Empresas de impacto: crece la oferta educativa para enfocar el negocio

También llamadas empresas con propósito o de triple impacto, buscan más que sólo generar ingresos. La UNCuyo ofrecerá una orientación especial para aprender sobre organizaciones de este tipo.

También llamadas empresas con propósito o de triple impacto, buscan más que sólo generar ingresos. La UNCuyo ofrecerá una orientación especial para aprender sobre organizaciones de este tipo.
También llamadas empresas con propósito o de triple impacto, buscan más que sólo generar ingresos. La UNCuyo ofrecerá una orientación especial para aprender sobre organizaciones de este tipo.

Con una generación que se viene consolidando en los últimos años, empresarios mendocinos apuestan a modelos de negocios que no sólo busquen un rédito económico, sino un bienestar ambiental y social. A eso se suma el apoyo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo, que propondrá a sus estudiantes una orientación en organizaciones de impacto (incluyendo empresas y asociaciones).

No se trata de que una empresa realice una donación eventual a una escuela o plante árboles una vez en una plaza, sino que las acciones deben estar dentro de su modelo de negocio. Al respecto, el economista Heraldo “Lali” Muñoz, especializado en Comportamiento y Negocios de Triple Impacto, explicó que estas empresas tienen “modelos bien heterogéneos entre sí”.

Algunas ya nacen vinculadas con el medio ambiente, como Energe que produce energía renovable o Reciclarg que recupera y recicla residuos electrónicos. En cambio, algunas bodegas no nacieron con la idea de mejorar el medio ambiente, pero decidieron aplicar buenas prácticas ambientales y por eso son reconocidas como de triple impacto, como Dolium, Otaviano Bodegas & Viñedos, Lagarde y Trivento.

Esas empresas en Mendoza ya cuentan con la Certificación B, un sello que confirma su trabajo. En Argentina hay cerca de 130 empresas B y en Mendoza son 14, como: Broker Andino, La Marchigiana, Bianco y Nero, El Botellón, Quinto Impacto, Servicios Urbanos, Vivero San Nicolás y Danone (no es mendocina, pero trabaja en el territorio). Lograr la certificación implica análisis y un costo según el tamaño de la empresa, partiendo de U$S 1.000.

Muñoz es responsable de expansión territorial de Sistema B en la Región Cuyo, pero aclara que, además de las empresas certificadas, hay muchas que son de triple impacto. Algunas están en proceso de certificación, mientras que otras no lo buscan. “Hay una herramienta online que se llama ‘Mide lo que importa’, que te permite hacer la medición de tu empresa gratis. Con un convenio de confidencialidad, te permite conocer tu nivel de impacto”, agregó.

Respecto de proyectos que trabaja la “Comunidad B” en Mendoza, se busca mejorar una ordenanza de la Ciudad de Mendoza que fomentaba la compra a empresas de impacto, con una ventaja del 3% en la licitación de bienes y servicios. El mayor problema era que pocos llegaban a tener la certificación de Sistema B, así que se analiza otra forma de aceptar a las empresas como tales.

Desde 2021 vienen trabajando en una mesa de obra pública, planteando que existan criterios de triple impacto al momento de decidir una inversión pública. Además, Muñoz recuerda que “marzo es el mes de las Empresas B” y plantearán actividades para difundir estas propuestas.

Economía y sociedad

Un aspecto llamativo dentro del Sistema B es que no sólo participan empresas, sino también referentes de organizaciones no gubernamentales (ONGs), funcionarios y dirigentes políticos, miembros de medios de comunicación y parte del sector académico. Esto es así porque se busca una mirada integral del tema que vaya más allá de la mirada de los empresarios.

En ese sentido, una novedad para este año es que la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UNCuyo ofrecerá una orientación en organizaciones de impacto. Esta opción será para estudiantes de último año de la Licenciatura en Administración, y es un paso más que da la academia en fortalecer estas organizaciones. La orientación ya se aprobó en diciembre de 2021 y podrán elegirla ahora estudiantes de quinto año.

Esther Sánchez, decana de la facultad, aclaró que la orientación va más allá de las empresas de triple impacto. Incluye a otros tipos de organizaciones (como asociaciones y ONGs). Además del impacto económico, social y ambiental, la propuesta es tener un panorama más amplio y fijarse también en aspectos culturales y éticos.

“Toda actividad tiene un impacto más allá de lo económico. En el mundo actual se empieza a pensar en un desarrollo sostenible. Hablamos de una economía distinta, circular, innovadora, y proponemos a los estudiantes abordar su trabajo y profesión desde esta visión distinta”, describió la decana.

Una pregunta válida es cómo este tipo de enfoques puede beneficiar al vecino de a pie. La respuesta de Sánchez es que esto permite a profesionales y emprendedores entender que no toda actividad tiene como fin obtener beneficios económicos, sino también “ver la obligación de generar también beneficios ambientales y sociales”.

Es así que muchos referentes trabajan en estos temas con empresas bajan en estos temas con empresas que tienen en cuenta la comunidad que los rodea y buscan trabajar en temas como educación o salud. “Esas empresas van a tener en cuenta que su actividad no puede dañar el medio ambiente. Eso es un gran cambio de cabeza porque, si seguimos en el camino que estamos sin mirar el entorno, va a ser muy corta la vida que tenemos por delante”, reflexionó la académica.

Un largo camino académico

Desde la FCE destacan que desde hace cerca de 20 años trabajan en el tema, incluyendo puntos de sustentabilidad en sus cátedras o armando carreras de postgrado. “Para nosotros es hacia donde hay que orientar la formación de los futuros profesionales, independientemente de la carrera. Desde arte a medicina, hay que pensar en la sostenibilidad”, opinó Esther Sánchez.

Así, por ejemplo, en 2006 se lanzó la Maestría en Gerenciamiento de Negocios Agroindustriales (Magnagro). Entre 2015-2016 se generó la Maestría en Responsabilidad Social Empresaria y Desarrollo Sostenible, con participación de la Facultad de Ciencias Agracias de la UNCuyo, una maestría pionera en América Latina.

Como es algo actual y gran parte de la teoría está “en construcción”, han participado referentes nacionales e internacionales de Sistema B como Pedro Tarak (cofundador de Sistema B), además de docentes de España o Italia. Además, algunos empresarios han ofrecido becas de intercambio para que los estudiantes puedan conocer sus empresas y tener una vivencia más directa.

En cuanto a la nueva orientación que planean para sus estudiantes de último año de Administración, ésta incluye 3 asignaturas: Empresas de impacto, Medición de impacto y Normativa y desarrollo de Ecosistemas de impacto. Tendrá muchas clases online, así que estudiantes de otras universidades también podrán participar.

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