Ahora investigan si el niño que murió al caer en un pozo en Guaymallén había sido abusado sexualmente

La pericia del forense sobre el cuerpo del pequeño Erick Mamaní presenta signos de agresiones compatibles con un abuso. La causa por el accidente no tiene imputados todavía.

Un accidente se produjo en Urquiza al 700, de Guaymallén, donde un niño ( Erick Mamaní), de 6 años se cayó a un pozo de 50 metros de profundidad.

Cuando llegó la policía, se encontró con que adentro del pozo se encontraba también el padre de pequeño. Tras lograr sacarlo se constató que había fallecido.
Foto: Orlando Pelichotti
Un accidente se produjo en Urquiza al 700, de Guaymallén, donde un niño ( Erick Mamaní), de 6 años se cayó a un pozo de 50 metros de profundidad. Cuando llegó la policía, se encontró con que adentro del pozo se encontraba también el padre de pequeño. Tras lograr sacarlo se constató que había fallecido. Foto: Orlando Pelichotti

A un mes de que un niño de 6 años falleciera tras caer un pozo, la causa que se tramita en la Fiscalía de Homicidios no tiene a ninguna persona imputada, aunque el caso ha tenido una derivación: ahora la Fiscalía de Delitos contra la Integridad Sexual investiga si el pequeño fue víctima de un abuso sexual.

En los últimos días el fiscal Carlos Torres remitió a Delitos contra la Integridad Sexual una compulsa en la que se incluye la pericia física que realizó el Cuerpo Médico Forense sobre el pequeño Erick Mamaní. El informe, además de indicar la causa de la muerte del niño, indica que el cuerpo presentaba lesiones compatibles con abuso sexual.

El predio donde murió Erick Mamaní se encuentra clausurado.
El predio donde murió Erick Mamaní se encuentra clausurado.

Y es por esto que ahora algún fiscal de Delitos Sexuales deberá investigar y reconstruir los últimos días de la vida del menor que vivía con sus padres y sus hermanos en El Algarrobal.

Por lo pronto, la causa por la muerte accidental de Erick no tiene a nadie como imputado. En principio, se hablaba de una posible responsabilidad sobre el accidente del dueño del predio, el constructor de nacionalidad boliviana, Paco Florentino, que tiene en Guaymallén algunos emprendimientos inmobiliarios que, desde la muerte de niño han quedado bajo la mira de las autoridades municipales. También no se descartaba algún tipo de responsabilidad de los padres del menor por llevarlo a un lugar –una obra en construcción- donde existían riesgos de un accidente.

Así fue el accidente

A las 19.10 del 7 de marzo de 2023 ingresó un llamado al 911 denunciando que, en un barrio privado en construcción, ubicado en Urquiza al 700, una de las zonas residenciales más caras de Guaymallén donde hay varios barrios VIP, se había caído una nena en un pozo séptico.

Cerca del lugar había un móvil policial que llegó rápidamente porque estaba trabajando en la zona. Los policías reportaron que se trataba de un niño de 6 años y que su padre se había arrojado en un intento de salvarlo.

En el lugar, a esa hora, había unos 30 obreros trabajando, no había niños ni mujeres, a excepción de Erick y su mamá que tienen domicilio en un barrio de El Bermejo, al igual que el padre y otros hijos de la pareja que no estaban en el lugar.

Lo cierto es que la madre del niño explicó a los policías que ella había ido a buscar agua a una canilla y vio que su hijo jugando en un lugar ubicado a unos 50 metros de los lujosos departamentos del lugar. También explicó que se había caído en un espacio que se abrió entre la tapa y un caño de metal.

Después se supo que era un pozo de agua de 60 metros de profundidad que está seco y que fue realizado por una bodega que antes ocupada el predio en 1976. Se trata de un agujero de un metro de diámetro que tiene en el centro un caño petrolero de 10 centímetros de diámetro por donde alguna vez salió agua.

El pozo se encontraba tapado toscamente con unas maderas cuando -según el reglamento vigente- debería haber tenido una tapa de hierro o bien una malla de hormigón, además de un cerco perimetral de 3 por 3 metros cerrado con candado.

Lo cierto es que la madre, al ver que la tarima había cedido y que su hijo se había caído, fue a avisarle a su marido que, junto a unos 20 obreros, se acercaron al pozo. Los hombres buscaron una soga de unos 25 metros, sujetaron al padre y lo bajaron.

Bajó sosteniéndose del caño hasta donde la soga lo permitió. Entonces le pidió a los compañeros que lo soltaran. Siguió bajando con la espalda a la pared y con las manos y pies sujetos al caño. Cuando sintió la voz del pequeño, se soltó y cayó. Se cree que se precipitó unos 5 metros, hasta llegar al fondo. Según el padre, en ese momento el pequeño, que estaba vestido sólo con un pantalón corto y zapatillas, tenía pulso y su cuerpo mantenía temperatura normal.

Habían pasado unos 25 minutos de llamado al 911 y la Policía inició un operativo de rescate dirigido por comisario general Pablo Domínguez, jefe de la Distrital 6 (Guaymallén, Las Heras y Lavalle), un funcionario policial con amplia experiencia en estas tareas ya que durante varios años fue jefe de Bomberos.

Hasta el lugar llegaron unos 15 bomberos, todos especializados en salvamentos y que forman parte de Grupo Especial de Rescate (GER), bomberos de la Policía de Mendoza y de los grupos especiales de los bomberos voluntarios de Guaymallén y Godoy Cruz, además de una ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC).

Entre todos los rescatistas conectaron un reflector y armaron un trípode sobre el pozo y, con la ayuda de dos cuerdas y poleas, bajaron a un bombero del GER, el auxiliar segundo Eduardo Díaz.

El hombre bajó los 30 metros que los obreros habían calculado y luego se tuvo que añadir otros 30 metros de cuerda, por lo que se determinó que el pozo tenía 60 metros. Así el rescatista pudo llegar al fondo que estaba seco, pero con escombros que habían caído durante los últimos años.

La situación que encontró Díaz fue compleja porque el padre del niño había sufrido un ataque de pánico: quería subirse e intentaba escalar las paredes del pozo. El bombero tuvo que estabilizarlo para luego poder subir al niño. Lo alzó, puso la cabeza sobre su pecho y dio la orden de que lo subieran. Sus compañeros desde arriba lo subieron “a mano” ya que no se usan motores porque es importante escuchar lo que está pasando.

Ni bien sacaron a Erick, un médico del SEC lo abordó, pero minutos más tarde estableció que el pequeño había fallecido.

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