Tras Milei, un nuevo tiempo y una nueva esperanza

Es pertinente, como suele decir el mismo Javier Milei, que el ajuste de la economía al que apunta recaiga en mayor medida sobre nichos improductivos de la política y sus extensiones a empresas o profesionales vinculados, privilegios sindicales, etc. No sobre el grueso de la población que trabaja y produce.

Javier Milei, presidente de Argentina. (AP)
Javier Milei, presidente de Argentina. (AP)

El referente libertario Javier Milei asume hoy la Presidencia de la Nación en medio de una notable expectativa de cambio que conduzca hacia una necesaria recuperación económica y social.

En la elección definitoria de noviembre una clara mayoría de argentinos se expresó por un urgente nuevo rumbo en cuanto a políticas públicas, luego de transitar muchos años de frustraciones que derivaron en un retroceso notable en el nivel de calidad de vida.

El resultado del balotaje fue como una sentencia que castigó un estilo de manejo del Estado. Punto límite para dos décadas de desaciertos; una fuerza dominante, principal responsable del descalabro, y otra que en su corta alternancia no supo corregir el rumbo.

De algún modo se espera un cambio drástico en lo económico al margen de ideologías o lineamientos tradicionales. Lo que anhela la sociedad es la implementación de soluciones, aunque sea a mediano plazo.

El balance que deja la administración que termina es lamentable. El resultado más nefasto es el de la inflación, a la que en su momento el presidente Fernández dijo haberle declarado la guerra. El gobierno kirchnerista se retira con, prácticamente, un 1.000 por ciento acumulado de inflación en 4 años. Es difícil encontrar justificativos. Por otra parte, el nivel de endeudamiento es preocupante y en los últimos tiempos de la gestión, virtualmente a cargo del ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa, los recursos disponibles quedaron prácticamente a merced de los requerimientos de la campaña electoral. Y a costa del déficit general se adoptaron medidas que ni siquiera sirvieron como paliativos para el bolsillo, como la quita del IVA en compras, empeorando, incluso, las perspectivas recaudatorias de las provincias.

El presidente que hoy asume fue claro tanto en campaña como una vez obtenida la victoria electoral: su primer objetivo es la búsqueda de un sano equilibrio en las cuentas del Estado desde su primer día de gestión. Fue una de sus premisas de campaña claramente avaladas por la gente que lo votó para que obtuviera un triunfo contundente. Por ello él mismo señaló en una entrevista que es la primera vez que alguien gana una elección diciendo que va a hacer un ajuste de la economía.

Sí deberá cuidar el nuevo presidente su relacionamiento con los distintos sectores de la sociedad. Es pertinente, como suele decir el mismo Javier Milei, que el ajuste de la economía al que apunta recaiga en mayor medida sobre nichos improductivos de la política y sus extensiones a empresas o profesionales vinculados, privilegios sindicales, etc. No sobre el grueso de la población que trabaja y produce.

Lo que no deberá permitir el presidente Milei es que su gestión ingrese en una zona de confrontación innecesaria, sin medir las posibles consecuencias. Y el apego a las libertades, siempre pregonadas por él y su estructura política, debe constituirse en uno de sus grandes pilares de su gobierno, incluyendo el respeto a los medios periodísticos y a la difusión de ideas a través de los mismos.

Como todo recambio institucional, cabe esperar una mejora en las condiciones de vida de los argentinos. Aunque en virtud de la dura realidad que nos toca habrá que atravesar aún muchas etapas complicadas si es que se llega al reacomodamiento económico que prometen las nuevas autoridades y que anhela la mayor parte de la ciudadanía. Todos deberán contribuir para ello.

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