Siempre que encontramos su nombre entre las noticias, sabemos que se trata de algo grande. Nahuel Jofré es así, va por todo o nada. Y tras un año en que la presentación de su disco se vio frenada y los proyectos que tenía en mente se vieron afectados por la pandemia, emprendió un nuevo desafío.
“En los primeros días de marzo me entere de la convocatoria de manera pública y también pasa que ese tipo de llamados tan específicos hace que mis amistades me las manden repetidas veces”, cuenta entre risas el músico y compositor mendocino, oriundo de San Carlos. “Eso tiene raíz en que hace mucho tiempo, algunos años, que vengo llevando una investigación histórica en relación con la circulación cultural en los años de las guerras de independencia, entre 1790 y 1820.”
Con la pasión que atraviesa su obra, Nahuel compuso “Güemes, galope de agua y de fuego”, la canción que lo llevó a consagrarse como el ganador del reconocimiento entre 77 obras musicales de artistas de todo el país.
Sobre el premio “Martín Miguel de Güemes: un grito de libertad”
Con el objetivo de estimular y recompensar la creación artística, a partir del reconocimiento a la vida, obra e ideario del general Martín Miguel de Güemes, en el 200° aniversario de su muerte, la convocatoria llego en marzo y alcanzó a artistas musicales de todo el país.
La pasión por los personajes históricos argentinos de Nahuel lo llevó a crear una canción profunda y que retrata a un personaje un tanto olvidado de la historia durante mucho tiempo y reivindicado desde hace poco, indispensable en la historia de nuestras raíces.
“Güemes viene a continuar las obras que inicio Belgrano en el norte. La obra mas social que se le reconoce a Güemes fue conformar un ejército no profesional, lo que iban a describir como la guerra de guerrillas. Un pueblo armado con herramientas de campo más que herramientas militares, por lo que fue un hecho que tiene bastante que ver con el desarrollo de la canción. El protagonismo del pueblo salteño y norteño en general, gente más del campo que del ejército”, relata.
El origen de su composición “Güemes, galope de agua y de fuego”, donde pone principal énfasis en dos aspectos opuestos que a la vez van fuertemente vinculados como lo son el agua y el fuego, tuvieron que ver con las características y hechos que representaban al personaje histórico mencionado.
“El fuego es un elemento muy presente en su historia y su gesta porque su ejército se denominaba ‘los gauchos infernales’, había una cosa de fuego y se distinguían con el color rojo. Pero lo contrapongo con el agua porque en 1807, cuando llegan las embarcaciones inglesas, hay una que no puede desembarcar y queda encallada en el medio del Rio de la Plata. Entonces Güemes encara a caballo, toma el buque y lo vence, haciendo un hecho único en la historia militar tomando un barco a caballo, con el agua en el cogote de los animales. Es un hecho onírico, cinematográfico y también fue su bautismo militar con el que entró a la historia.”
En cuanto a las melodías que acompañan su composición, explica: “Es un poco investigación y otra imaginería, porque la canción compositivamente y en el acompañamiento, pretende que suene como podrían haber sonado las músicas criollas de 1800. Está compuesta por un ritmo peruano que se llama yaraví, que es una música antigua de la región andina-peruana, y música de milonga rural del Río de la Plata. Por lo que pretende viajar por esas dos capitales virreinales, ir y venir entre esos dos ritmos.”
Ganar este reconocimiento, además de inflar su pecho de orgullo, ayuda a la difusión de proyectos culturales que esperan con ansias poder salir a la luz. En ese sentido, Nahuel asume que, gracias a ellos, los artistas logran concretar propósitos que durante mucho tiempo planean.
“Vivimos en una usina de proyectos culturales que esperan ver la luz y esperan recibir un respaldo que lo permita. Entonces celebro por mi y todo el ecosistema cultural que funciona cuando se recibe un fomento. Los recursos de dinero y reconocimiento se distribuyen en la rueda cultural y va a parar a un equipo de personas que trabajan y distribuyen tareas y remuneración, es una rueda creativa que gira. Es muy saludable para las economías, los proyectos y las personas que estamos siempre ahí esperando el empujón para que nuestros proyectos avancen.”
Nahuel Jofré y su investigación histórica
Desde pequeño tuvo cierta afición por la historia que atravesaba a la música que él componía. Sus raíces, los orígenes que la atraviesan y su amplio abanico de influencias. Aunque asume que hace solo algunos años comenzó su campaña de investigar de dónde nacen esos ritmos y la música regional que hoy nos caracteriza.
“Siento que vivo en una matriz de música folclórica porque es un lugar desde donde me sale leer la historia. Me apasiona y lo hago con más curiosidad que expectativas. En todo el cono sur hay documentos y testimonios que me interesan muchos y hace tiempo que estoy indagando en cuál y cómo fue la circulación de la música en todo el cono sur, y cómo esa música vino a ser parte del ADN de lo que hoy es la música popular latinoamericana.”
Toda su investigación determina las raíces de la música que hoy quiere componer, aunque también su trabajo irá destinado a algo mucho más grande y desconocido para el artista.
“Le di un poco de vuelo a mi posibilidad creativa para escribir para lo audiovisual – cuenta – He estado trabajando en un guion cinematográfico para que en parte esta investigación de la historia y la música, en algún momento ver la posibilidad de que vaya por el lado de lo cinematográfico.”
Y se explaya: “Hay un guion tipo documental que esta por entrar en vías de desarrollo, pero es tan amplio porque incluye audiovisual, investigación, música y otros elementos, por lo que creo estamos frente a un proyecto transmedia.”
Un 2020 atípico, aunque productivo
A principios de 2020, Nahuel lanzó su disco “Provinciano” el cual apenas tuvo la oportunidad de ser presentado en vivo antes de que se decretara la pandemia. Con las expectativas de una gira y varios conciertos destruida, embarcó un nuevo proceso de introspección en su música, aprovechando hacer de un año que muchos consideran perdido, algo útil.
“Fue un poco volver a empezar, tiempo de empezar de nuevo, con lágrimas y dolor, pero también el entusiasmo de algo que barajamos y vamos de nuevo -explica- Estuvo interesante volver al silencio creativo, tenia mi voz cansada por lo que estuvo bueno volver a estudiar canto, pulir el instrumento. Para cantar y componer, debe haber un momento de silencio y lectura, hay algo que entra en la cabeza para que después salga.”
En cuanto a los proyectos relegados, junto a su agrupación La Bandada se encontraban en medio de planes que los llevarían a una gira por el país, aunque por el momento no se han puesto en marcha nuevamente.
“En 2019 estuvimos en Europa tocando en tres países y volvimos muy hermanados. También la grabación del disco fue muy fructífera y muy humana, el 2020 nos paró y pudimos tocar solo tres veces. Ha quedado en stand by y la verdad no veo el contexto para salir a convocar gente, si bien yo salgo a ver teatro que esta pasando un momentazo, mi visión con la banda es salir a ocupar parques y plazas y es ahí donde la bandada va a ocupar los árboles.”
Dedicándose de lleno a su proyecto transmedia, el joven cantautor mendocino se encuentra en un proceso de formación personal, donde no le urge salir de la zona de aprendizaje en la que se encuentra inmerso.