Dos años después de los atentados del maratón de Boston en 2013, que dejaron tres muertos y 264 heridos, el esperado juicio al único acusado con vida, Djokhar Tsarnaev, se abrió ayer en la capital de Massachusetts, en el noreste de Estados Unidos.
Vestido con saco y camisa, Tsarnaev, un joven de 21 años musulmán de origen checheno, escuchó sin mostrar reacción alguna el alegato inicial del fiscal federal William Weinreb, quien revivió las sangrientas escenas registradas por las explosiones de dos bombas cerca de la línea de llegada del maratón.