Recrudece el robo de cobre en el Este de Mendoza, con pérdidas por $150 millones

Desde enero de 2022 a la fecha, ladrones han roto alrededor de 50 transformadores para extraer el metal, que luego venden. En los últimos dos meses subió el precio y aumentaron los robos.

En no más de una hora, se alzan con unos 70 kilos de cobre, valuados en $3.000 cada uno. | Foto: gentileza
En no más de una hora, se alzan con unos 70 kilos de cobre, valuados en $3.000 cada uno. | Foto: gentileza

El robo de cables de cobre en el Este provincial que está sufriendo especialmente la cooperativa eléctrica Alto Verde y Algarrobo Grande y otras entidades de menor envergadura, está provocando cuantiosos daños y pérdidas económicas que afectan no sólo a los prestadores del servicio sino a numerosos productores rurales de varias zonas, principalmente de San Martín, Junín y Santa Rosa.

Si bien la situación recrudeció de manera significativa durante los últimos dos meses ya que se registró un aumento considerable del precio del cobre, el presidente de la cooperativa, José “Pipo” Álvarez sostuvo, en diálogo con Los Andes, que desde enero de 2022 a esta parte delincuentes han roto alrededor de 50 transformadores, provocando una pérdida estimada en 150 millones de pesos.

Se trata de bandas que demuestran una gran destreza para el desarmado y extracción del material, que luego comercializan. Se estima que todo el “trabajo” no demanda más de 60 minutos.

“La situación es desesperante. Habíamos notado que los robos habían mermado, pero con el aumento del cobre volvieron a registrarse daños muy grandes. Es algo que sobrepasa cualquier cosa y todas las artimañas que llevamos a cabo para combatir estos actos de delincuencia resultan insuficientes”, se quejó el titular de la Cooperativa de Electrificación Rural Alto Verde y Algarrobo Grande.

Precisamente una importante reunión entre los miembros de la cooperativa y la cúpula policial de la zona Este, entre ellos el jefe policial Mario Fiorenza y el fiscal Oscar Sívori, jefe de la Unidad Fiscal de San Martín, se mantuvo el pasado martes con el fin de evaluar los pasos a seguir.

“Es un desastre. La banda que está robando, directamente está tirando abajo las columnas. Es un tema muy complejo y estamos trabajando, pero no hay nada para comunicar en este momento”, se limitó a apuntar el fiscal.

El modus operandi, dijo Álvarez, supera cualquier obstáculo que se interponga. Por ejemplo, desde la entidad se decidió elevar la altura donde se colocan los artefactos en las columnas para ubicarlas a alrededor de 8 a 12 metros, aunque esto tampoco da resultados beneficiosos.

“Pican la columna hasta que cede y se derrumba. El daño es cuantioso y también sucede lo mismo en los transformadores ubicados en los pozos de riego las zonas rurales. Un productor puede salir con la escopeta y efectuar algún tiro, pero tampoco se pueden exponer demasiado. El hombre de campo, a esta altura de las circunstancias, siente miedo y está alerta”, indicó el dirigente.

Un robo lucrativo

Una vez que el transformador se encuentra tendido en el piso, los malvivientes comienzan a “trabajar” de una manera rápida, precisa y eficaz que sorprende a propios y extraños.

Suelen llevar herramientas como destornilladores y amoladoras, entre otros elementos, que les posibilitar extraer en no más de una hora entre 60 y 70 kilos de cobre, dependiendo el tamaño del transformador.

“Si trabajan en tres aparatos obtienen alrededor de 200 kilogramos de cobre, cuyo valor está en los 3.000 pesos el kilo. Un negocio redondo, ya que en una hora se llevan 50.000 pesos, en el caso de que hayan intervenido tres ladrones”, calculó Álvarez.

Las distintas acciones para prevenir estos casos son numerosas. Más allá de la altura de colocación en los postes, la cooperativa dispuso en un momento la presencia policial durante la noche, aunque tampoco dio resultado. También se intentó colocar rejas metálicas en cada transformador, al menos para que se dificulte un poco más el desarmado y, por ende, el robo requiera más tiempo. En su momento hasta se colocaron alarmas.

“La situación parecía haberse normalizado, por decirlo de alguna manera, y hemos tenido una tregua, pero definitivamente estos actos delictivos van directamente de la mano con el incremento en el valor del cobre”, insistió el titular de la cooperativa. “Estoy a cargo de la cooperativa desde hace ocho años y estos temas son recurrentes porque, evidentemente, hay gente que compra el cobre, ese es el problema”, manifestó.

En ese sentido, confesó también que la situación planteada ha generado conflictos internos en la misma cooperativa ya que, incluso, se ha llegado a sospechar de personas que trabajan allí que informan y delatan a quienes ejecutan el hecho.

“Es realmente agotador y estamos muy mal. Contamos con 1.600 aparatos en toda la zona, de los cuales mil están ubicados en pozos agrícolas, muy expuestos a los robos”, señaló Álvarez y agregó que los tableros también resultan destruidos y saqueados.

El perjuicio que esto ocasiona, según el dirigente cooperativista, no involucra sólo a la entidad sino que quita las expectativas y el entusiasmo de los trabajadores que desean desempeñarse en la zona rural.

“Necesitamos que el Gobierno reaccione, que realmente se puedan llevar a cabo acciones concretas que nos ayuden a terminar con todo esto que es el robo perfecto”, disparó.

Y concluyó: “No nos olvidemos que sin transformador una finca no puede ser regada adecuadamente y por eso de inmediato se debe reponer. Esto hace que sólo el productor sienta en carne propia el perjuicio tremendo que estos robos ocasionan”.

Álvarez sostuvo que, si bien la cooperativa que dirige es la más grande de una vasta zona y que por eso los daños son millonarios, la misma situación atraviesan otras como la de Rivadavia, por citar un ejemplo.

Mario Jaliff, también miembro de la comisión directiva, explicó que si se efectúa un relevamiento, es posible que en los últimos años la distribuidoras perdieron más de 1.100 transformadores.

“Estamos hablando de más de 70 toneladas de cobre. Un negocio de alrededor de 245 millones de pesos y una pérdida para las distribuidoras de 5.500 millones de pesos”, resumió.

Reiterados comunicados

El último comunicado elevado por la entidad es del miércoles pasado, en el que se informan robos y daños en la red de distribución y de un transformador de distribución. Se trata de uno de 80 KVA.

“Los delincuentes cortaron la alimentación del transformador en media tensión 13.200 v, desde la red de distribución. Posteriormente rompieron la base de la columna de hormigón armado de 11 metros de altura, que soporta la plataforma de la subestación monoposte. Eso produjo la caída al piso de la columna en cuestión, la plataforma y el transformador de distribución que estaba apoyado sobre la misma. Una vez que estaba el transformador en el piso, retiraron la tapa y desarmaron la parte activa del mismo y sustrajeron tres bobinas de cobre, entre otras cosas”, señala el comunicado, que habla de pérdidas totales del transformador atacado y daños en la subestación.

El hecho ocurrió posiblemente el martes antes de la medianoche y generó daños en gabinetes y red de baja y media tensión.

“La cooperativa eléctrica está haciendo todo lo posible por mantener el servicio a pesar de la gran cantidad de robos de transformadores. Para eso se está utilizando la reserva de equipos y materiales, aunque prácticamente estamos agotando esas reservas”, puntualiza el escrito.

El total de transformadores robados desde el 1 de enero de 2022 al 6 de julio de 2023 es de 47 transformadores, con un costo aproximado de más de 155 millones de pesos, una gran pérdida de capital de infraestructura.

El promedio de robos es de tres a cinco transformadores por mes, que ocasiona una pérdida de 20 millones de pesos mensuales.

El último transformador hurtado es de color gris claro, pesa aproximadamente 300 kilos y entre 70 y 80 kilos las tres bobinas de cobre. El costo aproximado de reposición total es de más de 8 millones de pesos.

Participó en el peritaje personal técnico de guardia de la cooperativa y personal de la Policía de Mendoza (Científica, Canes, UID, Policía Rural Robos y Hurtos).

“Esta situación es insostenible tanto para la cooperativa y su red de distribución de baja y media tensión, como para los miles de usuario que dependen del normal suministro de energía eléctrica, ya que prácticamente no hay reservas de reposición pronta”, concluye el comunicado.

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