Historias de puesteros: la lana vale menos que el gasoil que usan para llevarla al comprador

La venta de estos dos subproductos de la cría de ganado menor les permitía a las familias comprar mercadería, pero dejó de haber interés en el mercado.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Los productores ganaderos de áreas del secano y de montaña vienen enfrentando desde hace varios años el problema de la disminución de las nevadas, lo que hace que haya menos pasturas para que coman los animales. Pero, además, han visto reducidas sus fuentes de ingreso, ya que en el pasado vendían subproductos de los animales, que ahora ya no demanda el mercado.

Samuel Ismael Luffi vive con su hermano Pedro y su madre en el puesto Arroyo Hondo, varios metros hacia abajo de la vieja ruta 40 de San Carlos, y a una hora del nuevo camino que conecta Pareditas (San Carlos) con El Sosneado (San Rafael). Tienen cabras y ovejas, que cada mañana sueltan para que se vayan a buscar alimento en los cerros circundantes y suelen volver solas a los corrales por la tarde.

Ismael Luffi - Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Ismael Luffi - Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Los Luffi esquilan a las ovejas los últimos días de diciembre o los primeros de enero. Es una tarea que, gracias a la práctica, les toma un par de días. Pero lo hacen sólo para que el animal se alivie del calor, ya que no siempre pueden vender la lana y, si consiguen un comprador, les pagan un precio muy bajo.

Puesto Arroyo Hondo, en San Carlos - Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Puesto Arroyo Hondo, en San Carlos - Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Ismael cuenta que el cuero de los animales directamente se pierde. Este subproducto fue perdiendo valor hasta que en un momento se dejó de comprar, porque no hay interesados. Y suma que, en el pasado, la lana y el cuero les permitía a las familias comprar mercadería para una buena parte del año.

Hoy, sólo pueden vender los animales y el guano. Este producto es cada vez más buscado por los agricultores y los viticultores, en particular aquellos que hacen un manejo orgánico de sus cultivos. Luffi asegura que el excremento de las cabras -que además es fácil de transportar porque se trata de pequeñas “bolitas”- es muy bueno para fertilizar la tierra.

Pedro Luffi - Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Pedro Luffi - Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Silvia Beatriz Salinas, del puesto La Lagunita, a unos kilómetros del de los Luffi -de hecho, su esposo tiene el mismo apellido- también cuenta que con la venta del guano compran mercadería y que también suman, cada tanto, el ingreso por alguna vaca vieja, hasta que logran comercializar los chivos y corderos, a fin de año.

Paulino Canales, conocido por todos como Don Lino, del puesto Don Pedro, también en San Carlos, recuerda que, en la época de sus padres, vendían la lana de las ovejas y el cuero de la cabra, pero que hoy los desechan porque nadie compra el cuero y el gasoil que gastan para llevar la lana al comprador les cuesta más que lo que ganan por el producto.

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