Se burlaron de un conductor de Cabify por no ejercer su profesión y le dieron 10 pesos de propina

Mauro Grande reveló en LinKedIn la angustiante situación que pasó cuando trasladaba a dos jóvenes que se rieron de él. “Paré en una estación de servicio porque no podía aguantar el llanto”, dijo a TN.

Mauro Grande reveló en LinKedIn la angustiante situación que pasó cuando trasladaba a dos jóvenes que se rieron de él. “Paré en una estación de servicio porque no podía aguantar el llanto”, dijo a TN.
Mauro Grande reveló en LinKedIn la angustiante situación que pasó cuando trasladaba a dos jóvenes que se rieron de él. “Paré en una estación de servicio porque no podía aguantar el llanto”, dijo a TN.

Mauro Grande hizo lo de siempre: había dejado a un pasajero y se dispuso a dar algunas vueltas para encontrar un nuevo viaje. Cinco minutos más tarde llegó la notificación del celular. Se dirigió hasta un club de tenis del barrio porteño de Palermo y pasó a buscar a dos jóvenes apenas algunos años menores que él.

“Lo primero que pensé cuando me preguntaron si había estudiado y qué, porque les llamó mi juventud pese a estar a meses de tener 30, era que querían entablar una charla entre personas de parecida edad”, escribió Mauro, de 29 años, en su perfil de LinkedIn.

Allí contó: “Después de decir mi profesión, fue tajante: ‘¿Sos periodista y estás manejando un Cabify?’. Ambos largaron una carcajada. Y a continuación siguieron las risas burlonas hacia mí. Me banqué los 20 minutos restantes de viaje con un nudo en la garganta y sin escuchar si seguían o no”.

"Me banqué los 20 minutos restantes de viaje con un nudo en la garganta y sin escuchar si seguían o no”.
"Me banqué los 20 minutos restantes de viaje con un nudo en la garganta y sin escuchar si seguían o no”.

“Cuando llegué al destino, con pago en efectivo, escuché ‘son $1000 y toma $10 de propina así seguís así, periodista’. No terminé de arrancar que no aguante el llanto. Tuve que frenar en una estación de servicio porque no podía seguir”, continuó.

El apoyo de su abuela y el sueño de trabajar como periodista

Mauro sostuvo que comenzó a ser chofer en la aplicación hace tres semanas. Logró comprarse un Toyota Etios gracias a un ahorro que le dejó su abuela, pilar en su vida y fundamental para, luego de algunos vaivenes con el estudio, se decidiera a comenzar y culminar la carrera de periodismo.

“Somos de Avellaneda. Vivo con Leandro, mi papá. Mi mamá falleció de cáncer cuando yo tenía 11 años. Ella me imaginaba dentro de este mundo porque yo siempre quería leer revistas y escuchar programas de radio”, expresó.

Se recibió en diciembre de 2021 en TEA. Con el título en la mano, se comunicó con cada uno de los contactos que había conseguido a lo largo de la cursada. También habló con sus profesores. Mauro quería empezar a trabajar como periodista cuanto antes.

“En LinkedIn me postulé a cada búsqueda que aparecía. En algunas pedían experiencia, pero igual subí todos mis trabajos hechos durante la facultad. Estuve un tiempo prudencial mandando, y sabemos que las búsquedas no son rápidas, pero cuando no tuve ningún contacto decidí buscar otra cosa”, dijo.

“Es un auto mío, el último regalo que me dio mi abuela. Mi papá es taxista, tuve un gran profesor en cuanto a las calles y manejo. Me interioricé mucho y salí a la calle. Suelo hacerlo después del mediodía y hasta la noche. A la mañana me ocupo de la casa”, agregó Mauro.

En su relato, indicó: “Venía luchando con mi cabeza. De sentirme frustrado por no poder estar haciendo nada relacionado al periodismo en un medio. Fue y es duro, por eso decidí salir a hacer viajes para ganarme la guita dignamente hasta que aparezca algo de lo que me recibí”.

No sé si estos dos pibes estudiaron o estudiarán, no me interesa tampoco, pero el menosprecio hacia el otro por una profesión o por no poder ejercer es dañino. No saben quién está manejando y cuánto puede afectar un comentario así. Si son pasajeros/as de quién sea, tenga o no una profesión, no tomen el hecho de ser chofer como algo indigno. Es todo lo contrario, es digno, es remar hasta que aparezca en lo que te recibiste”, enfatizó.

Durante la charla con este medio agregó: “Me dolió porque de chico sufrí acoso y bullying. Ahí fue cuando paré en una estación de servicio porque no podía aguantar el llanto. No tenía experiencia en cómo actuar con pasajeros conflictivos”.

Su sostén, ante este episodio, fue su papá. Le pidió calma, le aseguró que no sería la última vez que le sucediera algo así y le permitió creer en que lo más importante es y será enfocarse en lo positivo.

“Hoy siento que el hecho de estar en la calle me abre un mundo. Ir conociendo los barrios, estar atento. Me da una apertura y una serie de herramientas que sé que el día de mañana me van a servir”, reveló Mauro.

“Esto ocurrió el sábado y el domingo ya estaba de vuelta trabajando. Sentía que si me quedaba era darle más importancia, entonces después de contestar mensajes y hablar con profesores, volví al ruedo”, sostuvo.

Y completó: “Yo soy feliz de ser periodista, de haber elegido tan hermosa profesión y soy feliz haciendo algo temporal como manejar para una app, porque me ayuda en un montón de cosas y me gano mi propia guita. Y a ellos dos no les deseo lo peor, porque ya debe ser difícil levantarse todos los días siendo así de miserables”.

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