Por la inflación, en un año se sumaron 18.246 niños a la pobreza

Son 50 chicos por día en el Gran Mendoza según el Indec, el porcentaje pasó del 55,8 al 57,7%.

La pobreza infantil sube en Mendoza.
La pobreza infantil sube en Mendoza.

Dos piernas salen del contenedor de basura ubicado en calle 9 de julio y Peatonal, se mueven y patalean. Después se ven las manos que toman el borde para darse fuerza y poder sacar la mitad del cuerpo que estaba metida buscando qué comer. Finalmente queda parado con basura en sus manos un chico de 12 años con los pelos duros, la cara sucia, ropa rota y zapatillas en pésimo estado.

Brian no quiere hablar al principio, pide plata o algo para alimentarse. Así es como empieza explicar que tiene 12 años, que tiene 5 hermanos y que dejó la escuela hace 2 años porque tenía que ayudar en su casa haciendo changas.

Con el tiempo las changas fueron desapareciendo y tuvo que buscar comida en donde sea y desde hace unos meses revuelve contenedores de basura en el centro para tratar de alimentarse. Un padre ausente, algunos hermanos que ya no viven en la casa porque la crisis impactó y tomaron otros caminos, cree que uno está preso y otro se fugó y vive fuera de la provincia.

Pobreza infantil
Pobreza infantil

A su madre la ve cuando se la encuentra en una suerte de “casa precaria” hecha con postes y nylon que improvisaron el último año en un asentamiento. No sabe qué son los planes sociales ni la Asignación Universal por Hijo, tampoco se interesa por querer tener un trabajo o estudiar. Cuesta que responda, hay que preguntar dos o tres veces y sus frases son cortas.

El niño Brian deambula por la ciudad sin norte, sobrevive por las calles sin esperanzas ni certezas. Dice que extraña cuando vivía con su mamá, con su papá y sus hermanos en una casa y que también tiene ganas de volver a ver sus ex compañeros de la escuela, a las maestras no tanto.

Tose, le cuesta respirar y vuelve a pedir algo para comer. Sabe dónde quedan los hospitales y cuenta que irá porque en uno tiene una médica amiga que lo revisa y le da de comer. Después aparecen dos adolescentes, lo llaman y se va diciendo que llegaron sus amigos y que pasará la noche con ellos.

Sin brújula

Con matices, peores o mejores, la historia de Brian es la de 18.246 niños que pasaron a ser pobres el último año en el Gran Mendoza. En el primer semestre del 2022 la pobreza infantil llegaba al 55,8% y alcanzaba a 118.256 niños según el Indec. Un año después, en el primer semestre del 2023, el indicador subió al 57,7% y quedaron en esa categoría 136.502 chicos de 0 a 14 años, se sumaron 50 por día a la pobreza infantil, dos salitas de 4 años o 2 de 5 por día. Los datos corresponden a la base de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el Indec.

El número habla por sí solo, es poco lo que se puede agregar, ya sabemos que el principal factor económico que empuja a los niños a la pobreza es la inflación y comienza a tallar fuerte también los bajos salarios que se pagan en los empleos formales e informales. Mendoza no es la provincia con salarios promedios más bajos, pero viene perdiendo altura.

Los últimos cuatro años han sido terribles debido a que los cálculos que realizan algunos economistas indican que Alberto Fernández terminará su período de gobierno con un número cercano al 1.000% de inflación. Si la gente ya no da más, deberá sacar fuerzas no sé de dónde. Es que tampoco hay buenas noticias para el año que viene, los que saben afirman que la suba de precios tendrá un piso del 200% en 2024.

Los que buscan comida en los merenderos y comedores.
Los que buscan comida en los merenderos y comedores.

Las soluciones económicas que está definiendo el gobierno nacional que asumirá el 10 de diciembre son duras. En Mendoza consideran que cuando se elimine el déficit fiscal y crezca la economía habrá trabajo, bajará la inflación y el número de pobres caerá. Recordemos que desde el batacazo electoral de Javier Milei, los que pasaron por la Franja Morada, ayudaron a la transversalidad kirchnerista y ocuparan puestos claves en el futuro gobierno provincial, ahora son radicales liberales de Alem.

En Mendoza existe una red solidaria invisible, sostenida por la sociedad, que incluye desde comedores y merenderos hasta movimientos más importantes como las tareas que realiza el Banco de Alimentos y los sacerdotes de las iglesias, así como los laicos. La gente en Mendoza es solidaria, hasta se organizan grupos para llevarle comidas a las personas en situación de calle. Pero el bolsillo se les achicó a todos y cada vez cuesta más que sobre algo para donar. La política en cambio actúa de otra manera, ponen el foco en otros puntos del Gobierno que les pueden garantizar otras cosas. Algunos hasta tienen claro que no les da votos ocuparse de los problemas de la gente de los barrios marginales.

Pobreza infantil.
Pobreza infantil.

Algunos apelan a la educación pero no será sencillo, tampoco imposible, hacer algo en sectores en donde el daño ya es muy grande. Aquí es donde es importante tener en cuenta la opinión de dos especialistas. Una es Guillermina Tiramonti, estudiosa en serio de la educación, es licenciada en Ciencias Políticas y tiene una maestría en Educación y Sociedad por la Flacso, ha realizado varias investigaciones sobre el tema. Ella afirma, en una entrevista que le concedió al diario La Nación, que “la pobreza no justifica que los chicos no aprendan. Todos pueden aprender. Sin embargo, todos van con un capital cultural diferente a la escuela. Por otro lado, cuando la pobreza está atravesada por la violencia con chicos marginales que viven en espacios de violencia o de hacinamiento, es menor la posibilidad de los chicos de hacer un paréntesis en su vida para poder aprender. Sí hay instrumentos pedagógicos para avanzar, aún en esas situaciones, pero requieren, por un lado, ciertas sofisticaciones metodológicas. O, más que sofisticaciones, requieren cierta heterogeneidad y variedad en los instrumentos metodológicos precisamente para atender esa heterogénea situación de los chicos. Es decir, no usemos la pobreza como pretexto para que no aprendan, pero tampoco es cierto que la situación de aprendizaje es la misma en todos los chicos”.

Por su parte, Sebastián Lipina, director de la Unidad de Neurobiología Aplicada del Conicet, afirmó en una nota publicada ayer en Los Andes que “en la medida en que no se implementen políticas e intervenciones para contrarrestar los efectos de la pobreza, las posibilidades de desarrollo se realizan en un contexto de grandes limitaciones y violaciones de derechos básicos, que a nivel fisiológico implica el desgaste crónico de los sistemas inmunológico, metabólico y cardiovascular. Este desgaste, que puede iniciarse incluso antes del nacimiento y que tiene un desarrollo lento y silencioso, se traduce con el tiempo en un aumento de enfermedades y el acortamiento de la expectativa de vida. En consecuencia, la ausencia de políticas e intervenciones implica degradación moral y falta de responsabilidad social por fallas en el cuidado de todos los integrantes de nuestras comunidades que padecen tales tipos de privaciones”.

“Basura no voy a revolver”

Jaquelina alza a su bebé y toma de la mano a un niño de unos 5 años. Toca el portero de distintos departamentos y les recita de memoria las necesidades por las que atraviesa para tratar de conseguir algún tipo de ayuda. Dice que en los edificios del centro no tiene suerte, le va un poco mejor en las mesas de los restaurantes y de los cafés.

Cuenta que hace un año ya no tiene trabajo, que el último que logró fue limpiar en una casa por horas pero que la despidieron porque no podían seguir pagándole. Intentó sin éxito conseguir otro empleo y hasta pensó en instalar algún comercio pequeño con una amiga, pero a la hora de sacar las cuentas la realidad se impuso y las necesidades también. No tuvo opción, debió salir a pedir a la calle para poder alimentar a sus hijos. Asegura que no tiene claro cómo funciona lo de la Asignación Universal por Hijo y que su mamá la va a llevar a tramitar la ayuda que hoy es de unos 20 mil pesos por hijo, con la obligación de que estén escolarizados y con el calendario de vacunación completo.

Niños que viven en la pobreza en el centro de Mendoza

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Niños que viven en la pobreza en el centro de Mendoza Foto: José Gutierrez / Los Andes

Ella se resiste -todavía- a revolver basura para buscar comida que a otros les sobró. “Por suerte sé dónde hay un par de merenderos y así vamos comiendo cuando podemos, pero revolver basura no lo voy a hacer” dice con la mirada perdida, como dudando si en realidad no le tocará en poco tiempo más meter las manos en un tacho porque sabe que ya está haciendo varias cosas que no pensó que las haría.

Siempre es bueno volver a tener presente la frase del sociólogo Javier Ayuero, autor del libro Cómo hacen los pobres para sobrevivir, quien afirma que “a la pobreza se la piensa como una carencia de recursos, pero vemos que es una ecología de instituciones rotas”.

Daniela llega a su casa tarde, vuelve de recoger a sus 3 hijos por lo de su madre, quien los cuida cuando trabaja dando clases. Luego de cenar, se pondrá a realizar trabajos extras para poder llegar a fin de mes. “El sueldo queda corto ante la inflación y tengo que hacer otras cosas porque no llego a fin de mes”. Ella es una persona parte de lo que podríamos haber llamado hace un año de clase media baja, ahora cruzó la línea y descendió a la pobreza, al menos por ingreso. “No me pone mal hacer otras cosas, sucede que no siempre es fácil; pero lo que más me angustia es no saber cuándo para esto, siempre el mes siguiente es peor, es una carrera sin fin en la que te vas quedando porque te faltan recursos para seguir compitiendo. Es muy frustrante no saber qué futuro tendrán mis hijos”.

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