Dos meses con ómicron, la variante que cambió la pandemia

Desde que surgió en Sudáfrica, se volvió rápidamente dominante donde ingresó y marcó récord de contagios. Llevó a cambios de concepción sobre el abordaje, demandó nuevas estrategias y genera debates.

La explosión de casos generó alta demanda de hisopados. Larga fila de personas rodea la manzana del colegio Agustin Alvarez para realizarlos.
La explosión de casos generó alta demanda de hisopados. Larga fila de personas rodea la manzana del colegio Agustin Alvarez para realizarlos.

Se cumplieron dos meses desde que el mundo conoció la variante ómicron del coronavirus, una versión que vino a cambiar el escenario como no habían hecho las anteriores tras dos años de pandemia.

Como ocurrió con otras, luego de ser declaradas de preocupación, ni bien fue informada su detección en Sudáfrica a mediados de noviembre, comenzaron las conjeturas. Con el transcurrir del tiempo algunas parecieron sostenerse.

Angelique Coetzee, es la doctora sudafricana que alertó por primera vez sobre su existencia al notar que sus pacientes presentaban cuadros de Covid diferentes de los habituales. La médica tiene una trayectoria profesional de 33 años y preside la Asociación Médica de Sudáfrica.

Por aquel entonces ya advertía que generaba en general cuadros leves y que quizás no debía generar pánico innecesario ante la posibilidad de que se tratase de un brote que no tuviera mayor impacto.

Ya es sabido lo difícil de anticipar movimientos de la pandemia, pero lo cierto que se diseminó a gran parte del mundo y no sólo eso sino que además implicó una bisagra en esta historia en cuanto a los cambios que generó.

Ómicron implicó “una nueva pandemia” dicen los especialistas, una que requirió modificar enfoques y estrategias y que quizás cambie el rumbo.

“Hoy se transita otra pandemia, cambió completamente el curso de la enfermedad y con esto, el curso de la curva de contagios”, advertía el 5 de enero la ministra de Salud de Mendoza, Ana María Nadal. Lo hizo al anunciar cambios en las recomendaciones, tan sólo una semana después de comenzara a verse el impacto en las notificaciones de casos.

Récord

Definitivamente se llevó el premio entre las más contagiosas. Generó una ola de infecciones que aumentaron a una velocidad sin precedentes. Las manifestaciones del Covid implicaron otros síntomas, cuadros más leves y curvas de casos que, al parecer, ascienden tan rápido como bajan.

Como en otras partes del mundo tras su ingreso, rápidamente se transformó en dominante y batió récords. Este enero en Mendoza no fue la excepción. El mes superó en más de 150% al que hasta ahora tenía el máximo registro: hasta el 20 de enero se habían notificado 67.269 nuevos positivos, contra mayo de 2021 que tenía el máximo hasta entonces con 26.682 detecciones. La positividad registrada también es récord: el promedio de la última semana fue 56%.

Desde el 1 de diciembre Sudáfrica comenzó una escalada de notificaciones de Covid y los primeros días de enero las curvas muestran una tendencia a un ascenso más lento, es decir, menos contagios. Puede decirse que prácticamente se redujeron a una tercera parte.

Entre el 1 de diciembre y el 2 de enero se notificaron en ese país 495.823 positivos, esto implica que en un mes se registró el 14% del total de casos detectados hasta esa fecha, según muestran los datos de Worldomteres. Luego, desde ese entonces hasta el 21 de enero informaron 103.943. Es decir que se pasó de un promedio diario de 15.494 casos aquellos primeros 32 días a 5.470 los 19 del segundo tramo.

De este modo, parece que el cimbronazo es fuerte pero corto. En ese país los médicos advierten que además las hospitalizaciones han sido muchas menos que en olas anteriores.

El temor del resto del mundo es que con tantos contagios, los pocos que requieren hospitalización sean demasiados para los sistemas de salud.

De hecho, en Mendoza estas dos últimas semanas comienza a verse ese impacto: sólo la última se incrementó 7% la ocupación de camas críticas y en el sector privado están casi con ocupación completa (con otras patologías).

Esta vez, ómicron mediante, la demanda del sistema se trasladó a la atención primaria: los hospitales y centros de salud han tenido que enfocarse en fortalecerla tras las largas colas solicitando atención. Esta está asociada más que nada a sintomatología en las vías respiratorias superiores, justamente lo que está afectando el virus actualmente, a diferencia de olas anteriores en que había complicaciones pulmonares, necesidad de oxígeno y hasta intubación.

Otra demanda que se ha visto exacerbada es la de hisopados, lo que ha implicado incluso que haya escasez de insumos para su realización.

Volantazos

Esto lleva a otro capítulo: el cambio de estrategias. Nada nuevo en una pandemia que desafía todo el tiempo con novedades. Ante esta situación el ministerio de Salud de la Nación, en acuerdo con las provincias, iniciaron una serie de cambios en las recomendaciones y estrategias. Una de ellas tendiente a reducir la demanda de testeos por lo que dispuso la sugerencia de que determinados grupos, que no pudieran presentar mayores riesgos, sean considerados positivos por nexo clínico sin necesidad de testeos y dejar estos para quienes sea más indispensable (mayores de 60 años o personas con patologías de riesgo).

Esto a tono con nuevas perspectiva que comenzaron a instalarse en el mundo, sobre todo en algunos países de Europa, en los que se empezó a poner en duda la necesidad de seguir contabilizando casos, un verdadero giro de timón tras dos años corriendo tras las notificaciones, curvas y conteos, que hay que decirlo, no reflejan la totalidad de los casos y en algunos sitios son el resultado de un marcado subregistro.

Más aún, se plantea la posibilidad de empezar a tratarla como gripe, aunque algunos creen que es muy pronto para esto.

En España está instalado el debate: “Dejemos de visitar y testar a personas sanas con síntomas menores, dejemos de rastrear y testar a sus contactos, abandonemos los aislamientos y las cuarentenas. Todas estas actividades, que tuvieron sentido en el pasado, se han visto superadas con la inmunidad adquirida (tanto por infección como por vacunación) y la llegada de la ómicron. El objetivo debe ser tratar la Covid como hacemos con la gripe: diagnóstico clínico y recomendaciones generales sobre autocuidado y prevención de contagios a personas vulnerables, reservando la atención sanitaria para las personas que lo necesiten por su sintomatología o vulnerabilidad”, consideró recientemente la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc). Aboga por el retorno a la normalidad previa a la pandemia, dejar de contar infectados por tratarse de un dato poco realista y enfocar acciones en atender a las personas de mayor riesgo.

Con cuadros más leves, tantos infectados y más personas con protección inmunológica, ya sea por el contagio o por las vacunas, se abrió un camino a partir de una conjetura esperanzadora, sobre la que no hay acuerdo aún: se dijo que ómicron podría ser el inicio del fin de la pandemia o que podría implicar que ya pueda considerarse endemia.

El impacto económico tras dos años de Sras CoV-2 circulando también empezó a pesar tanto que pensar en restricciones ya se les hace muy difícil a los gobiernos. Esto ha determinado un avance más firme hacia la tan mentada nueva normalidad que se parece cada vez más a la “normalidad”, ya que el proceso no ha estado exento de cierto relajo, cansancio y hasta confusión.

Por ello, también comenzaron a reducirse los aislamientos indicados ante un contagio o su sospecha. Tras el ingreso de ómicron al país, muchas actividades comenzaron a verse afectadas por falta de personal.

El 11 de enero la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, anunció el fin del aislamiento para aquellas personas vacunadas contactos estrechos de casos positivos de Covid-19 y que sean asintomáticas.

Esto involucra a quienes tienen esquema completo desde hace menos de 4 meses o refuerzo si ha pasado más tiempo. También se redujo el lapso de confinamiento para positivos vacunados.

Nuevas formas

Con ómicron, se pudo volver a oler y saborear las recetas preferidas: es que este síntoma tan frecuente y típico del Covid modelo 2020 y 2021, ya casi no aparece en estas nuevas infecciones. Ahora hay otras manifestaciones más comunes como mucho cansancio, dolor muscular y articular o malestar gastrointestinal.

En general los médicos también dejaron de recomendar estudios respiratorios y cardiovasculares posteriores al Covid para asegurarse que no hubiera secuelas, algo que tanto preocupaba, sobre todo con las primeras “versiones” del virus.

El tema de las vacunas es otro capítulo en esta historia de cambios. Del entusiasmo ante el inicio de la vacunación, los últimos días de diciembre de 2020 en el país, el surgimiento de nuevas variantes, más infecciosas, llevaron a suponer un descenso en la protección. Ante esto las indicaciones de los especialistas han sido ampliar el esquema. Con Delta se recomendó avanzar con el esquema primario de vacunación, que en Argentina requiere dos dosis en la mayoría de los casos. Con ómicron esta recomendación fue más allá y se avanzó en los refuerzos (tercera dosis). Hoy en Mendoza, 7 de cada 10 personas tienen esquema primario, transcurridos 4 meses desde la última dosis se indica el refuerzo al que han accedido 2 de cada 10.

En poco tiempo, ómicron no deja de sorprender: ya se detectó Deltacron, una combinación de esta con la variante delta y recientemente, Flurona, una doble infección de esta con gripe. Sólo resta esperar a ver cómo seguirá el mundo y nuestras vidas tras su paso.

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