Encuentros consonánticos - Por María del Rosario Ramallo

Encuentros consonánticos - Por María del Rosario Ramallo
Encuentros consonánticos - Por María del Rosario Ramallo

El pequeño vuelve de la escuela con una inquietud ortográfica: la maestra les ha enseñado que, en español, la consonante ‘l’ se puede encontrar con la ‘r’, pero nunca con el dígrafo ‘rr’. Y les ha encargado como tarea extraescolar que busquen ejemplos semejantes al vocablo ‘alrededor’. La convención familiar congregada para solucionar el problema del niño no logra encontrar términos con esa dificultad, hasta que, finalmente y por medio de un rastreo en internet, se recopilan algunos vocablos de valor significativo no demasiado conocido. Observamos la lista y acudimos al diccionario online: ‘alrevesado’, ‘alrota’, ‘malrotar’, ‘milrayas’, ‘delasolré’ y ‘gesolreút’.

Encontramos el adjetivo ‘alrevesado, alrevesada’, sinónimo de ‘enrevesado’, esto es “difícil, intrincado, oscuro, difícil de entender”. También encontramos ‘alrota’, sustantivo femenino, de origen árabe, cuyo significado es “desecho que queda de la estopa después de rastrillada”.  Con idéntica dificultad están ‘malrotar’, verbo definido en el diccionario académico como “disipar, destruir, malgastar la hacienda”, y ‘malrotador’, adjetivo que designa al sujeto que realiza la acción negativa mencionada. Equivaldrían, respectivamente, a ‘dilapidar’ y ‘dilapidador’.

¡Cuántas veces vemos a distintas personas con vestimenta, cuyo alegre estampado consiste en muchas rayas, tantas que parecen mil! Pues bien, de esas dos palabras, ‘mil’ y ‘rayas’, se origina el adjetivo ‘milrayas’ (también, ‘mil rayas’) que, dicho de un tejido o de una prenda de vestir, tiene carácter descriptivo pues significa que posee un dibujo con innumerables rayas, muy finas y apretadas. El diccionario académico indica su procedencia francesa “mille-raies”.

Extraño por demás nos resulta el vocablo ‘delasolré’, del ámbito musical; en la composición del término, se han lexicalizado, en primer lugar, el nombre de la consonante ‘d’ y, luego, los de tres notas musicales, ‘la’, ‘sol’ y ‘re’. El vocablo resulta agudo, terminado en vocal y, por ello, debe tildarse. Esta voz masculina aparece usada en la música antigua como indicación del tono, que comienza en el segundo grado de la escala diatónica de do y se desarrolla según los preceptos del canto llano y del canto figurado. Análoga formación y aplicación tiene la palabra ‘gesolreút’, proveniente de ese ámbito musical antiguo que, a diferencia del término anterior, designa la indicación del tono que principia en el quinto grado de la escala diatónica de do, según los preceptos antes señalados. La palabra había resultado de la lexicalización del nombre de la letra ‘g’ y de las notas musicales ‘sol’, ‘re’ y ‘ut’ (antiguo ‘do’). Es palabra aguda, con tilde que marca el hiato entre la ‘e’, vocal abierta, y la ‘u’, vocal cerrada tildada.

Hay un nombre de origen germano, ‘Ulrico’; este antropónimo proviene del obispo Ulrico de Augsburgo (890 - 973 de la era cristiana), importante figura en el inicio del Sacro Imperio Romano Germánico.  El nombre femenino, ‘Ulrica’, da título a un cuento de Jorge Luis Borges, perteneciente a su obra El libro de arena, colección de cuentos de 1975.

Integra también su Libro de los sueños. Transcribimos un pequeño fragmento: “En Ulrica estaban el oro y la suavidad. Era ligera y alta, de rasgos afilados y de ojos grises. Menos que su rostro, me impresionó su aire de tranquilo misterio. Sonreía fácilmente y la sonrisa parecía alejarla”.

Otro grupo que resulta conflictivo en cuanto a su pronunciación y a su separación en sílabas es el que se genera por el encuentro de las consonantes T y L, en vocablos como ‘atleta’. ¿Qué nos dice nuestra obra de consulta, el Panhispánico?: “En la mayor parte de la España peninsular y en Puerto Rico, la secuencia consonántica TL se articula pronunciando cada consonante en una sílaba distinta. Así, palabras como ‘atleta’ o ‘Atlántico’ se dividen en sílabas de la siguiente manera: at - le - ta,  At - lán - ti - co.

En cambio, en casi toda Hispanoamérica —especialmente en México y en los territorios donde se emplean voces de origen náhuatl, en las que este grupo es inseparable (‘tla - co – te’; ‘cen - zon – tle’)—, en Canarias y en algunas áreas españolas peninsulares, estas dos consonantes se pronuncian dentro de la misma sílaba. En este caso, las palabras ‘atleta’ y ‘Atlántico’ se dividen en sílabas de la siguiente manera: a - tle – ta; A- tlán - ti - co.

Consecuentemente, las palabras con TL se dividirán con guión de final de línea según el modo como articule el que escribe esta secuencia de consonantes: si las pronuncia en dos sílabas, dividirá at- / le-/ta; si las pronuncia en la misma sílaba, a-/tle- / ta”.

¿Y tenemos en español palabras con la secuencia DL? Hay pocas; algunas se forman con el imperativo en segunda persona del plural, acabado en –d, y un pronombre personal como ‘lo’, ‘la’, ‘le’, ‘los’, ‘las’, ‘les’; el encuentro entre la ‘d’ de la forma verbal y la ‘l’ del pronombre no forma sílaba y, por lo tanto, se separan, como en ‘vedla’ (ved-/la), ‘decidle’ (de-/cid-/le), ‘estudiadlos’ (es-/tu-/diad-/los), ‘perdonadlas’ (per-/do-/nad-/las). Otra posibilidad es que el encuentro se produzca en el interior de latinismos ya adaptados al español, como ‘adlátere’ y ‘cuodlibeto’; el primero, formado por la preposición latina ‘ad’ (“junto a”) y látere (de “latus = lado”), designa despectivamente a la persona subordinada a otra de la que parece inseparable; en cuanto a ‘cuodlibeto’, proviene de la forma del latín clásico ‘quodlibet’, que se traducía como “cualquier cosa, lo que se quiera”. Hoy, el término se separa ‘cuod-/li-/be-/to’, y puede designar la discusión sobre un punto científico elegido al arbitrio del autor; un dicho mordaz agudo, a veces trivial e insulso, dirigido a entretener; también, uno de los ejercicios en las antiguas universidades, en que el graduando disertaba sobre una materia elegida a su gusto.

Finalmente, el latinismo no adaptado “quodlibet” nombra una forma musical que combina diferentes melodías en contrapunto, generalmente temas populares, en forma sencilla: “Con precisa afinación, el coro entonó el “Quodlibet de la lluvia”.

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