Recuerdos de la escritora Susana Arenas

Su obra poética es de un lirismo acendradamente subjetivo, no exento –empero– de una dimensión en cierto modo cósmica.

Escritora mendocina fallecida el 10 de marzo de 2023.
Escritora mendocina fallecida el 10 de marzo de 2023.

Lo único que sé / es que te amo… / y que te espero / desde el tiempo / que debe ser… / para cuando / regreses… / de aquello / que no es. (Susana Arenas, Certeza, En la nube, 2013)

El 10 de marzo se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Susana Arenas, destacada poeta y docente mendocina y, sobre todo, una mujer apasionada por las letras y la cultura, que llegó a ser presidenta de SADE Mendoza, cargo que ocupaba cuando, para dolor de todos sus amigos, socios y socias de la entidad y de la comunidad mendocina en general, se produjo su deceso.

Susana había nacido en Las Heras (Mendoza), residía en Guaymallén y era ampliamente conocida en el ámbito de la cultura, en primer lugar, por su producción literaria, que incluye entre otros los siguientes títulos: En la NUBE, poemas y algo más (2013); En muy pocas palabras, microrrelatos (2014); A maximis ad minima (poemas breves) (2015); Letras y madera (2015); De tanto en tango (2016); Haloclina-Límite Umbral, 2017; Arte en el acto (2018); A maximis ad minima 2 (2018); Las alas del fuego (2019) y Viejas letras (2020), además de su participación en diversas antologías, entre otras, Poesía Itinerante, volumen que reúne a poetas latinoamericanos y de Suecia.

En su trayectoria figuran las siguientes distinciones: Primer Premio en el Certamen “Guaymallén, cuna de las letras”; Segundo Premio de Poesía en el certamen “Voces del volcán”, de la Municipalidad de Tupungato y Editorial EquinoXio; Primer Premio en el certamen de microrrelatos “Seré breve” entre otras. Colaboró asimismo con columnas de opinión y publicaciones varias en revistas y programas radiales.

También es amplia su labor de gestión cultural: coautora de Palabras convocantes, “Pasión por el ARTE, Café Artístico Literario”, Colectivo Cultural. Fue la representante en Mendoza del Liceo Poético de Benidorm de Alicante, España. Participó del “Café Literario de SADE Mendoza” y “Mujeres Poetas” y “Escritoras Mendoza”, este último café literario perteneciente a Editorial EquinoXio. Fue parte también del Colectivo Artístico Solidario, “Cuando el arte ataca”. Fue secretaria de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores Mendoza (SADE), y al momento de su fallecimiento se desempeñaba como Presidenta de la institución, como ya se dijo; fue asimismo co-conductora del programa radial “Mendoza también es tango”, emitido por LV8 Radio Nacional – Libertador.

Paralela a su vocación por las letras corría su amor por la docencia, del que dan cuenta, por ejemplo, los poemas de Arte en el acto; Tiempos de escuela, “creados para los niños […] con un lineamiento pedagógico acorde a la etapa que transitan y para que comiencen a ver y comprender que ‘el arte’, desde las letras de poemas y discursos hasta las representaciones teatrales, los bailes, las canciones, coplas y duchos populares, está presente en todo momento donde deseamos comunicar la importancia de una fecha” (Arenas, 2018, p. 6).

Su obra poética es de un lirismo acendradamente subjetivo, no exento –empero– de una dimensión en cierto modo cósmica: “El tiempo buscó alas de ángel / y trepó al cielo / sublime ensueño del asombro / que se hizo rayos / de poder y alegría / en un infinito cosmos” (2013, p. 21). Lírica autorreflexiva, consciente de sí misma, que explora sus recursos y propósitos, por ejemplo, en el poema “De usos y costumbres de la poesía”, perfecta definición del acto creador en sí mismo: “La poesía nace por lo nuevo / retoma de lo antiguo los misterios / con lazos de amor, vence a las horas / y es fiel amante de la buena memoria / La poesía nutre, vive, estalla / asombra, abraza, abarca, añora /…/ La poesía es y será siempre / el grito, revolución liberadora” (2013, pp. 25-26).

Además de este núcleo significativo recurrente, el amor, la soledad, el dolor… son otras de las temáticas que explora Susana, a veces en poemas dialógicos que buscan la comunicación espiritual con sus semejantes por sobre cualquier diferencia, como en Amigos: “Amigo: / Amiga: / no siempre tus sueños / son los míos, / ni la vida nos acerca en los caminos, / ni compartimos / las sombras o el dolor… / Pero los hilos / de la vida / nos hilvanan” (2013, p. 10).

A través del prisma de esta conciencia poética agudamente alerta y sensible, la naturaleza se hace también sentimiento, símbolo de contenidos espirituales; así, por ejemplo, el otoño, un verdadero tópico de la poesía mendocina, permite la aproximación al misterio del tiempo: “la última hoja del otoño / vestigio de lo que fue y ya no eres / ser y no ser al mismo tiempo” (2013, p. 48).

En cuanto a su obra en prosa, sus méritos literarios discurren con pareja calidad en el cauce del relato breve, esa modalidad narrativa que exige del escritor la máxima concisión de ideas en el menor espacio posible, en orden a presentar en una extensión mínima una visión del mundo inédita y que, por lo tanto, se presenta como el género idóneo para definir, parodiar o volver del revés la rapidez de los nuevos tiempos y la estética posmoderna.

El microrrelato debe cumplir los principios básicos de la narratividad, aunque de una forma extremadamente concentrada. Es, casi siempre, un ejercicio de reescritura, un minúsculo laboratorio de experimentación del lenguaje, o una ambiciosa pretensión de encerrar en unas líneas una visión trascendente del mundo, en la que la ironía, el ingenio y la sorpresa final desempeñan un papel capital. Y tan difícil cometió es el que Susana logra con entera propiedad.

Poeta cabal, en todo el alcance del término, como “hacedor” a través de la palabra, como creador de realidades alternas o evocador de antiguos mitos, misterios consabidos pero no plenamente expresados en el lenguaje común, la palabra de Susana, en su sencillez, alcanza profundidades insospechadas. Por sobre todo, en cada una de sus páginas se entrega la totalidad de una mujer vital, plena, consciente de sus limitaciones y contradicciones, capaz de reconocer que “en mí conviven los dragones y los ángeles” (2018, p. 23). Una mujer capaz de decir “Amo la paz que existe solo en las ciudades de los muertos / esa tristeza orlada de palomas migrantes, /…/ Amo la paz indescifrable del ser y el ya no ser explícito / de los campos santos” (2013, p. 12), y a quien la muerte se llevó demasiado pronto.

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