Margarita, la bisabuela de 81 años que empezó la secundaria en pandemia y ahora es escolta provincial

Viuda y muy estudiosa, finalizó segundo año de la secundaria en el Cens N° 3-460 de Rodeo de la Cruz. Y dice que está feliz de convertirse en un ejemplo para sus nietos.

Margarita, escolta de la bandera
Margarita, escolta de la bandera

Margarita Saumell, bisabuela, de 81 años, es la flamante escolta de la bandera provincial en el Cens N° 3-460 de Rodeo de la Cruz, Guaymallén.

Jovial, inteligente y “buscavida”, porque siempre se las rebuscó para trabajar, pasó al último año de la secundaria y su sonrisa lo dice todo.

Fue durante la pandemia por el Covid-19 cuando Margarita sintió mucho aburrimiento, según relató en diálogo con Los Andes. Ella, que toda la vida tejió a máquina para vender afuera suéteres y otros abrigos, y luego vendió cosméticos a domicilio, sabía que era capaz de hacer algo más por ella misma, pero no sabía por dónde empezar.

Margarita, bisabuela, 81 años y escolta
Margarita, bisabuela, 81 años y escolta

Fue así que surgió, luego de conversaciones con sus hijos, la idea de finalizar el ciclo secundario, una cuenta que siempre tuvo pendiente. Había hecho la primaria en la Escuela Manuela Santander, en la localidad de La Primavera, Guaymallén, pero jamás había podido continuar.

Luego se casó, tuvo tres hijos y el proyecto fue quedando postergado.

Fue así que, ya decidida, se anotó primero en el CEBJA 3-244 “Silvia Gómez”, donde cumplió el tramo básico, y luego pasó al Cens que hoy la tiene como alumna destacada y muy querida por todos sus compañeros y también por el personal educativo.

“Veía que otras mujeres de mi edad se ponían a estudiar y dije por qué yo no. Mis hijos tuvieron mucho que ver y no lo dudé”, dice.

Claro que el tiempo no le sobraba, porque Margarita se ocupa de la casa y, además, tiene una gran familia: sus hijos Mabel, de 57; Andrea, de 49 y Juan Carlos, de 44. También es abuela de Matías, Laura, Melisa y Naír y de ocho hermosos bisnietos, cuatro de ellos mellizos, según cuenta.

“Estuve en el cuerpo de la bandera y fue un orgullo. Estoy contenta porque es un ejemplo para mis nietos. Siempre necesité algo de ayuda, sobre todo de una de mis hijas, que vive conmigo, pero salí adelante y ya me queda poco”, reflexiona.

Inglés es una de las materias favoritas, aunque matemática “le sale de taquito” porque toda la vida sacó las cuentas en el aire. “Ultimamente tuve que usar la calculadora porque había muchos decimales”, aclara. Las otras materias, como Historia y Geografía, también le gustan. No se queja, dice.

“Las tareas siempre las suelo hacer a la noche, después de la cena, cuando ya toda la casa queda en silencio. Llego puntual al colegio, alrededor de las 18.30 y la noche la destino a los trabajos pendientes”, señala Margarita, que se autodefine como una alumna aplicada, aunque en varias oportunidades, como ama viajar y pasear, ha tenido que faltar.

“En más de una ocasión pude hacer un viajecito, no tantos, porque soy jubilada y pensionada y todo cuesta mucho dinero. Pero nos fuimos a Punta Cana con mi hija y mi bisnieta y también estuve paseando por Merlo y Río Hondo, así que algunos días falté al colegio, pero, claro, recuperé enseguida”, relata.

Feliz y agradecida porque todos sus nietos y bisnietos anduvieron muy bien en sus estudios (algunos ya trabajan) Margarita dice ser una mujer agradecida por todo lo que la vida le dio.

Nacida en Las Champas, Guaymallén, es viuda desde hace más de 20 años. Su esposo era chofer de la una compañía TAC.

La pandemia y una decisión

La llegada de la pandemia marcó un antes y un después en su vida y, además de no saber qué hacer con el tiempo libre, sintió miedo.

“Solía ir a entregar mis cosméticos y me atendían desde la puerta. Esa parte me angustió, porque soy salidora, me encanta pasear. Mi trabajo estaba en la calle y de repente me encontré encerrada. En parte, creo que si no hubiese sido por eso no se me hubiera ocurrido seguir estudiando, algo que descubrí que me encanta”, puntualiza.

Justamente, recuerda, la madre de una clienta se puso a terminar el ciclo secundario. Margarita se lo comentó a su hija y decidió imitarla.

“Me tratan bárbaro y el ambiente es muy lindo. La relación con los compañeros y el personal es espectacular, incluso el director me quiere mucho. Eso sí, soy una alumna estudiosa y responsable y salvo por razones de fuerza mayor no me gusta faltar”, resume, justo en el día del acto de fin de curso.

Bibiana Avila es secretaria del CENS N° 3-460 donde Margarita hoy será una de las protagonistas.

“Nuestra querida alumna Margarita es escolta provincial y para toda la comunidad no deja de ser un orgullo”, expresó Avila, para recordar que la “abuela” pasó al tercero y último año, es decir, cumplirá a fines de 2024 con los tres años establecidos por los Cens, que otorgan la posibilidad de estudiar generalmente a personas mayores o que no han podido hacerlo antes.

“Admiramos su fuerza de voluntad, algo que demostró desde el día cero. Margarita es puro mérito y por lo tanto, merecedora de este reconocimiento en el cuerpo de la bandera provincial en nuestra escuela, que está situada en el kilómetro 11 de Rodeo de la Cruz”, señala.

Para Bibiana Avila este tipo de hechos trascendentes en la vida de los estudiantes deben ser difundidos y destacados.

“Cuando supe lo de Margarita quise gritarlo a los cuatro vientos. Creo que son ejemplos a seguir y ayudan a otros a contagiar con ganas al resto. Se puede y nosotros estamos para eso, para apoyar estos objetivos”, completó.

A su juicio, la educación destinada a jóvenes y adultos, como la que dictan los Cens o los CEBJA en Mendoza, de alguna manera son ninguneados o poco considerados.

“No debemos olvidar que el presupuesto para esta modalidad siempre escasea y somos nosotros los que a pulmón salimos a buscar a los alumnos. No es al revés. Todos, incluso la gente mayor que no ha podido completar sus trayectorias a su debido tiempo, poseen las posibilidades y oportunidades”, destaca.

Cada uno, aclara, en la medida de su tiempo, sus posibilidades y capacidades. “Todos pueden estudiar y poder decir esto representa un orgullo porque lo vivimos en carne propia con ejemplos claros y concisos como los de Margarita o cualquier otra persona de su misma generación”, sostiene.

Lo cierto es que Margarita Saumell, nacida el 17 de octubre de 1942, recibió el apoyo y la compañía de todos sus familiares que ayer estuvieron “al pie del cañón” cuando se llevó a cabo el acto de fin de curso, ejerciendo con orgullo su rol junto a la bandera.

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