El que venga detrás, que arree

Al decodificar el valor significativo de esta expresión, nos encontramos con una serie de locuciones con el verbo ‘venir’, que exceden su contenido de “llegar”.

Cruce de Los Andes

Cruce a caballo de la Cordillera de Los Andes por el Paso de Los Patos, al cumplirse 200 años de la gesta libertadora del General San Martín.
Personal de Diario Los Andes realizó la cabalgata de 9 días hasta el límite con Chile haciendo el mismo recorrido que el Libertador con la columna del General Soler.
Al fondo el cerro Aconcagua.

EPOPEYA   MULAS   EXPEDICIÓN   MONTAÑA   BAQUEANO   ARRIERO

Foto: Gustavo Rogé / Los Andes
Cruce de Los Andes Cruce a caballo de la Cordillera de Los Andes por el Paso de Los Patos, al cumplirse 200 años de la gesta libertadora del General San Martín. Personal de Diario Los Andes realizó la cabalgata de 9 días hasta el límite con Chile haciendo el mismo recorrido que el Libertador con la columna del General Soler. Al fondo el cerro Aconcagua. EPOPEYA MULAS EXPEDICIÓN MONTAÑA BAQUEANO ARRIERO Foto: Gustavo Rogé / Los Andes

El hablante dice “Esto me viene de perillas” y su interlocutor no lo comprende; desarmamos la oración y encontramos que ‘perilla’ es una pieza en la silla de montar, ubicada en su parte delantera. Cuando un jinete pierde el control de las riendas y está a punto de caer, puede sujetarse a la perilla y evitar su caída. La expresión, en singular o en plural, trasciende el ámbito de la equitación y se aplica a algo que nos resulta oportuno para alcanzar un fin: “El nuevo libro me viene de perillas para profundizar en este tema”.

Al decodificar el valor significativo de esta expresión, nos encontramos con una serie de locuciones con el verbo ‘venir’, que exceden su contenido de “llegar”. Así, por ejemplo, cuando estamos dialogando con alguien y nos sorprende algún argumento inesperado, solemos decir “¿A qué viene eso?”, para dar a entender que lo expresado nos parece injustificado o inoportuno.

La expresión que da título a la nota de hoy –”El que venga detrás, que arree” – no es demasiado común, pero se usa cuando se desea indicar que alguien, que ha salvado ya circunstancias difíciles, se desentiende de los peligros o daños que las mismas circunstancias pueden tener para los demás: “No me voy a preocupar por lo de Ernesto, que asuma su responsabilidad y el que venga detrás, que arree”.

¿Nos hemos puesto a pensar que se relacionan con el verbo ‘venir’ los sustantivos ‘porvenir’ y ‘ventura’? Efectivamente: ‘porvenir’ es transparente en cuanto a su significado ya que señala aquello que aún no sucede, que va a llegar pues es el futuro; en cuanto a ‘ventura’, equivalente a “suerte, fortuna”, se relaciona con el participio futuro latino del verbo “venire” y señala las cosas que han de llegar o acaecer; por eso, como pueden ser buenas o malas, la lengua nos ofrece ‘buenaventura’ (fortuna o suerte favorable) y ‘desventura’ (desgracia, adversidad).

En relación con lo que va a acontecer, hallamos la expresión ‘venga lo que viniere’ que, al ser usada, demuestra la resolución o determinación de una persona, para emprender o ejecutar una cosa, sin preocuparse de que las circunstancias le resulten favorables o adversas: “Estoy preparada para continuar mi lucha, venga lo que viniere”.

Advertimos en la expresión el empleo de dos tiempos del subjuntivo: el presente ‘venga’ y, sobre todo, ese futuro imperfecto, ya en desuso, que da idea de la eventualidad.

Cuando hablamos de la evolución de una persona, utilizamos la expresión ‘venir a menos’ si deseamos señalar el desmejoramiento o deterioro respecto de una situación anterior, de la que se gozaba y que era mejor: “Podemos ver que, lamentablemente, ellos han venido a menos en los últimos años”.

Precisamente, cuando las circunstancias o asuntos se nos presentan adversos, solemos emplear la expresión ‘venir mal dadas / barajadas’, como podría suceder en un juego de naipes donde la suerte se presenta desfavorable y se atribuye la poca fortuna al modo de mezclar o barajar las cartas: “Ya me resigné a que no se den bien las cosas porque todo viene mal barajado”.

La locución ‘venirse abajo’ puede tomarse literal o metafóricamente; literalmente, señala el derrumbe o caída de una entidad física: “A raíz de las lluvias, se vino abajo parte del muro y se produjo un socavón”; metafóricamente y en referencia a una persona, se indica que se ha desmoronado anímicamente: “Por favor, arriba el ánimo, no te vengas abajo por lo ocurrido”.

Dos expresiones contrapuestas dan cuenta de que algo resulta excesivo o, al contrario, es insuficiente para satisfacer el ánimo: ‘venirle (a alguien) muy ancho / muy grande (algo)’, sirve en el primer caso; ‘venirle (a alguien) muy angosto (algo)’ se adapta a la segunda posibilidad: “La oferta, que antes le venía muy grande, ahora, en cambio, le viene muy angosta”.

Pero, si decimos ‘venirse (alguien) a buenas’, equivalente a ‘darse a buenas’, vamos a querer significar que se cesa en la oposición o resistencia que se hacía a algo: “Hartos de nuestras quejas infructuosas, nos daremos a buenas para ver si logramos nuestro objetivo”. Y si algo ‘viene rodado’, habremos deseado expresar que sucede casualmente en favor de lo que se intentaba o deseaba: “Estoy muy tranquilo porque el resultado de la operación viene rodado”.

Hay construcciones que se forman con ‘venir’ más la preposición ‘en’ y un verbo en infinitivo o un sustantivo: estas construcciones dan a entender que se produce el hecho señalado, ya por el verbo, ya por el sustantivo: “Vengo en admitir la verdad de los hechos”; “Vengo en conocimiento de lo actuado por la autoridad”. Y, en cambio, ‘venir’ más la preposición ‘con’ y un complemento significa “aducir, traer a colación algo”: “Ahora no me vengas con esas viejas historias”. Si a ‘venir’ le sumamos ‘ante’, habremos querido significar “comparecer”: “Si todo va bien, ella vendrá ante los jueces mañana”.

Cuando la preposición que se pospone a ‘venir’ es ‘a’, podremos hallar dos matices significativos: que algo, finalmente, se va a producir; así: “En unos días, vendrá a verificarse la ansiada fusión de las empresas”; también, que algo viene a ser una retractación: “Tus palabras vienen a ser un pedido de disculpas”.

Muchas veces, usado en forma aislada el verbo ‘venir’ puede señalar persistencia en una acción o estado: “Paula viene enferma desde hace años”; “Siempre me viene con los mismos planteos”.

También puede tomar la acepción de “figurar, aparecer en una publicación”: “Viene ese tema en el último capítulo del libro”; “En la página siguiente, vienen las soluciones para el crucigrama”.

A ‘venir’ lo acompañan varios derivados: ‘avenir’ (“concordar”), ‘devenir’ (“suceder, acaecer”), ‘intervenir’ (“tomar parte, fiscalizar”), ‘sobrevenir’ (“acaecer”), ‘contravenir’ (“infringir”), ‘reconvenir’ (“censurar”), ‘prevenir’ (“prever”), ‘provenir’ (“originarse”), ‘subvenir’ (“auxiliar”) son muestras de ello.

Y, para concluir y en el último mes del año, reflexionamos sobre el significado de ‘adviento’, derivado del latín “adventus”, relacionado con el verbo “advenire” (“llegar”); el sustantivo, término de la liturgia cristiana, designa el tiempo de cuatro semanas, para preparar la llegada de Jesucristo, en la Navidad.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA