Otro paso del vino hacia adelante

Esta semana, en el marco del aniversario de la declaración del Vino Argentino como Bebida Nacional, el INV lanzó el programa Vino Cercano, que habilita a que se venda vino en envases retornables.

Esta semana, en el marco del aniversario de la declaración del Vino Argentino como Bebida Nacional, el INV lanzó el programa Vino Cercano, que habilita a que se venda vino en envases retornables.
Esta semana, en el marco del aniversario de la declaración del Vino Argentino como Bebida Nacional, el INV lanzó el programa Vino Cercano, que habilita a que se venda vino en envases retornables.

Esta semana, en el marco del aniversario de la declaración del Vino Argentino como Bebida Nacional, el INV lanzó el programa Vino Cercano, que habilita a que se venda vino en envases retornables. En detalle, se podrán recargar botellones de vidrio o cerámica vidriada de 1,9 a 2,5 litros, tal como se hace en otros sectores, principalmente el cervecero.

La nueva modalidad de venta se adapta a la política ambiental nacional establecida por la Ley 25.675 y, según las autoridades del INV, nada tiene que ver con la crisis del vidrio. Sin embargo, es innegable que un sistema de venta take away, en el que los clientes llevan sus propios envases reutilizables, puede contribuir a que el problema sea menor en épocas de escasez.

Fuera de esto, es un gran paso hacia adelante que se busquen nuevas alternativas de consumo. El tiempo dirá si la medida fue exitosa o no. Las bodegas y comercios deberán inscribirse en el INV para formar parte de esta modalidad de ventas y tendrán que cumplir con ciertos requisitos para participar. Recién entonces la rueda comenzará a girar y se podrá conocer cómo reaccionan los consumidores.

De cualquier forma se trata de un cambio positivo. Si las ventas “explotan” se habrá encontrado un nuevo canal de ventas que sumará rentabilidad al sector. Si las ventas fracasan, se podrá descartar un camino y buscar otros, o bien identificar cuáles fueron las fallas para volver a intentarlo.

Lo que está claro es que la experiencia sólo dejará cosas buenas, tanto desde lo económico cuanto desde lo ambiental, y eso es algo para celebrar. Es además la confirmación de un cambio de rumbo, de una decisión tomada por la industria vitivinícola de escapar a lo tradicional y salir a recuperar su lugar en las góndolas. El año pasado el sector creció mucho con las ventas en botellones, que ya representan el 30% del mercado, y en 2021 comenzó a incursionar más a fondo con las latas (se está vendiendo en ese formato 116% más que en 2020). En ambos casos los resultados han sido exitosos y si bien las ventas totales este año se mantienen en caída, hay más herramientas para encarar una recuperación.

Por supuesto que las botellas de 750 cc seguirán siendo el producto estrella, y está bien que así sea, pero más opciones equivalen a más consumidores.

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