ex trabajador. Y dio detalles de una oficina que estaba en el subsuelo del local, que nunca la vieron abierta, pero a donde la gente que trabajaba en la boletería del lugar dejaba caer –por una especie de tubo- todo el dinero que ingresaba al lugar por la venta de entradas.

Ruidos, viento y platos corridos

El otro testimonios recabado al momento de hablar del supuesto pacto del dueño de con un ente o una presencia sobrenatural lo aportó una ex empleada de seguridad del boliche.

“Yo trabajé en el lugar en varias épocas. Se escuchaban ruidos raros cuando todo estaba en silencio y no había gente. En los baños recién pintados, siempre sobresalía una especie de imagen, como si fuese la cara del diablo, por decirlo de alguna manera. Por más que lo taparan con pintura, se volvía a ver y sobresalía esa figura”, contó la mujer, también de forma anónima.

Según la ex guardia de seguridad, varios compañeros y compañeras de ella manifestaron haber observado cómo se levantaban fuertes ráfagas de viento en el interior del boliche –aún con las puertas cerradas-, y todas las cosas que estaban en el piso quedaban acumuladas en un único punto del salón. “Otro compañero estaba comiendo, en una ocasión y solo, en una mesita redonda y se levantó porque se escuchó un ruido. Cuando volvió, el plato donde estaba comiendo apareció en la barra”, agregó.

La investigación de los cazadores mendocinos

Como los propios miembros de “Alerta roja: zona paranormal” suelen aclarar cada vez que les llega un caso de este estilo, su función consiste en hacer públicos los testimonios recabados y –en caso de ir al lugar-, también en relatar sus vivencias. Pero, aclaran, ellos no se sienten capacitados para asegurar si existe algo sobrenatural o no.

“Sobre las ofrendas, podemos decir que son prácticas muy comunes en nuestra sociedad. Todos creemos en algo o alguien a quien le ofrecemos algo a cambio de un favor. En cuanto a lo de derramar azúcar en distintos lugares de nuestra casa o cualquier tipo de negocio que tengamos, suele ser con la idea de generar abundancia, pero está muy lejos de ser una práctica satánica”, destacó Zúñiga, de “Alerta Roja: Zona paranormal”.

“¿Nuestra respuesta a si se hizo un pacto con el diablo? No hay un solo registro con el que se pueda comprobar esta teoría. De lo que jamás dudaríamos es de los relatos e historias que nos llegaron. La respuesta final es de cada uno que conozca esta historia”, reflexionó Zúñiga.

La última visita al boliche

En invierno de este año, los integrantes del grupo hicieron una “exploración” en el boliche abandonado. “Hicimos fotos desde afuera y, particularmente yo, sentí algo que desde adentro me decía: ‘vení, entrá’. No sé cómo explicarlo. Y cuando toqué el portón del lugar, como que se abrió solo. Ahí entramos y yo vi una lucecita roja, no sabíamos si era una alarma o cámaras de seguridad, por lo que decidimos no seguir entrando para no meternos en problemas”, resume Gastón Zúñiga.

De esa improvisada expedición participaron los 6 integrantes del grupo y, aunque no ingresaron al lugar, tomaron fotografías de afuera. “Cuando nos estábamos por ir, de repente se empezó a escuchar un ruido como de saturación de música y gente, ese que suele escucharse en el interior de los boliches desde afuera. El tema es que era un lunes a la tarde, y el lugar estaba cerrado y abandonado. Nos quedamos los 6 paralizados, mirándonos. ¡Porque lo escuchamos todos!”, concluye el mendocino.

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