Industriales mendocinos plantean el potencial de crecimiento, pese a la coyuntura compleja

Los datos nacionales muestran que, en el primer semestre, la actividad se sostuvo, pero empezó a caer a partir de junio. La falta de insumos y de precios son los principales obstáculos.

Ayer se celebró el Día de la Industria y representantes de distintos sectores en la provincia analizar la realidad de la actividad. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Ayer se celebró el Día de la Industria y representantes de distintos sectores en la provincia analizar la realidad de la actividad. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

En los días previos a la celebración del Día de la Industria, representantes de diversos sectores industriales en la provincia analizaron los principales desafíos que enfrentan -dificultades para acceder a insumos, acortamiento en la cadena de pagos e incertidumbre- y resaltaron el potencial de crecimiento si se acomodan ciertas variables macroeconómicas. Las cifras nacionales de actividad y ocupación muestran datos positivos en el acumulado anual, pero negativas en junio y julio.

El informe más reciente de la Unión Industrial Argentina (UIA) muestra que, en junio, la actividad industrial registró tanto una caída en la comparación anual -de 0,3% versus junio del año pasado-, como mensual, que alcanzó el 2,3% (desestacionalizado) con respecto a mayo. Señalaron que estos descensos se dan en un contexto de mayores restricciones al abastecimiento de insumos y servicios, así como de una creciente incertidumbre a nivel macroeconómico.

Pese a esto, el segundo trimestre termina con un incremento de 2,2% anual y el primer semestre cierra con una suba de 3,5% anual; aunque resaltan que con una marcada heterogeneidad en el desempeño sectorial. Las mayores caídas se registraron en Minerales no Metálicos (-5,6%), por el menor dinamismo de la construcción, y en Alimentos y Bebidas (-3,3%), a partir del impacto de la sequía en la producción de molienda.

Por su parte, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), reveló que la industria pyme tuvo su segunda caída consecutiva en julio, con un 3,2% anual frente al mismo mes del año anterior, y un descenso de 2,6% en la comparación con junio. De todos modos, para los primeros siete meses del año, mantiene un crecimiento de 0,6% con respecto a igual período de 2022.

En un informe, detallaron que la dinámica electoral afectó la operatividad de muchas empresas; por ejemplo, el 54% de las firmas consultadas declararon tener más problemas para reponer insumos. A partir de la segunda quincena de julio, los proveedores retacearon entregas por temor a próximos aumentos y las listas de precios mostraron ajustes más fuertes, que las industrias debieron trasladar al precio de venta, por el bajo margen para continuar absorbiendo incrementos.

Según el relevamiento de 404 industrias pyme a nivel federal, la mejor performance en julio la tuvo el rubro “Alimentos y Bebidas”, con un crecimiento anual de 4,4% en su producción, a precios constantes. La peor, se produjo en “Papel e Impresiones”, con una caída interanual de 22,9%.

Metalmecánica

En la provincia, la Metalmecánica tuvo una leve disminución en la utilización de la capacidad instalada, en comparación con el año pasado. Franco Totero, vicepresidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza (Asinmet), detalló que, en julio de 2023, la ocupación alcanzó el 67%, mientras que, en el mismo mes de 2022, era del 68%. A nivel nacional, el promedio para toda la industria fue de 68,6% en junio.

De todos modos, resalta que, en general, cuando se consulta a las empresas, todas tienen bastante trabajo, aunque con trabas en la operatoria, porque las devaluaciones generan un “cortocircuito” en toda la cadena de valor, con conflictos tanto con proveedores como con clientes, y las dificultades para importar se sostienen.

Detalló que, ya desde antes de la devaluación, a partir de junio, se empezaron a acortar las cadenas de pago y cada vez es más acotado el financiamiento de los proveedores, lo que es particularmente complejo para la industria, ya que toma materia prima y debe realizar un proceso productivo antes de poder vender el producto. Así, mientras antes podían emitir un pago a 60 o 90 días, hoy no superan los 30.

Además, con la suba del dólar, esta situación se agudizó y ahora la mayoría trabaja sin precio. Incluso, indicó Totero, hay proveedores que les dicen que no pueden tomar un crédito más allá del 19 de octubre, por si vuelve a producirse una devaluación.

En cuanto a las importaciones, expresó que, si aprueban la SIRA (autorización para importar bienes), lo que ya tiene una demora, y llega la mercadería, deberían permitir el pago en 60 días, pero cada vez con más frecuencia aparecen pedidos de presentar un nuevo formulario o cumplir con un requisito adicional. Esto, subrayó Totero, es muy complicado para las pymes, como su empresa familiar, que recién empezó a importar insumos hace un par de años y no lo hace con tanta frecuencia, por lo que en cada ocasión deben reaprender el mecanismo.

Totero detalló que Asinmet trabaja con cuatro sectores principales: construcción, agroindustria, petróleo y minería. En cuanto a este último, explicó que la mayoría de los clientes está en otras provincias, ya que, si bien en Mendoza hay canteras, el mayor volumen de proyectos se encuentra en otras partes del país. En cuanto a las ventajas que tienen las firmas locales para ofrecer servicios mineros, comentó que existe un fuerte entramado productivo local, que se desarrolló gracias al sector agroindustrial, y que también hay un menor costo logístico para trabajar en San Juan, las provincias del Noroeste o la Patagonia.

Sobre el sector petrolero analizó que ha habido una diminución en la producción de hidrocarburos, por la declinación natural de los pozos en la provincia, pero esto se compensa con el desarrollo que está teniendo Vaca Muerta en Neuquén, que también requiere productos y servicios mendocinos.

El sector agroindustrial, en tanto, está muy golpeado esta temporada, por la disminución de la cosecha, y se observa una prevalencia de los mantenimientos correctivos, por sobre los preventivos, lo que implica una desaceleración de la demanda, pero también que, cuando se produce, es urgente.

Y la construcción enfrenta el problema de que hay una desactualización en la fórmula de ajuste por inflación, en especial en lo que se refiere a las obras nacionales, lo que está causando que muchas estén paralizadas. El secretario de Asinmet acotó que con la provincia no es tanta la brecha, pero que igual se ha complicado la aplicación del cálculo.

En términos más generales, Totero indicó que hay inversiones que están paralizadas, en especial de nuevos proyectos, a la espera de que ver qué sucede en las elecciones nacionales y cuáles serán las nuevas reglas de juego. Pero que las industrias están trabajando, aunque con cierto temor y una incertidumbre generalizada. “El que está tomando riesgo e invirtiendo es un ‘kamikaze’, porque no hay ninguna variable que asegure un beneficio por aumentar la capacidad instalada”, lanzó.

Construcción

Gerardo Fernández, presidente de la Confederación de Pymes Constructoras de la República Argentina, comentó que esta industria viene teniendo un repunte año tras año desde la salida de la pandemia. Sin embargo, a partir de noviembre de 2022, comenzaron a retrasarse los pagos del Gobierno nacional, hasta alcanzar una meseta y un declive en los últimos meses.

A esto se suma la disparada en los precios y la falta de materiales, que llevan a que muchos proveedores, si la constructora no es cliente habitual, directamente no le venda, y, si lo es, le entreguen la mercadería con remito y el valor se fije el día de pago. Esto, resaltó, sucede cada vez que el dólar sube unos centavos.

También se ha producido un desajuste de las fórmulas polinómicas de determinación de precios para las obras públicas. Fernández explicó que los entes que relevan los costos de la construcción -Indec a nivel nacional y DEIE en la provincia- lo hacen una vez al mes, mientras los valores se van ajustando con una frecuencia muy superior. Esto hace que las empresas terminen comprando a un precio más alto del que se relevó.

Por otra parte, planteó que hay un retraso en los pagos. La provincia mantiene los 60 días, pese a que se comprometió a pagar en 30; mientras la Nación está cancelando a 60, 90 y hasta 120 días. Esto, resaltó, provoca que se desajusten las ecuaciones económicas del contrato y se paralicen las obras.

En cuanto a lo que puede suceder en los próximos meses, indicó que hubo mucha obra nacional, sobre todo en los municipios, pero se están terminado y no hay una buena cantidad de licitaciones para mantener ese ritmo. Y en lo provincial, tampoco se observa un número importante de obras en marcha ni proyectos de pronta ejecución. Además, se prevé una retracción por falta de pago.

En cambio, resaltó que la obra privada está traccionando más y estimó que, salvo algún “remesón” significativo, va a continuar. Es que la inflación, analizó Fernández, hace que la gente no quiera quedarse con los pesos y quienes tienen dólares, aprovechan cuando sube para invertir. Además, hay inversiones que, más allá de la incertidumbre, se sostienen, como los extranjeros que deciden construir una bodega, ilustró.

Turismo

Juan Viciana es vicepresidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM) y proviene de la agroindustria. Sobre este sector, indicó que está muy complicado porque la vitivinicultura es la principal actividad y ha tenido la cosecha más baja de la que se tiene registro. Si bien se están por eliminar las retenciones a las exportaciones de productos vitivinícolas, analizó, el dólar se mantiene subvaluado y no es atractivo ni siquiera para el sector pampeano, que es el más competitivo.

Viciana mencionó que esta semana se presentó un informe del Observatorio Vitivinícola Argentino, de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y la Bolsa de Comercio de Mendoza, y hay una caída en todos los rubros: exportaciones de vino embotellado y a granel, y de ventas en el mercado interno, donde la cerveza ha ido ganando espacio en la franja de menores precios.

Sin embargo, comentó que en la presentación también se habló sobre el turismo enológico, que trae entre un millón y un millón y medio de visitantes por año, que recorren las casi 400 bodegas que tiene la Argentina habilitadas para recibir turistas, con distintos servicios, desde la simple visita hasta alojamiento y gastronomía de primer nivel. En este sentido, consideró que el hecho de que la guía Michelin haya desembarcado en el país, en Buenos Aires y Mendoza, ofrece un potencial enorme de seguir creciendo.

Viciana consideró que el turismo y la gastronomía tienen mucho potencial, pero que falta desarrollo de infraestructura. A modo de ejemplo, mencionó que Puente del Inca es un lugar maravilloso pero el entorno está muy descuidado y Las Cuevas no tiene ningún servicio, como tampoco hay, después de tantos años, una sombra en el perilago del embalse Potrerillos.

El vicepresidente de la UCIM señaló que esta semana tuvieron una reunión de comisión directiva y fue evidente que hay un espíritu de agobio en general, pero también de esperanza por estar frente a un proceso eleccionario que se presenta a la vez complejo y como una oportunidad de renovar.

Conocimiento

Rodolfo Giro, vicepresidente de Conocimiento de la Federación Económica de Mendoza (FEM), señaló que, si bien esta industria no es tan dependiente del contexto local y regional, sí lo es de los vaivenes internacionales y arrancó el 2023 con ciertas dificultades, ya que la pandemia generó un enorme crecimiento del sector, que después se frenó. En el mundo, las grandes empresas tuvieron despidos en 2022 y en Mendoza hubo algunas bajas, reacomodamientos, y se desaceleraron las contrataciones desde el exterior.

Pese a eso, indicó que es una industria que crece y lo va a seguir haciendo, aunque a un ritmo menor que en 2020. El balance, en general, sigue siendo positivo. Y en el segundo semestre, se produjo un nuevo repunte, vinculado a las elecciones, ya que muchas empresas locales, que tenían intención de invertir, como el sector está muy dolarizado, aceleraron las contrataciones, para asegurarse un precio antes de una eventual -que terminó siendo efectiva- devaluación.

Giro acotó, ya con la mirada en el mediano plazo, que hay muchos jóvenes -en particular chicas, con lo que se ha revertido una tendencia- estudiando ingeniería y carreras tecnológicas, lo que es muy bueno, porque el principal recurso del sector del conocimiento es el talento humano. Y resaltó que este año, Mendoza fue sede del encuentro 2023 de la Cámara de la Industria Argentina del Software, que por primera vez se realizó en el interior, lo que contribuyó a posicionar a la provincia.

Industria diversificada

El presidente de la Unión Industrial de Mendoza (UIM), Matías Díaz Telli, comentó que, aunque los políticos locales suelen adjudicar los problemas actuales a la macroeconomía, los valores de actividad en la industria mendocina muestran una caída más pronunciada que la media nacional.

Esto, a su entender, significa que no ha habido una política de desarrollo económico en Mendoza ni tampoco crecimiento real de la economía desde hace más 10 años. Indicó que no han existido programas para incentivar, en forma integral, las industrias que son generadoras de riqueza: el petróleo, el turismo, el agro.

Sin embargo, también señaló que no existe un clima de negocios en Mendoza y la sociedad no “abraza” los proyectos. Díaz Telli expresó que comparte la mirada de un dirigente que ha dicho que “Mendoza es la tierra del no se puede” y, en esta línea, mencionó Penitentes, la minería y el centro de ski El Azufre. Incluso, acotó, hay municipios que no autorizan la apertura de un local comercial, porque va a traer mucho tránsito a la zona.

Como contraparte, resaltó que la industria de la provincia tiene un perfil mucho más amplio que en otras, en las que depende de un monoproducto. En Mendoza, detalló, aportan mucho la vitivinicultura, el turismo, el agro, la metalurgia. “La industria mendocina tiene muchos corazones y eso da una suerte de estabilidad, porque el riesgo está más repartido y no hay tanta dependencia del precio internacional de un producto, como en Neuquén con el barril de petróleo, o de un mal año para la agricultura”, indicó.

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