El cuidado de las plantas del hogar puede volverse más fácil y económico si incorporas soluciones naturales sin recurrir al uso de productos químicos. Entre los secretos más eficaces de jardinería, el ajo ocupa un lugar destacado. Este ingrediente es un poderoso repelente que protege el jardín de plagas, fortaleciendo las plantas y manteniendo el entorno saludable.
El ajo contiene compuestos responsables de su característico olor y de su capacidad para repeler insectos. Estos compuestos actúan como una barrera natural contra plagas que suelen atacar cultivos y plantas ornamentales, pero sin afectar el crecimiento ni la calidad del suelo.
olor a ajo
Este truco se volvió viral por su efectividad y porque usa un elemento común en casa.
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Además, el ajo tiene propiedades antibacterianas y antifúngicas, lo que ayuda a prevenir enfermedades causadas por hongos, como el oídio o la roya, muy comunes en primavera y verano.
A diferencia de los productos químicos, el ajo no altera el equilibrio del ecosistema ni afecta a insectos beneficiosos como las abejas o las mariposas, esenciales para la polinización.
Contra qué plagas funciona el ajo en el jardín
- Pulgones: esos pequeños insectos que debilitan hojas y brotes tiernos.
- Cochinillas: se adhieren a los tallos y chupan la savia de las plantas.
- Mosca blanca: ataca hojas y flores, provocando manchas y debilitamiento.
- Trips: suelen aparecer en plantas ornamentales y huertas, causando daño en hojas y flores.
- Hormigas: sobre todo cuando se asocian con pulgones.
- Hongos: como el mildiu y el oídio, que proliferan con la humedad.
En pocos días, ejércitos de hormigas comenzarán a atacar los tiernos brotes de los árboles, subiendo a las plantas un tendal de cochinillas y pulgones. Foto: 123RF
En pocos días, ejércitos de hormigas comenzarán a atacar los tiernos brotes de los árboles, subiendo a las plantas un tendal de cochinillas y pulgones. Foto: 123RF
Cómo preparar un repelente natural con ajo
Ingredientes:
- 4 o 5 dientes de ajo grandes
- 1 litro de agua
- 1 cucharadita de jabón blanco rallado o natural (opcional, para mejorar la adherencia)
Preparación:
- Triturar el ajo: pelá los dientes y procesalos con medio litro de agua hasta obtener una mezcla homogénea.
- Dejar reposar: colocá la mezcla en un frasco tapado y dejala reposar 24 horas. Esto potencia las propiedades repelentes del ajo.
- Filtrar y diluir: al día siguiente, colá el líquido y mezclalo con el medio litro de agua restante.
- Agregar el jabón (opcional): si querés que el preparado se adhiera mejor a las hojas, agregá una cucharadita de jabón blanco disuelto.
- Envasar y aplicar: verté la mezcla en un rociador limpio y aplicá sobre las hojas, tallos y alrededor de la base de las plantas.
Cómo y cuándo aplicar el repelente casero
El mejor momento para aplicar el repelente de ajo es temprano a la mañana o al atardecer, evitando las horas de sol intenso para no dañar las hojas. Repetí la aplicación cada 7 a 10 días, o después de cada lluvia intensa.
Podés usarlo en plantas de interior, ornamentales o de huerta. Es especialmente útil en tomates, pimientos, rosas, jazmines, limoneros y hierbas aromáticas. Si querés potenciar el efecto, podés intercalar algunos dientes de ajo enteros en la tierra de las macetas o al pie de los cultivos: su olor también actúa como barrera natural.
Si tu jardín sufre ataques constantes de insectos, prepará una infusión concentrada de ajo y cebolla. Para eso, herví 3 dientes de ajo y media cebolla en un litro de agua durante 10 minutos, dejá enfriar y aplicá el líquido una vez colado. Este preparado combina el poder repelente de ambos ingredientes y resulta ideal para controlar plagas persistentes.
En qué plantas podés usar el ajo
El ajo puede utilizarse prácticamente en todo tipo de plantas, pero hay algunas que lo aprovechan mejor. En huertas urbanas, por ejemplo, es ideal para tomates, pimientos, acelgas, zanahorias y lechugas. En frutales, resulta muy útil en limoneros, mandarinos y plantas cítricas en general, que suelen sufrir el ataque de pulgones y cochinillas.
También se recomienda usarlo cerca de rosales, jazmines o plantas de interior que sean sensibles a los ácaros. En jardines floridos, se puede rociar sobre margaritas, lavandas o petunias para mantenerlas libres de insectos sin afectar su crecimiento ni su floración.