En el mundo de la jardinería, pocas plantas logran lo que hace la portulaca, también conocida como flor de seda. En cualquier jardín, esta especie destaca por su capacidad de florecer todo el año, incluso bajo sol extremo, sin requerir cuidados constantes ni riego diario. Su resistencia la convirtió en una favorita entre quienes buscan belleza y practicidad.
Además de su aspecto colorido, la portulaca es un ejemplo de adaptación natural. Crece en suelos pobres, soporta sequías y, a diferencia de otras especies, no se marchita fácilmente. En las regiones más calurosas de Argentina, es común verla en patios, balcones o veredas, aportando una explosión de colores que se mantiene de enero a diciembre.
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En el jardín, la jardinería y las plantas se combinan con esta flor única.
Una flor que se cuida sola
La verdadera magia de esta planta está en su capacidad de autogestión. Gracias a sus hojas carnosas, similares a las de las suculentas, almacena agua para resistir semanas sin riego. Según investigaciones del Instituto de Botánica Darwinion (Argentina), su fisiología le permite cerrar los estomas durante las horas más calurosas del día, reduciendo la pérdida de humedad.
Los expertos en jardinería recomiendan ubicarla en lugares con pleno sol, ya que la floración depende directamente de la cantidad de luz. También se sugiere un suelo bien drenado, porque el exceso de agua puede dañarla. En macetas, se adapta sin problemas, siempre que se evite el encharcamiento.
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En el jardín, la jardinería y las plantas se combinan con esta flor única.
Otra curiosidad es que sus flores se abren solo durante el día y se cierran al atardecer, como si siguieran el ritmo natural del sol.
El secreto para mantenerla espléndida todo el año
Aunque parezca una planta mágica, tiene algunos trucos simples para que conserve su esplendor. Podar las flores secas estimula nuevas floraciones y aplicar fertilizantes naturales, como compost o humus, potencia su crecimiento. En jardines comunitarios, su resistencia la vuelve una gran aliada para reducir el mantenimiento sin sacrificar belleza.
Estudios de la Universidad Nacional de La Plata remarcan que la portulaca también mejora la biodiversidad urbana, atrayendo abejas y pequeños insectos polinizadores. Es, sin dudas, una de las plantas más nobles que podés sumar a tu jardín.
Resistente, vibrante y fiel al verano argentino, esta flor demuestra que en jardinería, la belleza más duradera suele ser la más simple.