El ingreso a los BRICS, una nueva controversia

Decisiones como esta incorporación a un bloque de países deberían ser encaradas en un marco de consensos políticos y con una predisposición clara en lo referido a argumentaciones. Bien aplicado es un mecanismo que genera confianza entre los sectores de la economía y brinda una imagen de seriedad del país en el plano internacional.

Última cumbre del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) celebrada en 2022 en China.
Última cumbre del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) celebrada en 2022 en China.

La noticia de la incorporación, a partir de enero, de la República Argentina al denominado Grupo de los Brics, de países con economías emergentes, sorprendió a políticos y empresarios de nuestro país en un momento de tremenda inestabilidad económica y absoluta incertidumbre con respecto al camino que tomará el país a partir de diciembre.

Dos de los principales candidatos a la Presidencia se expresaron rotundamente en contra.

Es pertinente coincidir con aquellos políticos que opinaron, luego de conocida la incorporación, que le corresponde al Congreso debatir sobre la conveniencia o no de dicha decisión, principalmente porque la Argentina se encuentra en un período de transición democrática.

En efecto, resta conocer el resultado electoral de octubre y el de una eventual segunda vuelta en noviembre y luego llegará la formal transición hasta el traspaso del 10 de diciembre.

Si el nuevo presidente es de un sector político diferente al del actual tiene derecho a plantear reparos con la decisión.

También es atinada la mirada de determinados economistas y empresarios, que consideran que, independientemente de la formal incorporación de la Argentina al bloque, no se lograrán muchos beneficios para el país.

Vale una aclaración: hay privados que ya comercializan por su cuenta con pares de los países del grupo.

Pese a lo que se pregona desde el Gobierno, no hay relación comercial actual con los países de los Brics que dependa de la incorporación a dicho bloque.

Como se ha señalado, las relaciones comerciales son anteriores y la formal incorporación que ahora se anunció no aportaría mucho más, aun reconociendo el argumento de la Cancillería de que los países que forman parte del grupo contienen el 30% del comercio exterior de la Argentina.

Muchos observadores consideran que el bloque de los Brics tiene mayor impronta en lo político que en cuanto al poder económico que dice representar.

En esa línea, no se observan argumentos claros por los que Argentina arriesgue un costo político internacional elevado, en tiempos difíciles como los que transita, por un posicionamiento forzado por un gobierno que pretende mostrar logros en su opaca retirada.

Hay que observar, por ejemplo, lo que representa en dicha organización la Rusia de Vladimir Putin en tiempos de una guerra que ese país encaró por iniciativa de su actual líder todopoderoso.

No hay que olvidar que la participación del mandamás ruso en los encuentros internacionales se realiza vía remota ya que pesa sobre él un pedido de detención por crímenes de guerra dispuesto por el Tribunal Penal Internacional. Y es Rusia, junto con China, uno de los pilares de los Brics.

Además, entre los países a incorporar, junto con Argentina, se encuentra nada menos que Irán, con todo lo que representa para nuestro país en lo relacionado con la organización de las voladuras de la Embajada de Israel y la sede de la AMIA en 1992 y 1994, respectivamente.

Decisiones como esta incorporación a un bloque de países deberían ser encaradas en un marco de consensos políticos y con una predisposición clara en lo referido a argumentaciones. Bien aplicado es un mecanismo que genera confianza entre los sectores de la economía y brinda una imagen de seriedad del país en el plano internacional.

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