Martina Galeano: “El desafío en la parte orgánica está en mantener los rendimientos”

La joven enóloga de Bodega Casarena habló con Los Andes acerca del trabajo que lleva adelante en la institución desde hace más de un año. Su rol complementario con Pablo Ceverino, el agrónomo de la empresa, las certificaciones y más.

Martina Galdeano lleva poco más de una año al frente de Bodega Casarena. - Gentileza
Martina Galdeano lleva poco más de una año al frente de Bodega Casarena. - Gentileza

Al frente de la enología de Bodega Casarena hace más de un año, pero con más de una década de trabajo en la vitivinicultura de Mendoza y algunas otras partes del mundo con solo 34 años, Martina Galeano ha logrado ya en este tiempo darle su impronta al estabecimiento que busca afianzar la identidad de Luján de Cuyo en sus vinos, con un aporte de innovación y búsqueda de nuevos varietales para la compañía, como el Semillón que pronto sacarán al mercado.

En una charla con Los Andes, la joven profesional habló de su trabajo en la centenaria institución que se define como “custodios del terroir de Luján de Cuyo” y “especialistas en Single Vineyards” a partir de sus cuatro viñedos ubicados en Agrelo: Jamilla, Naoki, Lauren y Owen. Además, resaltó la importancia de las certificaciones vegana, sustentable y orgánica que tienen en sus fincas, el trabajo complementario con Pablo Ceverino, el agrónomo de Casarena, y más.

- ¿Cómo ha sido este tiempo que llevás de trabajo en la bodega?

- Para mí fue un lindo desafío tomar el puesto, sobre todo, después de conocer más del proyecto e interiorizarme en lo que se quiere hacer desde el concepto de mostrar la diversidad de fincas y expandir el conocimiento acerca de por qué tenemos eso. También entender los suelos y la diversidad de climas de cada una de las fincas. Nosotros en 17 kilómetros a la redonda tenemos todas las fincas, lo que es una distancia corta, pero la verdad es que tenemos una diversidad desde los perfiles de suelo, el clima, las orientaciones de hileras, las orientaciones al sol. Todo eso genera condiciones únicas, incluso en la flora que crece alrededor del viñedo.

Desde que me incorporé, la idea junto a Pablo (Ceverino) fue hacer mucho esfuerzo en expresar la diversidad de la finca, transmitir eso en los vinos y mantener la autenticidad del viñedo. Hoy en día nos hace únicos ser “los defensores” del terroir  de Luján de Cuyo y tratar de ser lo más auténticos posible desde la finca y hasta el producto final.

Yo venía de hacer una maestría en UC Davis, haciendo mucho foco en cambio climático y cómo mejorar técnicas de riego para mitigar estos efectos, cómo todo afecta a la planta y la composición química del vino. Creo que acá se está haciendo un trabajo muy consciente desde la sustentabilidad y en cómo trabajamos hoy para mantener la calidad de nuestra uva y que el viñedo dure 100 años más.

- Mencionabas a Pablo Ceverino, el ingeniero agrónomo de la bodega. ¿Cómo es la dinámica que mantienen en el viñedo y la bodega?

- Hemos tenido una sinergia muy buena desde el comienzo. Yo con muchas ganas de estar dentro de la finca y de Pablo de sumarse a la bodega. Me parece fundamental que al momento de definir cortes o estilos pueda dar su aporte y experiencia, más siendo una persona que está en la diaria de la finca. Yo estoy en la diaria de la bodega, pero también está bueno recorrer las fincas y poder tomar decisiones críticas, como qué parcelas vamos a destinar para cada vino o cómo las vamos a trabajar.

Vemos un diferencial muy grande a la hora de tomar decisiones en conjunto, pensando siempre en el producto final. Él puede tomar decisiones en la finca, yo en la bodega, porque la comunicación es súper fluida.

Martina Galdeano y Pablo Ceverino de Casarena. - Gentileza
Martina Galdeano y Pablo Ceverino de Casarena. - Gentileza

- ¿Por qué la bodega hace tanto foco en las certificaciones?

- Creo que es algo que el consumidor ha ido pidiendo a lo largo de los años. Apuntando a los millennials, o incluso consumidores más jóvenes, todas las certificaciones o las “green credentials”, se van pidiendo como moneda corriente.

Para nosotros, el desafío en la parte orgánica está en mantener los rendimientos. En Mendoza es fácil la transición a orgánica en lo que respecta, por ejemplo, a enfermedades criptogámicas. Las añadas en sí van variando y desde 2016 hemos tenido diferentes condiciones, lo que lo hace un factor cada vez más marcado. Pero creo que todavía somos una región en la que podemos manejar todas esas enfermedades de manera orgánica. El desafío es mantener la fertilización para que la planta tenga un rendimiento rentable. Eso se va trabajando y, cada vez, hay mejores alternativas para poder asegurar que todo el ciclo del carbono vuelva a la tierra.

Creo que cada vez se va a hablar más de lo que es la agricultura o la viticultura regenerativa y se va a trabajar ese concepto. En cómo hacer para que el ciclo se complete y que la planta pueda perdurar 100 años más.

- ¿Cuál ha sido el varietal que más te ha sorprendido en tu experiencia en Casarena?

- Los cabernets sauvignon de Luján de Cuyo me han sorprendido por la amabilidad, la delicadeza y los taninos que se pueden lograr. Soy muy afortunada porque hoy me toca trabajar con un viñedo muy antiguo. Tanto el cabernet sauvignon, como el cabernet franc creo que en Agrelo encuentran un terroir hermoso para desarrollarse y lograr su expresión.

En términos de Malbec, creo que en Mendoza tenemos de muchas zonas y se da espectacular en todos lados, con muchísimos matices para ir descubriendo cuando lo vas probando.

- ¿Qué nuevos vinos tienen pensado para los próximos años?

- La idea es siempre trabajar el concepto de fincas que viene desde hace años y que sea el fiel reflejo del viñedo. Tenemos muchísimas ideas y ganas de presentar nuevos productos, como el nuevo Semillón que vamos a largar. También está el proyecto Naoki, donde tenemos 18 hectáreas de Malbec en esa finca, pero que son muy distintos a medida que avanzamos en los cuarteles. Creo que eso es un proyecto a explotar y que tenemos ganas de mostrar toda esa diversidad.

Perfil

Martina Galeano (34) estudió la Licenciatura en Enología en la Universidad Juan Agustín Maza y luego hizo una maestría en Viticultura y Enología en la UC Davis en California, Estados Unidos. Antes de llegar a Casarena en el año 2021, trabajó en Bodega Tapiz, donde ingresó en 2011. Además, ha realizado cosechas en bodegas de otras partes del mundo como Sudáfrica y Napa Valley.

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