Luca Prodan, el genio maldito: La presencia constante del mito a 36 años de su muerte

El 22 de diciembre de 1987 moría Luca Prodan, el principe mendigo que huyó de una vida de lujos en la aristocracia europea para dejar un legado indeleble en la historia del rock nacional.

Luca Prodan
Luca Prodan

Luca George Prodan, el escocés nacido en Italia que creó uno de los grupos fundacionales del rock argentino con un discurso potente y crítico con el que amalgamó el punk, el reggae y una lírica descarnada, falleció un 22 de diciembre de 1987, dejando un tupido y pesado silencio entre los músicos de su entorno, que solo se abrió paso tras el duelo y el quiebre de los dos discípulos que hoy siguen siendo un emblema de lo que fue Sumo: Ricardo Mollo y Germán Daffunchio.

Luca Prodan (crédito, gentileza Fernando Boschetti)
Luca Prodan (crédito, gentileza Fernando Boschetti)

Hace pocos meses atrás, para el aniversario de su nacimieno, en mayo, el municipio de Hurlingham decidió rendirle un homenaje en reconoci miento a la profunda huella que este ítalo escocés dejó en la cultura argentina. Se inauguró una escultura de Luca Prodan realizada por el artista Alejandro Marmo, y además, en la misma estación, se realizaró un tributo a Sumo con las presentaciones de Escalada Jazztet, Kaya, Cámara Séptica y la Orquesta Típica del Municipio de Hurlingham.

Menudo homenaje de la patria chica que lo vio desarrollarse, fundirse en la oscuridad de los excesos y desaparecer.

Luca Prodan
Luca Prodan

Intenso y sensible, con contradicciones y ambivalencias, Luca Prodan se convirtió en una leyenda y conformó una de las bandas de rock más influyentes de los años ochenta. Había nacido en Roma 17 de mayo de 1953, de un matrimonio de clase alta integrado por un severo italiano y una simpática eescocesa nacida en China; su historia siguió en Escocia, con sus estudios en el aristocrático colegio Gordonstoun, donde era pupilo y de donde finalmente logró escaparse.

Luca Prodan, en la Pipe Band de Gordonstoun. (Archivo de Andrea Prodan)
Luca Prodan, en la Pipe Band de Gordonstoun. (Archivo de Andrea Prodan)

Pasó parte de su juventud en Inglaterra donde se dedicó a la música luego de dejar los estudios. Allí formó su primera Banda llamada The New Clear Heads. En Londres conoció la heroína, una de las drogas duras más consumidas en Europa de aquellos tiempos, que le valió el pase a la Argentina -intentando escapar de ella- pero que fue su triste compañera hasta el final.

Luca y el Rey Carlos III de Inglaterra asistieron al mismo colegio, Gordontoun. (AP y archivo personal de Andrea Prodan)
Luca y el Rey Carlos III de Inglaterra asistieron al mismo colegio, Gordontoun. (AP y archivo personal de Andrea Prodan)

Luca llegó a Buenos Aires a principios de los 80, luego del tremendo revés que recibió tras el sucidio de su hermana Claudia y de un coma hepático que casi le vale la vida. Inmediatamente se instaló en Nono, Córdoba, para reencontrarse con un viejo amigo y futuro representante de Sumo, Timmy McKern, quien le había enviado tiempo atrás una postal de las sierras cordobesas.

Luca Prodan, cabalgando al pie de las Altas Cumbres. (Silly Records)
Luca Prodan, cabalgando al pie de las Altas Cumbres. (Silly Records)

Las crónicas actuales dicen que en cinco años al frente de Sumo, Luca estableció parámetros indispensables para el devenir del rock argentino, con una influencia que persiste hasta hoy, pese a su magro reconocimiento de entonces.

Quienes vivimos aquella época sabemos que lo de Sumo era de todo menos magro. Era la absoluta potencia y desparpajo propios de la fusión entre un pueblo recientemente salido de la represión y un escocés sin límites.

Formación de Sumo en 1983: Luca Prodan, Alejandro Sokol, Roberto Pettinato, Germán Daffunchio y Diego Arnedo. Foto: Claudina Pugliese.
Formación de Sumo en 1983: Luca Prodan, Alejandro Sokol, Roberto Pettinato, Germán Daffunchio y Diego Arnedo. Foto: Claudina Pugliese.

Sumo le abrió los ojos a los incipientes músicos aún imberbes, les mostró que la música estaba compuesta por ritmo, melodía y armonía, sí. Pero también por letras directas y al hueso, nada de eufemismos azucrados.

Desde “La rubia tarada”, hasta “Heroína” -tema dedicado a su hermana y que jugaba con los equívocos entre la droga y el femenino de héroe- sus palabras no dejaban dudas. Era un enfático crítico del estilismo moderno y un abridor de aguas.

“Los reportajes que le hacían a Luca pasaban de la seriedad al humor en pocos segundos, pero siempre con buena predisposición”, analiza la revista Sudestada en su edición impresa Nº3.

“¿Alguien me preguntó qué es Sumo? Sumo algo que hace tu abuela cuando no tiene nada que pensar”. Respuestas de este tipo pintan de pies a cabeza a quien fue la persona que cambió el rocanrol en Argentina.

LUCA PRODAN. Una de las figuras más importantes del rock nacional.
LUCA PRODAN. Una de las figuras más importantes del rock nacional.

“El rock es música en inglés, chau. Que se vaya a la concha de su madre el rock nacional. Sabés lo que pasa es que casi la totalidad de los músicos de rock argentino son unos pajeros. Yo no hablo de la música, hablo de ellos. No me importa la TV color, la mina rubia, alta, linda y a la mayoría acá sí le importa”, recopila Sudestada de una entrevista.

Y agrega “A pesar que Luca renegaba del rock nacional, había creado un nuevo concepto que le permitió a grupos como Los Pericos animarse a tocar reggae. Los nuevos sonidos, que Luca trajo del viejo continente y los adaptó al sentir porteño, instalaron un estilo que hoy se percibe en grupos como Los Piojos o La Renga, ni hablar de los ex Sumo, Divididos y Las Pelotas”.

Fito Páez, Pappo y Luca Prodan
Fito Páez, Pappo y Luca Prodan

Las noticia y la muerte

El entonces baterista de Sumo, Alberto Superman Troglio, cuenta en el libro “Luca Prodan: libertad divino te-oro”, de Oscar Jalil (Editorial Planeta), cómo fueron esas primeras horas del día en las que supieron que Luca había muerto. Para el artista Fernando Noy, fue el dueño de la casa el encargado de “vender” la noticia. Lo cierto es que el primer personaje ajeno a la banda que llegó fue el abogado “y un periodista de Crónica, que lo enganchó a Ricardo (Mollo) y le hizo una nota”, explicó el baterista en su momento.

La resistencia de los Sumo era clara: la banda era popular, pero desde los márgenes de la cultura rock; el desprecio por lo establecido era parte de su leitmotiv. “No queríamos que investiguen nada. El policía nos preguntó: ‘¿Tienen alguna razón para decir muerte sospechosa?’. Le dijimos que no. ‘Entonces, ¿para qué vienen acá?’”, recuerda Timmy MacKern, el mánager de Sumo. Incluso repasa, en el libro de Jalil, la escalofriante pregunta: “¿Dónde lo metemos? Nadie quería recibirlo porque Luca no tenía domicilio y estaban todos los cementerios al re palo”.

El cuerpo sin vida del italiano de familia bien que había sido criado como un príncipe estaba a punto de ir a parar a una fosa común, pero consiguieron un espacio en el Cementerio de Avellaneda, en el conurbano bonaerense. Con el tiempo, cambiaron de lugar sus restos dentro del mismo cementerio y hoy yacen debajo de una enorme piedra que mandaron a traer de Nono, Córdoba, un lugar amado por Luca.

Hasta hoy las versiones contradichas dejan tantas dudas como certezas. Luca sufría una cirrosis hepática que le complicaba la vida y que profundizaba con mucho alcohol y heroína para calmar el dolor de las articulaciones destruídas por los ácidos.

Pocos días antes de morir, había hablado por teléfono a su hermano Andrea que vivía en Inglaterra, pidiéndole que viajara a la Argentina: “Estoy mal, tenés que venir” le dijo. Su cuerpo no daba más, y hoy a la distancia poco importa si murió de cirrosis, sobredosis o por una falla multiorgánica. A la
distancia, lo que importa es el mito creciente y el legado ineludible.

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