Puesta en escena: contar la historia de manera diferente

Claudio Martínez, Claudia Sosa y Gabriela Garro explican las particularidades del espectáculo respecto del trabajo actoral.

Puesta en escena: contar la historia de manera diferente
Puesta en escena: contar la historia de manera diferente

La Vendimia es una mezcla de lenguajes que va evolucionando y el teatro va creciendo. El concepto es compartido por Claudio Martínez (director de puesta en escena), Claudia Sosa (directora de puesta en escena) y Gabriela Garro (asistente de dirección actoral).

“Hemos puesto el acento en que las escenas teatrales estén en la misma proporción que las escenas coreográficas. Digamos que naturalmente la vendimia es coreográfica y a medida de que va evolucionando empieza a tener un lenguaje nuevo que es el teatro, que se integra”, grafica Martínez.

Según este trío, el desafío de esta edición ha tenido que ver con contar la misma historia de manera diferente. "Generalmente la Vendimia tiene sus ribetes, sus íconos culturales que son válidos. Pero quisimos que tenga un atractivo para la gente. Creo que vamos a estar en una vendimia renovada en ese aspecto, donde la música, el teatro, los lenguajes están proporcionalmente definidos entonces será una vendimia que la gente va a disfrutar", apunta Martínez.

El experimentado director advierte que para "Sinfonía azul para el vino nuevo" se ha convocado el máximo de actores porque la puesta así lo proponía. "Es la manera de contar esta historia", asegura Claudia Sosa.

Por su parte, Gabriela Garro, quien lleva 22 años como actriz en vendimia y hace 5 años que monitorea actores, explica que la particularidad por la cual está en este equipo como asistente es porque este año hay cupo de actores con discapacidad que históricamente han sido folclóricos. "Este año se hizo casting y han entrado 14 actores que ya tienen antecedente teatral. Están en escena totalmente fusionados", advierte.

Lo novedoso en esta edición es que este grupo de artistas participará en escenarios principales. "Siempre se los ha tenido como un trato tan especial que al final se los ha terminado aislando al ponerlos cerca de las puertas o de los camarines, por una necesidad de ellos de cambiarse que los papás ayudan… Eso ha sido en el caso de los folclóricos. Los actores, tienen otra impronta: tienen su autonomía. Por eso, los creemos capaces de realizar el trabajo de cualquier otro actor", considera Garro.

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