El puma, el avance humano y las áreas de fauna autóctona

Los pumas suelen ser considerados una amenaza para las personas y otras especies, pero lo cierto es que nunca atacan al hombre, a menos que estén acorralados sin escapatoria.

Puma en San Marcos Sierras. (Alejandra Juárez / Proyecto Carayá)
Puma en San Marcos Sierras. (Alejandra Juárez / Proyecto Carayá)

Para una convivencia pacífica entre especies autóctonas amenazadas y el hombre, desde la reserva natural Pumakawa proponemos estrategias de mitigación de daños. Estas, tienen por objetivo que el puma sea embajador de un cambio de paradigma, que respete el desarrollo de las diferentes especies autóctonas como el carpincho, el cóndor, entre otras, y se propicie su vida en libertad brindándole las condiciones necesarias para la convivencia con el desarrollo de las actividades productivas.

La frontera urbana y agropecuaria avanza cada vez más sobre ambientes naturales y los modifica, rompiendo así con el equilibrio natural que existe en ellos. Para dar cuenta de esto, hace un tiempo fue noticia el carpincho porque los vecinos de Nordelta los tildaban de invasores, cuando en realidad, los animales estaban en su hábitat que fue alterado por consecutivos proyectos inmobiliarios.

Esto sucede cada vez con mayor frecuencia, con diversas especies como el puma que, al encontrar su entorno devastado, no puede alimentarse de sus presas naturales y se ve obligado a desplazarse a otras zonas, generando conflictos con actividades humanas.

Esta desconexión con nuestra fauna autóctona se encuentra avalada por las legislaciones desde hace años. Lo demuestra el ejemplo de la Ley 4.863 de 1905, la cual declaró a la vizcacha plaga para la agricultura, desatando una cacería descontrolada por parte de los productores que llevó a que la especie sea erradicada en algunas zonas, dejando al puma sin su alimento silvestre.

Por el accionar del hombre, el hábitat natural de la fauna autóctona se ve fraccionado, privando de alimento a los depredadores. Esto tiene un impacto negativo para la biodiversidad. El puma se encuentra en una situación incómoda, sin alimento para subsistir y con su territorio fragmentado por campos dedicados a la producción agrícola-ganadera. Hoy tiene una imagen de animal peligroso y perjudicial ya que al no poder alimentarse ataca al ganado.

Sin embargo, este felino es un indicador de que el ambiente está degradado a un punto límite y que hay que revertir la situación. En este sentido, Pumakawa lanzó el “Proyecto CACU”, con el fin de instaurar diferentes acciones que permitan preservar a este felino, esencial para el ecosistema de nuestro territorio, involucrar a la comunidad y facilitar la convivencia a largo plazo, mitigando los posibles daños que pueda ocasionar esta especie. Los pumas suelen ser considerados una amenaza para las personas y otras especies, pero lo cierto es que nunca atacan al hombre, a menos que estén acorralados sin escapatoria. Solo pueden atacar al ganado si son privados de sus presas naturales.

Entre las diferentes acciones y herramientas que desarrollaron dentro del “Proyecto CACU”, que propone nuevas prácticas de mitigación para incentivar una convivencia pacífica con el puma, se encuentran:

• Restauración de vizcacheras y recuperación de fauna nativa local: Reintroducir presas naturales del puma sirve para proveerle alimento y evitar que se desplace hacia zonas de ganado.

• Instalación de luces intermitentes o flashes: Son sistemas que se encienden al detectar movimiento de pumas y los ahuyentan del lugar evitando así la pérdida económica de los productores a causa de la depredación de su ganado.

• Utilización de burros “ariscos” como burros protectores: Estos animales reaccionan avisando y protegiendo al ganado ante la aparición de depredadores.

• Implementación de perros protectores: En especial aquellos de raza “Maremmano de los Abruzzos” mantienen alejados a los pumas. Actualmente, están criando en la reserva a Killa, una hembra que donó un productor de Paysandú, Uruguay. El objetivo es criar cachorros capaces de prevenir el daño al ganado por depredadores.

A lo largo del año pasado, Pumakawa implementó estas acciones en 12 campos de la provincia de Córdoba en conjunto con productores, donde logramos disminuir o evitar el daño causado por el felino. El resultado fue exitoso: una buena convivencia con la vida silvestre de la zona. Además, desde la reserva se firmó un convenio con la Universidad de Córdoba para realizar pasantías, tesis y tesinas en la reserva; y participamos de manera activa en la CAPOC (Cámara de Productores ovinos de Córdoba).

Todas estas técnicas de mitigación deben ser complementadas con la prohibición o, al menos, el control de la cacería de las presas naturales del puma y la capacitación del personal a cargo de los animales para un correcto manejo del ganado.

La preservación de la fauna autóctona es responsabilidad de todos

Para revertir la desactualización de las leyes ambientales y la falta de políticas públicas en material ambiental, Pumakawa impulsó la creación del “Observatorio de lo Silvestre”. Esta iniciativa busca la construcción de un espacio de seguimiento y observación de las políticas públicas en materia de bienestar animal y conservación de la biodiversidad, así como un punto de encuentro para dialogar entre organizaciones no gubernamentales y pautar nuevos objetivos y logros a futuro.

Cuando se destruye su hábitat, no encuentra alimento y debe cambiar su dieta basada en presas silvestres por ganado doméstico y al no saber cómo resolverlo, los dueños del ganado atacan a los pumas.

Ante este problema, existen prácticas de mitigación de daño por pumas en el ganado que permiten la convivencia entre producción y vida silvestre porque se basan en ahuyentar a los pumas sin dañarlos.

* Presidenta de la Reserva Natural Pumakawa. Córdoba.

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