Temporada de Aconcagua: menos visitantes y condiciones muy duras

La cantidad de gente que llegó al Parque Nacional descendió 10 por ciento y fallecieron dos personas más que el año pasado. Los guías dicen que vienen menos preparados para trepar la montaña.

Campamento Plaza de Mulas, a 4300 metros sobre el nivel del mar. (Gentileza)
Campamento Plaza de Mulas, a 4300 metros sobre el nivel del mar. (Gentileza)

El Parque Provincial Aconcagua dio ayer por terminada su temporada de ascensos, con números similares a los del verano anterior en intentos de cumbre, y una merma en los ingresos para trekking. Este verano se vendieron 3.227 permisos de ascenso, contra 3.221 tickets del verano pasado.

Los visitantes para trekking, es decir aquellos que realizan una caminata de varias horas en el día o pasan tres días a siete días en el Parque, estuvieron 17% por debajo del período anterior. Esta categoría permite alcanzar los campamentos base como Confluencia o Plaza de Mulas, sin avanzar hacia la cumbre, pero representa poco más de la mitad de los ingresantes, y por lo tanto pesa mucho en el total. Por eso la cifra total de ascenso y trekking muestra una caída de 10% para esta temporada. Esto es, comparando las cifras de 2022/23 con las del 23/24, ambas al 15 de febrero, y según datos oficiales de la Dirección de Recursos.

Campamento Plaza Argentina, a 4200 metros sobre el nivel del mar. (Gentileza)
Campamento Plaza Argentina, a 4200 metros sobre el nivel del mar. (Gentileza)

El Aconcagua recibió a sus huéspedes de este verano con condiciones hostiles. Nieve, frío, mucho viento y también una intensa ola de calor, que impulsó el cierre anticipado de un sector de la montaña, por los riesgos de crecidas o aludes.

De todos modos la comunidad diversa que se genera en esta montaña le puso buena cara al mal clima, y los campamentos base volvieron a ser mini ciudades con habitantes de todas las nacionalidades. Para todos ellos -desde los arrieros mendocinos y sanjuaninos que manejan las mulas de carga hasta los montañeros avezados y los “turistas de altura”- hubo novedades este año, que marcó el aniversario número 40 de la creación del Parque Provincial Aconcagua.

Por un lado, los campamentos base y de altura de algunas empresas prestadoras de servicios contaron con una conectividad inédita y otros desarrollos. Las antenas de internet simples y accesibles le están cambiando la cara a la actividad, y mejoran además las condiciones de seguridad (ver aparte).

Por otro lado el servicio médico que tiene la concesión de los controles y la atención a evacuados, Extreme Medicine, instaló esta temporada un puesto permanente a 5.400 metros, que fue bautizado como “la guardia más alta del mundo” en los medios. Este desarrollo es crucial, explica el médico Bernabé Abramor -uno de los titulares del servicio- porque permite extender el monitoreo de los andinistas más allá del campamento base, y así seguir más de cerca el proceso de aclimatación a la altura. “Desde el 15 de diciembre y hasta los primeros días de marzo tenemos un médico instalado en Nido de Cóndores, a 5.400 metros”, precisó Abramor.

Más fallecidos

A pesar de los chequeos médicos, fue una temporada muy dura en la mayor montaña del mundo fuera de Asia. Cinco montañistas extranjeros murieron durante su intento de cumbre (uno de ellos incluso antes de ir a la altura, en Plaza de Mulas). Se trata de una cifra inusual para los últimos años.

Muchas voces coinciden en atribuir este número elevado a una combinación complicada entre la dureza de las condiciones -un cerro frío y con vientos muy extremos, que arrancaron carpas en diferentes campamentos- y un perfil menos preparado por parte de quienes se aventuran en las regiones altas del cerro.

Skeete Kshamata, de 49 años, la andinista estadounidense que murió en el Aconcagua.
Skeete Kshamata, de 49 años, la andinista estadounidense que murió en el Aconcagua.

“Todas las muertes fueron por condiciones de extrema altura, donde se exigieron de más para llegar a la cumbre sin entender que hay una bajada extensa”, puntualizó uno de los médicos que participa en los controles. “Realizamos 8.000 controles preventivos y casi 200 evacuaciones exitosas. Pero con las bajas temperaturas que hubo esta temporada... fatiga extrema, hipotermia, alturas extremas y que se haga de noche…un combo insuperable! -agregó-. Si hubiesen escuchado y bajado antes, probablemente no sucedía.”

Un guía de montaña con muchas expediciones en su mochila sintetiza esta tendencia en pocas palabras: “al Aconcagua vienen cada vez más turistas de altura, es decir personas menos capaces de ser autosuficientes y de evaluar escenarios como la gran altitud, cómo está el tiempo, cómo están ellos mismos”.

Los guías de montaña son actores clave para minimizar la cuota de riesgo inherente a la actividad, o para gestionarla. Sin embargo, muchos de ellos defienden la posibilidad de que se mantenga la posibilidad de practicar montañismo “deportivo” en el Aconcagua, es decir la opción de subir una montaña en forma autónoma. “Por supuesto que es más seguro y controlado contar con una persona idónea. Pero no queremos que se nivele hacia abajo, sino que nos contraten por nuestro valor agregado, y como montañistas defendemos que exista la libertad de emprender desafíos” se definió el avezado montañero consultado. “De hecho tres o cuatro de los fallecidos contaban con guías”, agregó.

Un rescate con final feliz a 6.700 metros de altura

Los guías y porteadores son los habitantes más frecuentes de las zonas más altas del cerro, que son las de mayor exposición y riesgo. Y a menudo van más allá de las tareas con sus grupos, para involucrarse en los rescates que son moneda corriente durante la temporada.

Ese fue el caso del guía de montaña Jorge González, un rosarino que ya juega de local en el Aconcagua. Su testimonio ilustra la tensión (y la solidaridad) que se viven en esos momentos: “Veníamos bajando de la cumbre y vimos que a unos 6.700 metros había una situación típica: un montañista atáxico (nota: con falta de coordinación) y muy afectado por la altura pierde el conocimiento. Con otro guía bajamos lo más rápido que pudimos y tratamos de reanimarlo. En segundos preparamos medicación, mientras por radio pedíamos autorización a personal del cuerpo médico que también bajaba de la cumbre, y tenía más arriba dos situaciones similares. Lo medicamos, y a los tres minutos estaba de pie.

La travesía previa a la cumbre, a 6500 metros sobre el nivel del mar. (Gentileza)
La travesía previa a la cumbre, a 6500 metros sobre el nivel del mar. (Gentileza)

Le pusimos oxígeno y lo aseguramos con una cuerda corta… así bajamos un tramo, hasta que colapsó otra vez. Le subimos el oxígeno y logramos que camine un rato más. Pero era evidente que si pasaba la noche en Cólera (nota: campamento a 6.000 metros) se moría. Pedimos apoyo a la Patrulla de Rescate.. que a pesar de estar con otro rescate nos pudo enviar a sus practicantes. Así pudimos bajar hasta Nido de Cóndores, a 5.400 metros, donde el hombre fue evacuado en helicóptero.”

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