Unos 20 mil mendocinos tienen artritis reumatoidea

La enfermedad afecta más a mujeres y a partir de los 40 años. Puede llevar a la discapacidad y muerte prematura.

Unos 20 mil mendocinos tienen artritis reumatoidea
Unos 20 mil mendocinos tienen artritis reumatoidea

En Mendoza unas 19.500 personas padecen artritis reumatoidea. De cada 4 afectados 3 son mujeres. Se trata de una patología que de no tratarse lleva a la discapacidad en unos 10 años pero que de hacerlo en un estadio temprano puede frenarse. 

Los casos aparecen en mayor proporción a partir de los 40 años, en plena etapa productiva, lo cual permite entender el impacto para la vida de las personas pero también para el sistema sanitario en caso que avance.

Estos fueron algunos de los aspectos que señaló la doctora Alejandra Babini, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Reumatología quien disertó en un taller sobre el tema que el laboratorio farmacéutico Pfizer realizó en Panamá y al cual asistió Los Andes. Se estima que en torno al 1% de la población puede desarrollar esta enfermedad que se caracteriza por causar una inflamatoria crónica autoinmune de origen desconocido que afecta principalmente las articulaciones.

"Es terriblemente dolorosa, puede afectar todas las articulaciones", aseguró la profesional quien agregó que si avanza termina por deformar e inmovilizar. Afecta primero y sobre todo las manos, pero no sólo eso. Es que se trata de una patología sistémica que puede tener consecuencias sobre cualquier órgano, fundamentalmente los pulmones.  Por eso se asocia a la muerte prematura, ya que suele predisponer a enfermedades cardiovasculares. Es una de las principales causas de discapacidad laboral y "hay pacientes que están imposibilitados de hacer casi todo: cuentan que necesitan ayuda para comer, prenderse una camisa o cortar papel higiénico".

Ángela (86) tiene artritis reumatoidea. "Va pasando de un lugar a otro, como que va recorriendo el cuerpo, es un dolor horrible", asegura. "Cuando empezó se me deformaron los dedos, se levantaron, pero sin dolor. Sólo me dolía cuando estaba trabajando y se me desacomodaba un dedo y yo le daba golpecitos para volver a acomodarlo", recuerda.  "Hace 8 meses me operaron la rodilla y me pusieron una prótesis en la pierna izquierda, la otra también está complicada pero no me quiero operar". Ahora camina despacio, con la ayuda de un carrito que además tiene "una sillita" para cuando se cansa. "Hace poco se me comenzaron a dormir las manos, un dolor terrible, como un ardor que se extiende hasta el codo y ahora también me pasa en la planta del pie izquierdo", detalló. Asegura haber tomado "cualquier cantidad de analgésicos" y que no le hacían nada. Ahora cocina despacito, le cuesta prender botones chicos y hasta se le caen las cosas pero le da batalla.

Alrededor de 60% de los casos tiene origen genético. El resto está asociado a las condiciones de vida y el entorno, por eso se está estudiando si cambios en ese aspecto pueden ayudar a prevenirla.

El tabaquismo es considerado uno de los principales factores de riesgo y uno de los determinantes de que los tratamientos tengan menos éxito. 
"Cuando llegamos tarde a lo funcional ya no se puede recuperar, las desviaciones son irreparables", destacó Babini y agregó que gracias a los tratamientos los pacientes ya no llegan a un alto grado de deterioro.

Cuándo consultar

La doctora Alejandra Babini advirtió que pueden detectarse cambios en el organismo 10 años antes de que los síntomas de artritis se manifiesten.

Por eso, quienes tengan familiares con la patología pueden solicitarlos. Un indicador para llegar a la consulta es cuando se presentan al menos dos articulaciones inflamadas durante más de 6 semanas.

Subrayó que si se accede a tratamiento en los primeros meses posteriores a la aparición de los síntomas puede lograrse la desaparición de la enfermedad. Aclaró: "Tomar aspirina o antiinflamatorio no es parar la artritis, hay que tratarla".

Los medicamentos biosimilares: una oportunidad para quienes no encontraban “remedio”

Los últimos años se ha logrado un gran avance para beneficiar a los pacientes con artritis reumatoidea gracias a la incorporación de los medicamentos biológicos pero más aún a partir de los biosimilares, lo que catalogan como una verdadera revolución.

Se apela a ellos cuando los productos sintéticos, los comprimidos convencionales, no han dado resultado luego de unos 6 meses de tratamiento.  En el caso de la artritis, 40% de ellos.

Se usan especialmente para inflamaciones y algunos tipos de cáncer.

Los biológicos son los que se producen a partir de células vivas y se utilizan desde fines de los años 90.

La doctora Alejandra Babini, vocera de la Sociedad Argentina de Reumatología aclaró que la mayoría de los pacientes responde bien a los medicamentos simples si es que reciben tratamiento temprano. Cuando estos no tienen éxito se pasa a los biológicos que –asegura-han resultado una efectiva oportunidad para muchos pacientes que no lograban controlar la enfermedad. Sin embargo dijo que no todos acceden ya que son de alto costo y hay mucha burocracia para las solicitudes.

Por eso, la aparición de los biosimilares, con un precio en torno a 40% más bajo, se abre como una revolución en el mercado y el sistema de salud. Se trata de copias de los originales que pueden realizarse cuando caducan las patentes. Sin embargo, a diferencia de los genéricos, no son copias idénticas por la complejidad de la molécula y porque se elaboran a partir de una célula viva que no replica tal cual. Así lo explicó el doctor Gilberto Catañeda del Departamento de Farmacología del Instituto Politécnico Nacional de México.

"Curan enfermedades que antes no se podía curar", subrayó.

Pero resaltó que son costosos,  algunos pueden llegar a 2 mil dólares. Por eso, la posibilidad de contar con biosimilares fue calificada como un éxito comercial y en terapias.

Sin embargo, destacó la importancia de los estudios clínicos y la farmacovigilancia para determinar que son intercambiables con el medicamento original (innovador). Advirtió que las agencias de Europa y Estados Unidos que autorizan los medicamentos (EMA y FDA) publican el detalle de los estudios clínicos pero que las latinoamericanas no tienen este hábito incorporado.

Al respecto Babini mencionó que desde la entidad vienen solicitándolo sin éxito a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). Consultada por Los Andes al respecto desde la agencia respondieron que “todos los Estudios de Investigación Clínica de competencia de ANMAT  que se realizan en el país según la Disposición 6677/ 10 deberán ser de público acceso el dictamen final , ya sean autorizados o denegados ;los mismos se encuentran publicados en la Base de Datos de Estudios de Farmacología Clínica editados en la página web de esta Administración Nacional”. Sin embargo, allí no hay detalles de los biosimilares, justamente lo que solicitan los médicos para poder sustentar la intercambiabilidad.

Al respecto Anmat respondió: “el protocolo de un ensayo clínico contiene información confidencial relacionada con los datos de desarrollo de la droga en investigación y el protocolo para su realización”, y que en caso de requerirse más detalles debe apelarse a un pedido de información público que debe realizar cada interesado individualmente.

Por otra parte, Babini reclamó que el ahorro que las prestadoras de salud tengan con el uso de biosimilares se utilice para llegar a más pacientes.

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