El incentivo de tener obras para mostrar

El gobernador mendocino es hasta ahora uno de los que menos se molestó por los recortes nacionales, insistiendo con la modalidad del diálogo y el acercamiento para mantener una relación estable con la Casa Rosada. . En forma reiterada apoya públicamente a la administración de Milei por coincidir, entre otras cuestiones, con la necesidad del equilibrio fiscal en las cuentas del Estado, algo sobre lo que ha pregonado desde que asumió por primera vez la Gobernación.

 El incentivo de tener obras para mostrar
El gobernador Alfredo Cornejo y los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa). Foto: Prensa Mendoza

Guillermo Francos muestra siempre la cara amble y negociadora del gobierno nacional. Y más ahora, a cargo de la Jefatura de Gabinete. Su vínculo es directo con el Presidente, que, sin embargo, delegó en él la predisposición a conversar y acordar con esa “casta” a la que dice detestar.

En esa línea dialoguista, o negociadora políticamente hablando, Francos viene manteniendo reuniones con gobernadores para encarar la reanudación de obras públicas inconclusas a partir de la decisión de la Presidencia de frenar dichos trabajos en línea con las restricciones impuestas.

En algunos casos el gobierno nacional atendió pedidos para traspasar la ejecución de los trabajos demorados a las provincias, para que éstas financien según sus posibilidades. En el caso de Mendoza, el gobernador Cornejo obtuvo en la semana resultados interesantes por la envergadura de las obras que la Nación aceptó reanudar. Se trata de 180 mil millones de pesos para aplicar en 20 proyectos que están frenados. En algunos casos la Provincia compartirá gastos.

Así, la gestión de Cornejo logrará reactivar la obra pública nacional en tierra mendocina. La Nación debió aceptar, como lo hace con otros gobernadores, porque en general se trata de trabajos inconclusos por culpa de las anteriores autoridades nacionales.

Al explicar lo acordado, el Gobernador volvió a mostrarse cercano a las autoridades de la Nación. Lo suyo, en el despacho de Francos, no fue por compromiso y seguramente no hubo sonrisas forzadas, ya que la relación es, en general, fluida. Reconoció Cornejo que lo dispuesto fue “un avance” y deseó públicamente que “la Argentina crezca y el Gobierno sistematice su plan de inversión en obra pública y también se active la obra privada junto con la economía del país”.

La finalización de trabajos tan visibles como la reconstrucción de puentes que cayeron hace una eternidad, la demorada Variante Palmira, viviendas que se puedan habitar antes de ser vandalizadas o usurpadas, o la doble vía hasta el límite con San Juan, entre otros, le aseguran al gobierno local una dinámica importante más allá de la jurisdicción que se haga cargo de las obras.

Por otra parte, resaltó también el titular del Ejecutivo mendocino que estas negociaciones que sellan las provincias con el gobierno nacional sirven para mitigar los problemas que en materia de obras e infraestructura heredó la actual administración libertaria de la gestión anterior kirchnerista.

Al comienzo de la semana el gobernador mendocino había sido anfitrión del Consejo de Seguridad Interior, que se reunió en la provincia con la participación de la ministra Patricia Bullrich. Ya en esa oportunidad, Cornejo había reiterado, en diálogo con periodistas, su apoyo a la gestión nacional en general, obviando aspectos para él menores con respecto a la relación personal con el Presidente. En forma reiterada apoya públicamente a la administración de Milei por coincidir, entre otras cuestiones, con la necesidad del equilibrio fiscal en las cuentas del Estado, algo sobre lo que ha pregonado desde que asumió por primera vez la Gobernación.

En tal sentido, cuando asumió por segunda vez como gobernador, el 9 de diciembre pasado, Cornejo prometió “ayudar para que cambie el modelo económico” dejado por tantos años de gobiernos populistas en la Argentina. En aquel momento sus lineamientos generales ya estaban alineados con los preceptos de la nueva administración libertaria, como la intención de trabajar en la conducción de “un Estado austero que termine con los bolsones de improductividad”, decía Cornejo en aquella oportunidad.

Y en una entrevista otorgada a Los Andes en aquellos días de diciembre el Gobernador destacaba que la relación con la Nación debía ser muy franca. “No queremos que Milei nos dé recursos por debajo de la mesa”, sostenía. Era otra de las muestras, por parte del mendocino, de aceptación de las reglas de juego que prometía implementar la presidencia de Milei. Justamente, el trato con los gobernadores provinciales (destrato en algunos casos) fue uno de los más importantes conflictos que ha habido en estos seis meses en la relación Nación-provincias. Sin embargo, cabe destacar que el gobernador mendocino es hasta ahora uno de los que menos se molestó por los recortes nacionales, insistiendo con la modalidad del diálogo y el acercamiento para mantener una relación estable con la Casa Rosada.

Volviendo a la reunión del viernes con el jefe de Gabinete, probablemente, este acuerdo con la Nación le permita a la gestión provincial evaluar con calma la selección de propuestas para ser financiadas con los recursos que no se pudieron utilizar para construir Portezuelo del Viento. Que se vean proyectos en ejecución siempre tiene trascendencia.

Las encuestas mandan

Pese a la dureza del momento económico, muchas encuestas siguen arrojando porcentajes de gran dimensión a favor de Milei en muchos puntos del país. Mendoza es uno de esos lugares. Hay trabajos que le otorgan cómodamente más de 60 puntos porcentuales. Es una ratificación del respaldo de un amplio sector de la sociedad, que no sólo se registra en Mendoza. Una compensación desde el denominado interior del país para una eventual caída de imagen del Presidente y de su gestión en lugares puntuales y populosos, como la provincia de Buenos Aires, siempre en base a datos que trascienden de las mediciones que constantemente encargan los políticos para ver en qué lugar se encuentran situados sus espacios.

Por ello siempre es bueno reiterar que en terreno mendocino seguramente se comenzará a jugar desde el año próximo una singular partida que conducirá a determinar qué dirigente buscará suceder a Cornejo en la Gobernación en 2027 en representación del oficialismo.

Como hemos señalado ya en este espacio, el Gobernador no deja de mirar con atención el desempeño político de los que hoy en día son sus apuestas. Uno de ellos, entre tres grandes postulantes, es su ministro de Gobierno, Natalio Mema, presente en la reunión reciente con Guillermo Francos. Un ministro de Gobierno, por el rol que le compete, está siempre llamado a ser el mayor intérprete político del gobernante al que responde.

Por otra parte, Cornejo sabe muy bien que esos altísimos porcentajes que siguen acompañando a Milei son la luz de alerta más fuerte que se puede observar en su trayecto hacia las elecciones de medio término, en las que el Gobernador probablemente busque atenuar, al menos, la dura derrota que significó para Cambia Mendoza colocar sólo un diputado nacional contra tres de los libertarios el año pasado.

Cornejo sigue sin deponer expectativas en el escenario nacional, a pesar de que su partido, el radicalismo, no escapa a las turbulencias que impone el ritmo de gestión del actual presidente de la Nación. No se piense en la Presidencia: en el caso del gobernador mendocino mantener expectativas tal vez signifique, por lo menos, sostener posibilidades de ocupar un lugar de trascendencia en la escena nacional. Cuando finalice su período como gobernador también terminarán los seis años de mandato como senador nacional para los que fue electo en 2021 y que heredó Rodolfo Suárez cuando Cornejo asumió por segunda vez al frente de la provincia. Volver al Congreso puede ser una opción, independientemente de la escasa seducción que en Cornejo produce la función legislativa.

Los vaivenes de la política, que siempre entusiasmaron al actual gobernador, pueden constituirse en un tema no menor a resolver. Si bien puede resultar prematuro hacer proyecciones y pensar en las elecciones venideras a tan solo seis meses de iniciada una gestión, la incertidumbre que genera la incursión libertaria en la escena política general del país llena de interrogantes hasta a lo más expertos.

Ante cualquier duda, remitirse a lo que vaticinó “Pepe” Albistur desde una playa atlántica comiendo pochoclo. Ya se vio que el gobierno de Milei no era equiparable a Semana Santa: no cayó ni en marzo ni en abril, pese a los peores augurios y a las trabas que le aplicó la política.

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