Foto 360: Cayetano Arcidiácono, el señor de las fotos

Estilo muestra con capturas panorámicas la intimidad de los ámbitos donde los artistas crean. Esta vez, nos adentramos en la casa-taller del mendocino que ha hecho de la fotografía una aventura fascinante. Con la humildad y la apertura que lo caracteriza,

El origen... Nace en Italia en 1942 y reside en Mendoza desde 1950. Estudió ingeniería y artes. De profesión ebanista, comenzó a incursionar en la fotografía en 1970. Al poco tiempo, ingresó al Fotoclub Mendoza.

Otros ojos... Ha recibido numerosas distinciones y sus obras han sido exhibidas en prestigiosas salas, como el Museo Nacional de Belllas Artes y la Galería "Colbert", París.  En 2012, recibió el Primer Premio del Salón Latinoamericano Petrobras Buenos Aires.

Para ver... Sus obras se pueden apreciar, aquí, en la colección del Hyatt, en el Museo Municipal de Arte Moderno, en el Museo Fader. En el exterior, en la Biblioteca Nacional de París y en colecciones privadas de Estados Unidos y Europa.

El instante... "Nunca preparo una foto. Es la imagen la que me encuentra, la que me arremete. No al revés", explica. En ese momento, Cayetano dispara. Ante sus ojos, la foto nunca es estática, es un permanente suceder que nos atrapa.

Autodidacta. Lo ha hecho todo. Desde el click hasta los marcos donde monta las fotografías. Cayetano prepara las obras para una pronta muestra en el ECA que inaugura el 29 de este mes.

La mirada positiva. Arcidiácono decidió abrir las puertas de su hogar para instalar la primera galería fotográfica colectiva del interior del país. En ella ha organizado presentaciones de colegas locales y nacionales con el afán de crear redes.

En la foto

Ampliadora: Una vez que revela los negativos en su laboratorio, acude a una ampliadora. Con ella, logra las dimensiones buscadas. De un 35mm, puede obtener fotografías de 50 x 60.

Queridos negativos. "¿Qué rescataría en un incendio? ¡Esto!", ríe Arcidiácono señalando la carpeta de los negativos. Allí guarda su historial de capturas, su tesoro personal: retratos, cementerios, esquinas, trenes, rocas, animales, atardeceres.

Amor analógico. Durante más de 20 años, antes de entrar en la era digital, utilizó una cámara Rolleiflex. Una reliquia fabricada por la empresa alemana Rollei que le permitió trabajar en formato medio.

De tal palo. Las esculturas de su hijo Federico lo observan desde el tablón del taller. De hecho, también su hijo Luciano transita el camino del arte a través de la música.

Panel familiar. Allí, espontáneas, están las fotos de sus amores. Hijos, nietos, amigos. En este panel se entreteje una historia de vida que redescubre, ahora, como una nueva estética.

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