El boom del “criptoarte”: ¿genialidad o delirio?

Cuando hace un año el artista estadounidense Beeple fue noticia por vender una obra de arte NFT por 69,3 millones de dólares, el mundo entero empezó a hablar del “criptoarte” y, junto a él, de términos tecnológicos como blockchain, NFT y criptomonedas. ¿Qué es este fenómeno que promete revolucionar el mundo del arte?

El fenómeno del criptoarte, ¿llegó para quedarse?
El fenómeno del criptoarte, ¿llegó para quedarse?

En marzo de 2021 los diarios y medios de todo el mundo anunciaban que la prestigiosa casa de subastas Christie’s había vendido la primera obra de arte digital en NFT al irrisorio monto de 69,3 millones de dólares. Los que no sabíamos mucho de tecnología no entendíamos bien de qué hablaban, pero era evidente que esa cantidad de dinero escondía algo importante. El creador de la obra en cuestión era Beeple, un artista digital y diseñador gráfico estadounidense cuyo nombre hasta ese momento era prácticamente desconocido en el circuito artístico internacional. La noticia –que se viralizó al instante– puso sobre la escena un nuevo concepto: el “criptoarte”, y junto con él una diccionario de términos tecnológicos como NFT, criptomonedas, blockchain. ¿Qué son esos conceptos que prometen gobernar la economía y la web del futuro?

Según explica en su sitio oficial BAG (Blockchain Art Gallery), una plataforma argentina dedicada a difundir y vender arte digital latinoamericano, el NFT (“Not Fungible Token” o “Token no fungible”, en español) es “un activo digital basado en tecnología blockchain que se puede usar para representar la propiedad digital de algo único y escaso” como obras de arte, coleccionables o hasta música, entre otras cosas. A grandes rasgos, en el mundo de la web donde todo es pasible de ser copiado o replicado, el NFT vendría a ser lo que certifica que una obra de arte digital es única y original.

Para que una obra de arte digital tenga un NFT es necesario que el artista o autor de esa obra se lo cree a través de un proceso que en la jerga se conoce como “mintear”, es decir, generarle a la obra este certificado de autenticidad al registrarlo en la blockhain. Pero, ¿qué es la blockchain de la que tanto oímos hablar? Es la tecnología de software de código abierto basada en la criptografía que fue la base para el surgimiento del Bitcoin y que el artista Tomás García describe como “un gran libro inalterable” donde se registran todas las transacciones realizadas con criptomonedas en el mundo.

Una de las obras de Beeple.
Una de las obras de Beeple.

“La tecnología blockchain no solamente permite identificar la pieza de arte original, sino que además ofrece la trazabilidad de todos los propietarios que ha tenido la pieza desde su creación y a lo largo del tiempo”, explican desde BAG. “Esto significa que las expresiones digitales en formato NFT tienen un valor financiero importante. La posibilidad de identificar al verdadero dueño de una pieza digital y garantizar su trazabilidad permite que su autenticidad sea certificada y asegurar que no sea posible falsificar la obra de arte o revenderla de manera fraudulenta”.

Si bien el arte digital existe hace décadas, los NFTs trajeron a los artistas la posibilidad de nuevas formas de vender y comercializar sus obras. “Me motivó a iniciarme en los NFTs el hecho que ya no me llamaba mucho la atención publicar mis trabajos personales en Instagram sin ningún beneficio más que simples likes o clics. Vender esas creaciones como criptoarte me dieron otro sentido a nivel monetario y también artístico”, cuenta el artista y diseñador argentino Daniel Cicero.

Además de crear y vender sus propias obras, Cicero es el fundador de la cuenta de Twitter Hic Et Nunc Argentina, en la que se dedica a difundir criptoarte local. Así como Hic Et Nunc, en el último tiempo fueron surgiendo en nuestro país distintas comunidades que reúnen a los exponentes de artistas locales como CryptoArg, donde comparten sus trabajos y también se brindan consejos para quienes quieran adentrarse en un mundo por momentos bastante complejo.

Las obras digitales con NFT se compran y venden mediante criptomonedas. Mientras una obra de arte física se suele adquirir en una galería de arte, en el caso del “criptoarte” el mismo se puede comprar en distintos marketplaces online especializados (algunos de los más conocidos a nivel internacional son HEN, SuperRare u OpenSea) que funcionan con distintas blockchains y sus correspondientes criptomonedas como Ethereum, Tezos o Solana, entre muchas otras.

Cada una de estas plataformas o criptomonedas tienen sus diferencias de costos, prestigio y público. Actualmente la mayoría de las transacciones de criptoarte se realizan mediante Ethereum, la segunda blockchain más importante luego de Bitcoin, famosa por haber creado los llamados “contratos inteligentes”, que, en el caso de las obras de arte digitales, permiten, por ejemplo, dejar asentadas en un NFT las condiciones de reventa de dicha obra de arte, donde el artista puede establecer la comisión que quiere cobrar cada vez que la obra se revende.

Aunque varias de las galerías de arte más tradicionales ya están buscando los modos de sumarse a la tendencia del arte digital y los NFTs, el fenómeno dio vida también a plataformas especializadas. En nuestro país hay algunas como BAG –Blockchain Art Gallery–, creada por los argentinos Ignacio Elffman, Martín González y Pablo de Sousa y dedicada a vender y difundir arte NFT latinoamericano, o la galería virtual Diderot.art, creada por Lucrecia Cornejo y Angie Braun, que a fines del año pasado realizó Diderot Digital Exhibition, una muestra online en la que incluyeron obras digitales con NFTs.

“Los NFTs no solo facilitaron el acceso para que muchos artistas vivan del arte, porque antes el arte digital era muy difícil de comercializar, sino que también democratizó el acceso en el consumo de arte. Un chico o una chica de un barrio de CABA, o un hijo de un chacarero en Junín, está accediendo y comprando arte a través del coleccionismo de NFTs. Algo que antes era impensado”, opina Martín González, CEO de BAG.

¿Vino el criptoarte a democratizar el ambiente artístico? Las opiniones son encontradas. Mientras que algunos destacan la posibilidad de muchos artistas de obtener pagos por obras que antes estaban gratis en la web, del lado contrario algunos señalan como contraparte el hecho de que las criptomonedas de todo el mundo se concentran en pocas personas. Un informe publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos detalló que actualmente hay cerca de 19 millones de bitcoins en circulación, de los cuales el 27% pertenece a sólo 10.000 individuos.

Pero esta no es la única crítica a la que se somete el criptoarte. Otra de sus mayores cuestionamientos es el impacto ambiental que genera, ya que la tecnología blockchain que utilizan los NFTs para su funcionamiento implica un gran gasto energético. De acuerdo al último reporte de Digiconomist, las huellas totales de Bitcoin anualizadas muestran un consumo energético similar al de Tailandia, y una huella de carbono equivalente a la que produce anualmente un país como Kuwait. Como respuesta a esto, blockchains como Ethereum aseguraron que están trabajando en una nueva versión de su criptomoneda que “consumirá un 99,95 % menos que la red actual”.

Las criptomonedas, eslabón clave dentro del mundo del criptoarte y los NFTs.
Las criptomonedas, eslabón clave dentro del mundo del criptoarte y los NFTs.

Además, como el valor de los activos digitales y de las criptomonedas –libres de muchas regulaciones– pueden variar drásticamente de la noche a la mañana, muchos de los detractores del fenómeno señalan el peligro de una nueva “burbuja financiera”.

“Se habla de burbuja desde que nació bitcoin en 2009″, opina Matías González de BAG. “Siempre hubo mucho prejuicio en el mundo de las criptomonedas. Creo que todos los mercados corrigen para arriba y para abajo, pero creo que estamos ante una nueva vanguardia artística, en los albores de una nueva revolución en capacidades artísticas y modelos de negocios y de herramientas artísticas”.

Si bien noticias como la venta millonaria de Beeple hacen pensar que el criptoarte mueve millones, lo cierto es que salvo esas excepciones las obras de arte digital se venden a precios mucho más accesibles. “Nosotros hemos regalado NFTs y hemos vendido otros desde 50 hasta 5000 dólares”, cuenta Matías Loizaga, CEO de Enigma.art, otra plataforma argentina de venta de NFTs de arte digital que tiene obras de artistas como Nicola Constantino y de músicos como Bizarrap o Babasónicos.

Con una visión de vanguardia, Enigma también está incursionando en nuevas oportunidades que brindan los NFTs. “Hay artistas que están pensando colecciones en las que los NFTs son pasaporte para otros beneficios adicionales como un backstage pass, descuentos en entradas o acceso anticipado para escuchar canciones nuevas. También estamos trabajando en lanzamientos musicales donde vas a poder comprar los tracks separados de las canciones para poder jugar con la batería, el bajo o la voz de la canción, remixarla o reversionarla”, explica Loizaga.

Las posibilidades que brindan los NFTs son cada vez más amplias y ya no sólo están en el arte o la música, sino que también llegaron a los ámbitos más diversos como la moda o hasta los videojuegos. ¿Un fenómeno que llegó para quedarse? Sólo el tiempo lo dirá.

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