En la mayoría de las casas después de hervir verduras, el agua termina directamente en la pileta de la cocina. Sin embargo, los aficionados a la jardinería y expertos saben que este líquido, lejos de ser un simple residuo, puede convertirse en un excelente fertilizante natural para las plantas.
Uno de los grandes atractivos de esta práctica es que no requiere gastos adicionales. El agua ya se genera en la cocina durante la preparación de las comidas, y reutilizarla es tan simple como esperar a que se enfríe y llevarla a las macetas.
De esta manera, se aprovecha un recurso que suele desperdiciarse y se transforma en un fertilizante líquido natural. Además, al tratarse de un preparado casero, no genera residuos plásticos ni envases descartables, algo que sí ocurre con muchos fertilizantes industriales.
olla con agua de verduras cocción de verduras 1
¿Por qué no conviene tirarla?
Cuando se cocinan verduras como zanahorias, papas, zapallos o acelga, una parte de sus minerales y vitaminas se libera en el agua durante la cocción. Magnesio, potasio, fósforo y calcio son solo algunos de los nutrientes que se disuelven en el líquido.
Estos mismos elementos son esenciales para el desarrollo de las plantas: fortalecen raíces, estimulan la floración y mejoran la resistencia frente a plagas o cambios de temperatura.
En otras palabras, lo que se suele considerar un desecho es, en realidad, un concentrado natural de nutrientes que puede reemplazar o complementar los fertilizantes comerciales.
Beneficios para las plantas de interior y exterior
El agua de cocción de verduras puede emplearse tanto en macetas dentro del hogar como en canteros del jardín. Entre sus beneficios más destacados se encuentran:
- Mejora el crecimiento: el potasio favorece la formación de tallos firmes y hojas más verdes.
- Fortalece las raíces: el fósforo presente en el agua ayuda a que las raíces crezcan más profundas y resistentes.
- Favorece la floración: algunos nutrientes contribuyen al desarrollo de flores más abundantes y duraderas.
- Incrementa la resistencia: al recibir minerales de manera constante, las plantas toleran mejor las variaciones de temperatura y el estrés hídrico.
Cómo aplicar el agua de las verduras sin riesgos
A pesar de sus ventajas, no se trata simplemente de volcar el agua de la olla sobre las plantas. Hay algunas recomendaciones básicas para evitar problemas:
- Dejar enfriar por completo: nunca se debe aplicar agua caliente o tibia, ya que puede quemar las raíces. Lo ideal es esperar hasta que alcance temperatura ambiente.
- No usar agua con sal: si las verduras se cocinaron con sal, es mejor no utilizar ese líquido. El exceso de sodio resulta tóxico para la mayoría de las plantas y puede dañar el suelo.
- Evitar condimentos o aceites: cualquier agregado, como manteca, aceite o especias, reduce la calidad del agua y puede favorecer la aparición de hongos.
- Aplicar en la base: conviene regar directamente sobre la tierra, cerca de las raíces, para que los nutrientes se absorban mejor.
- Usar en dosis moderadas: no hace falta reemplazar todos los riegos por agua de cocción. Lo ideal es intercalar, utilizándola una o dos veces por semana.