Guillermina Valdés sorprendió a todos sus seguidores con una de las noticias más tristes que vivió su familia: la muerte de su hermano menor. La particularidad de la noticia fue que Valdés reveló que se enteró del hecho 27 años después de que ocurrió.
La historia familiar de Guillermina Valdés
Valdés nació en Necochea dentro de una familia muy joven y atravesada por dinámicas complejas desde el inicio. Su madre tenía 15 años y su padre 17 cuando ella llegó al mundo, una situación que condicionó el entorno en el que creció. La actriz describió una niñez marcada por la rigidez de sus abuelos y por mudanzas constantes, factores que moldearon su carácter desde temprana edad. En ese contexto, hubo un hecho central que permaneció oculto durante décadas y que, sin ser nombrado, operó como una presencia constante en su vida adulta.
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Durante la entrevista en el programa “¿Y ahora quién podrá ayudarnos?”, conducido por Ernesto Tenembaum en Radio con Vos, Valdés habló con crudeza sobre ese episodio silenciado. “Un hermanito mío falleció de muerte blanca al lado mío, pero me enteré cuando tenía veintisiete años”, expresó, visiblemente conmovida.
Más adelante profundizó en cómo ese suceso no dicho se filtró en su manera de vivir: “Había algo en mí, complejo, como algo tapado, muy fuerte. Era estructural, digamos que las decisiones que tomé toda mi vida y la culpa con la que conviví estaba tamizada por ese hecho que había sido tapado. Y fue reimportante porque estaba yo al lado de él”.
El impacto que tuvo la muerte de su hermano
La actriz explicó que nunca le contaron lo ocurrido y que no guarda recuerdos conscientes del momento. “Tenía dos años. No me acuerdo. No me lo contaron. Pero justamente es una edad en la que las cosas pasan. Lo viví”, señaló, al intentar poner en palabras una experiencia que, aunque ausente de memoria explícita, dejó una huella profunda.
Sobre el concepto de “muerte blanca”, agregó: “Es cuando los bebitos, las mamás o los papás los encuentran… No hay mucha explicación”. Según relató, el silencio dentro de su familia fue absoluto y sostenido durante años. “Nadie en mi familia quería hablar del tema. Mi vieja hizo lo que pudo, era muy chica”, afirmó.
La revelación a sus 26 años
La verdad salió a la luz de manera casual, en una charla con su abuela, que terminó develando aquello que nunca había sido nombrado. “Estaba con mi abuela hablando y me dijo: ‘Vos eras tan celosa que no podíamos abrazar a tu hermano’. Y yo le digo que tengo una hermana siete años menor, que había crecido sola”, recordó. A partir de esa frase, Guillermina comprendió que había existido un hermano del que nunca le habían hablado y que había fallecido cuando ella era muy pequeña.
Con el paso del tiempo, logró ponerle nombre a esa ausencia. “Puedo hablar de Facundo, no hay fotos, no hay nada. Pero al final pude hablar un poco con mi mamá”, contó. Antes de hacerlo público, decidió hablarlo con ella y pedirle autorización. “‘Má, la terapeuta me dijo que yo necesito hablar de mi historia porque es mi historia’. Y ahí me contó un poco cómo había sido”, relató, marcando la importancia del proceso terapéutico en ese camino.
Valdés cerró su testimonio con una reflexión sobre el impacto de los secretos familiares y lo no dicho. “A veces las cosas catastróficas son muy heavy, pero el problema de los secretos intrafamiliares, todo lo negado, lo tapado, es como si fuera un volcán ahí que te queda. Por eso está bueno hablar de la salud mental ”, expresó.