Debate caliente, con mayor protagonismo de Bullrich

Anoche se produjo un debate más intenso. Bullrich aprovechó el arranque con la seguridad como tema, una especialidad en la que se siente más segura.

El saludo final entre los candidatos. / Foto: Federico López Claro
El saludo final entre los candidatos. / Foto: Federico López Claro

Fue el de anoche un debate más interesante e intenso. Probablemente haya dejado mucho más satisfechos a los seguidores de Patricia Bullrich, que tuvo un desempeño de mayor temperamento. Con esa postura se dedicó mayormente a criticar a sus principales adversarios, Sergio Massa y Javier Milei. Era la estrategia lógica ante el desafío que supone intentar ingresar por todos los medios a una posible segunda vuelta.

Como se suponía, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio aprovechó el arranque con la temática sobre seguridad, una especialidad en la que se siente segura y fuerte. Pudo repartir críticas a sus dos principales adversarios, Massa y Milei, por lo que les compete: al oficialista, por ser parte de un gobierno que no mostró eficiencia en estos cuatro años en cuanto al combate al delito, y al libertario, por la siempre confusa idea de liberación de la venta de armas, con el argumento, de Bullrich, de que de ese modo sólo se favorecería a quienes compren para delinquir, más aún si el Estado no aplica un plan estricto contra el delito, como ella supone que se podría implementar.

En seguridad Massa recurrió a los antecedentes de su paso como intendente de Tigre, un mecanismo que suelen utilizar muchos ex jefes municipales que de ninguna manera garantiza credibilidad en un segmento del electorado que sabe diferenciar lo que significa aplicar un plan de carácter nacional de uno simplemente local.

El bloque sobre trabajo y producción también ofreció la posibilidad de un intercambio enérgico de posturas. Hubo críticas de parte de Bullrich y Juan Schiaretti, principalmente (Milei tuvo una postura desafiante que llamó la atención), a lo que el candidato del Gobierno pretendió presentar como logros para atemperar la asfixiante situación económica que vive la ciudadanía, como la mejora en Ganancias y la devolución temporaria del IVA en compras puntuales de artículos. “No me metí debajo de la cama”, dijo el ministro y candidato en alusión al difícil panorama que encontró cuando asumió como ministro y luego cuando logró imponer su candidatura presidencial. Como si hubiese admitido el descalabro que halló por culpa del gobierno del espacio que integra desde fines de 2019, al que él ahora pretende dar a entender que no integra, según lo que dijo en el debate anterior.

En lo que respecta a Javier Milei, quedó nuevamente en evidencia su intención de confrontar con Bullrich, a la que, sin duda, el espacio libertario no quiere como eventual adversario en un escenario de segunda vuelta electoral. Ahí también la candidata de Juntos por el Cambio pudo desacomodar a un adversario directo, como Milei, achacándole su vínculo con el gremialista Luis Barrionuevo, sin ninguna duda un viejo exponente de la supuesta casta que el candidato libertario dice que llega para combatir. Fue en ese momento cuando Milei, en su tiempo de respuesta, la acusó de “montonera asesina”, postura bastante fuera de lugar por parte del candidato de La Libertad Avanza, que demostró haberse sentido molesto por la embestida de su rival.

En cuanto a Myriam Bregman, reiteró posturas y conceptos que ya había expresado en el debate anterior. No tuvo sorpresa, al margen de sus siempre desafiantes apreciaciones sobre las propuestas de los principales candidatos. Para el socialismo Massa es una suerte de derecha más moderada, por lo que es fácil meterlo en la misma bolsa de Milei y Bullrich. A eso apuntó la candidata de izquierda.

Y el cordobés Juan Schiaretti también repitió el libreto en lo referido a su provincia y su gobierno. Tal vez su mayor mérito haya sido una vez más colocarse al frente del interior que se opone a los beneficios del AMBA (la Capital Federal y sus alrededores) a costa de los esfuerzos de las provincias. Es una discusión válida, pero seguramente merecedora de otro ámbito o momento.

A diferencia de Santiago del Estero, Milei y Massa esta vez repartieron golpes, tal vez con el propósito de consolidar cada uno su posición. El libertario se siente seguro participante del balotaje, pero piensa que con un poco de suerte puede ganar en primera vuelta. Y Massa pelea con Bullrich por el segundo lugar. Por eso la mayor vehemencia de la candidata de Juntos por el Cambio dejó la sensación de una definición más pareja.

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